El presunto terrorista que acabó con la vida de un sacristán en Algeciras el pasado 25 de enero, Yassine Kanjaa, se presentó como un enviado divino ante los agentes de la Policía Nacional que lo detuvieron. "Vengo de parte de Dios para advertiros", escribió.

El 28 de enero, durante la prórroga de su detención que otorgó la Audiencia Nacional, Kanjaa realizó una prueba caligráfica. Se trata de un procedimiento común para futuros análisis de la letra del arrestado. Lo hizo voluntariamente y en árabe antiguo.

Según se recoge en el informe policial, recogido en el sumario al que ha tenido acceso El Independiente, en un momento dado, el presunto terrorista hizo "un trazo horizontal en el cuerpo de escritura" y empezó "a escribir de forma libre y voluntaria un texto en árabe sin que nadie de los presentes se lo dictara", explican los investigadores.

"En el nombre de Dios. Alabado sea Dios. Sean la paz y las bendiciones de Dios con el profeta. Gracias a Dios que nos ha guiado hacia el camino recto y sin él no podríamos lograrlo. Vengo de parte de Dios para advertiros. Tengo miedo por vosotros de un día extraordinario (fin del mundo) en el que no os beneficiará ni dinero ni progenitura. En este día se salvará sólo quien llega a Dios con un buen corazón", acreditó la intérprete de árabe presente en la declaración de Kanjaa en Madrid.

El juez de refuerzo del Juzgado Central número 6 de la Audiencia Nacional, Joaquín Gadea, apuntó en su auto de prisión que Kanjaa era "consciente" de lo que hacía al atacar a varias personas en el centro de Algeciras y acabó con la vida de una, y que él mismo reconoció que quería "matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia".

El magistrado le atribuye los delitos de asesinato y lesiones con fines terroristas que podrían conllevar la prisión permanente revisable.

Radicalización exprés

La Comisaría General de Información, encargada de la investigación, detectó una "explosión" de publicaciones en las redes sociales de Yassine Kanjaa. El análisis de su perfil de Facebook y el volcado de parte de su teléfono revelan una "radicalización express" yihadista, según los investigadores, que le llevó a acabar con la vida del sacristán David Valencia y a dejar a otro religioso malherido.

A los agentes les llama la atención que desde la primera publicación de Kanjaa en abril de 2019, no volviera a mostrar contenido público hasta más de dos años después. Entre enero y febrero de 2022 realiza otras dos publicaciones a las que los agentes no han podido acceder y, de nuevo, silencio.

La tendencia cambia en enero de este año cuando, repentinamente, el presunto terrorista comparte hasta 70 publicaciones. Abundan, dicen los informes, "mensajes de sheikh considerados radicales, cuyo común denominador es una interpretación radical del Islam y la justificación de la Yihad".

En su actividad virtual se observan vídeos en los que se habla de la importancia de la oración o una imagen de un guerrero encapuchado sosteniendo una guadaña. La comisaría de Información realizó también el volcado de uno de sus teléfonos, aquejados por la "nula colaboración" de Kanjaa y por que el dispositivo tuviera la pantalla rota. También tras este análisis llegan a la misma conclusión: la radicalización fue en escasas semanas.

Hasta el momento del ataque, la Policía nunca estuvo detrás de Kanjaa. Era un auténtico desconocido. También para la Guardia Civil, como pudo saber este periódico. "No sólo se desconocía su rigorismo religioso, sino que no se había visto inmerso en ningún tipo de altercado o incidente que hubiera podido generar algún tipo de actuación policial", tal y como se refiere en un informe policial remitido al juzgado.