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Sondeos internos sitúan a Sumar, sin Podemos, entre los 18 y 22 escaños, en los registros de IU

Yolanda Díaz Europa Press

Todo son incógnitas en torno a si finalmente Sumar y Podemos llegarán a un acuerdo para concurrir bajo el mismo paraguas electoral el 23-J. La negociación ha encallado en los nombres propios, en el veto a Irene Montero, en el malestar indisimulado entre los socios de Sumar y la formación morada, donde se dirimen viejas rencillas. En este escenario, como poco tóxico entre los que se supone debían avanzar juntos, sondeos internos del entorno de Sumar apuntan a una representación de entre 18 y 22 diputados sin Podemos en la ecuación, cifras muy similares a las que obtenía Izquierda Unida en los momentos de mayor debilidad del PSOE, según ha podido saber El Independiente.

La previsión pasa por obtener unos 5 diputados en Madrid además de representación en Cataluña, gracias a los comunes de Ada Colau; en la Comunidad Valenciana con Compromís; en Andalucía por la estructura territorial que aún mantiene Izquierda Unida y poco más. Acaso algo en Galicia, tierra natal de la candidata, Yolanda Díaz, que encabezará la disputada lista madrileña y en la que no se encuentra acomodo a la ministra de Igualdad, Irene Montero.

La entrada de los morados "podría sumar por un lado, pero restar por el otro", dicen en Sumar

Sin embargo, y aunque sondeos como el de 40dB para la SER dicen que ese espacio podría duplicar su fuerza parlamentaria si va de la mano de Podemos, en Sumar alertan que no siempre uno más uno son dos, y la entrada de los morados "podría sumar por un lado, pero restar por el otro", dicen fuentes del entorno de Sumar. Sin Podemos, el partido instrumental de Díaz alcanzaría los mismos registros que Izquierda Unida en el mejor de sus momentos. Así ocurrió en las elecciones generales de 1989 cuando Julio Anguita obtuvo 17 escaños frente a los 175 de Felipe González. Cuatro años más tarde alcanzó los 18, con un PSOE en 159 diputados.

La mejor marca que firmó Anguita tuvo lugar en 1996 con 21 asientos en el Congreso de los Diputados. Fue el año de la "dulce derrota" de los socialistas a los que José María Aznar sacó sólo 300.000 votos de ventaja. A partir de ahí la coalición de izquierdas fue perdiendo representación hasta que, en ese espacio, irrumpió Podemos y cambio el tablero político.

Magro resultado sería ese para Yolanda Díaz a pesar de la calidad y potencia de tiro de algunas de las organizaciones que, en la sombra, la apoyan. Es el caso concreto de Comisiones Obreras, uno de los principales respaldos orgánicos de la vicepresidenta segunda, que está muy al tanto de los movimientos de este espacio. Unai Sordo, secretario general del sindicato, es uno de los avalistas de la candidata de Sumar y, aunque oficialmente no puede escenificar su apoyo, no son pocos los miembros de la dirección sindical que le prestan cobertura para sacar las siglas Sumar adelante.

Sumar va creando sus estructuras y haciendo fichajes

De hecho, fuentes del entorno de Sumar señalan que Comisiones es el principal sostén de Díaz, "para crear las estructuras" de su partido. Lo cierto es que, como un goteo, la plataforma de Díaz está creando algo parecido a un organigrama. La última incorporación ha sido la Ernest Urtasun, diputado del Parlamento Europeo por Catalunya en Común, para ejercer las tareas de portavoz de Sumar durante la campaña electoral. Un día antes se anunció el fichaje de Pablo Bustinduy, que fuera fundador de Podemos, experto en política internacional e hijo de la ex ministra socialista Ángeles Amador, quien también se incorpora al equipo de campaña.

Yolanda Díaz se ha visto obligada a pisar el acelerador ante la inesperada convocatoria electoral del 23-J, después de recibir durante meses la garantía de Pedro Sánchez de mantener inalterable sus planes electorales y no celebrar generales hasta finales de este año.

La vicepresidenta segunda se marcó como fecha tope antes de verano para alcanzar un acuerdo con Podemos. La premura le obliga a hacerlo a contrarreloj, lo que no deja de ser una ventaja para acortar lo que hubiera sido una negociación larga y agónica. El viernes acaba el plazo, aunque el deseo de la candidata era no agotarlo y poder anunciar la fumata blanca como muy tarde este jueves.

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