En España llueve cada vez menos días, pero con más intensidad. La sequía que atravesamos se entremezcla con episodios de precipitaciones torrenciales causadas por el cambio climático. La razón la explica José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored: "La subida de temperatura de la parte baja de la atmósfera y de la superficie del mar provoca que haya más energía disponible y más calor acumulado. Ese plus de energía almacenada es lo que hace que fenómenos como las lluvias alcancen mayores intensidades. Por eso se dice que el clima se está volviendo más extremo". 

En el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030 se recoge que "se prevé un aumento" de las lluvias torrenciales en los próximos años. Algo que, según explican, presenta varios problemas: daños a los cultivos, espacios urbanos e infraestructuras; pérdidas humanas, lesiones, traumatismos y problemas de salud mental; peor calidad del agua y de los sistemas acuáticos por el arrastre de sedimentos y contaminantes… 

Además, también modifican "las condiciones de producción agrícola y ganadera, pudiendo aumentar el riesgo de enfermedades infecciosas de transmisión hídrica y alimentaria". Y la escasa duración de este tipo de precipitaciones tampoco sirve para recargar los acuíferos, por lo que no tienen un "efecto regulador en el ciclo hidrológico". Por todo ello, una de las prioridades de la Agenda Urbana Española es adaptar el modelo territorial y urbano a los efectos del cambio climático para prevenir posibles desastres.

Una de las soluciones son los tanques de tormenta, enormes depósitos que recogen el agua de las primeras lluvias, que son las más contaminantes, los días que hay precipitaciones intensas. El agua llega hasta los tanques directamente desde las redes de drenaje superficiales, y una vez allí es almacenada y trasladada poco a poco hasta las depuradoras para evitar que colapsen. En las depuradoras el agua se trata y se vierte finalmente a los ríos. En toda España hay repartidos 470 tanques de este tipo, en ciudades como Sevilla, Valencia, Alicante o Bilbao. 

La "mayor red de tanques" del mundo

Pero Manuel Rodríguez Quesada, subdirector de Conservación de Infraestructuras del Canal de Isabel II, explica que Madrid es la referencia: "En el municipio de la capital hay 36 tanques, y en toda la región la Comunidad gestiona 65. Entre ellos están los dos más grandes del mundo, que son los de Arroyofresno y Butarque. Esto hace que tengamos la red de tanques de tormenta más grande del mundo". Por poner en contexto, el de Arroyofresno tiene capacidad para albergar la misma cantidad de agua que si llenáramos el Bernabéu ocho veces.

No es casual. Madrid necesita tener esa red de tanques para poder proteger el río Manzanares. Las primeras aguas de lluvia, que los tanques de tormentas almacenan, son las más contaminantes porque arrastran consigo todo tipo de basuras y residuos, desde las grasas de los coches hasta las deposiciones de los perros. Antiguamente cuando llovía mucho y las depuradoras no daban abasto todo esto acababa en el río. Y el Manzanares, que no tiene apenas capacidad de autodepuración al tener un caudal tan pequeño, se veía afectado por todos esos vertidos. 

El primer tanque de Madrid fue el de Pozuelo, construido en 2001. A partir de entonces, y de manera paulatina, la red ha ido creciendo hasta tener una capacidad de almacenaje de alrededor de 1,7 hectómetros cúbicos actualmente. O lo que es lo mismo, 1.700.000 metros cúbicos de agua. Y la previsión es que esas cifras vayan aumentando.

Lo explica Rodríguez: "Esta forma de gestionar las redes ha venido para quedarse. Ahora en Canal tenemos un plan muy ambicioso, que cuenta con una inversión de 1.000 millones. Vamos a ampliar y modernizar las redes de alcantarillado, y también vamos a incluir más tanques. Y además se va a pasar de tener un mantenimiento correctivo, es decir, que cuando se rompe algo se arregla, a un mantenimiento preventivo". 

El mar empieza en las alcantarillas

Pero los tanques también tienen límites. "En los últimos 15 años los tanques se han llenado siete veces. Es decir, que se ha sobrepasado su límite y se ha vertido el agua directamente al río sin pasar por la depuradora. Pero aún así se vierte en mejores condiciones que antes, porque por el camino ya hay un primer lavado de residuos", comenta Rodríguez. Precisamente por eso en Madrid la mayoría de tanques están ubicados a la vera del río. Pero eso no tiene por qué ser siempre así. En Barcelona, por ejemplo, muchos están colocados en las zonas que se suelen inundar por las lluvias.

La gente tiene que saber que la salud de los ríos empieza en nuestra casa

Manuel Rodríguez Quesada

"Madrid no está preparada para una lluvia que suceda una vez cada 500 años, pero es que ninguna ciudad lo está. Seguramente sufra inundaciones, pero no es una ciudad donde sea habitual este tipo de episodios. Está muy preparada y dimensionada", asegura Rodríguez, que detalla que la capital ha pasado por varias etapas de mejora en los últimos años.

La primera fue en los años 70 con las depuradoras, que hicieron que se redujera el olor a "aguas residuales" que emanaba del río. La segunda fue con la instalación de los tanques, que hizo que desaparecieran muchos residuos, como botellas o toallitas, que eran muy habituales. Y ahora estamos en una fase de concienciación, a lo que se ha unido la puesta en marcha de equipos que limpian la zona en la que se produce el vertido. 

 "La gente tiene que saber que la salud de los ríos empieza en nuestra casa. Los tanques almacenan residuos como toallitas o aceites, pero cuando uno tira una colilla al suelo puede acabar en un río. Por eso en algunas ciudades en las alcantarillas está escrito un lema que dice El mar empieza aquí. Ya hay cultura de separar la basura como los cristales, los plásticos y los cartones. Ahora nos queda por recorrer el camino de las aguas residuales en cosas como la higiene en el baño y el uso de toallitas y aceites. Cuando consigamos eso la salud de los ríos mejorará, sobre todo en las ciudades que tienen tanques", concluye Rodríguez.