El hielo marino del Ártico es uno de los indicadores principales para monitorear el cambio climático. Y, tal y como explica la NASA, cumple una función fundamental en nuestro planeta, reflejando la luz solar de vuelta al espacio, regulando la temperatura del aire y del océano, haciendo circular el agua y ayudando a preservar los hábitats de los animales.

A lo largo del año la extensión de hielo del Ártico es muy variable. En septiembre, después de reducirse durante los meses más cálidos, alcanza su mínimo. Y alrededor de marzo alcanza su máximo, después de estar aumentando durante el periodo más frío. Un ciclo completamente opuesto al que sigue el hielo de la Antártida, ubicada en el hemisferio sur.

Sin embargo, el diagnóstico de la NASA es claro: el hielo del Ártico está disminuyendo en todas las épocas del año. Desde 1979 hasta 2021 la agencia estadounidense registró que su extensión máxima se redujo en una tasa del 13,1% por década, y su extensión mínima, en un 2,7% por década. Estos datos se unen a otros del último informe de la NOAA (la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU), que asegura que el Ártico continúa calentándose más del doble de rápido que el resto del mundo y que los últimos siete años fueron los más cálidos jamás registrados allí.

Con todo esto la pregunta que comenzó a circular en el entorno científico no fue si el Ártico se quedaría alguna vez sin hielo a finales de verano, sino cuándo sucedería esto. Y la respuesta la puede haber dado el informe publicado este martes en la revista científica Nature Communications, que asegura que ese momento llegará entre el año 2030 y el 2050. Y lo más preocupante de todo es que pronostican que sucederá "incluso en un escenario de bajas emisiones".

Hasta ahora el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) había establecido que el Ártico estaría prácticamente libre de hielo en septiembre a mediados de siglo, siempre y cuando se emitieran emisiones intermedias y altas de gases de efecto invernadero. Pero según sus cálculos esto no se produciría en un escenario de emisiones bajas. Sin embargo, el nuevo estudio de Nature Communications proyecta que el Ártico se quedará sin hielo "en todos los escenarios considerados". Incluso cumpliendo con las limitaciones recogidas en el Acuerdo de París sería insuficiente para evitarlo.

En declaraciones para SMC España, Ernesto Rodríguez Camino, Meteorólogo Superior del Estado y miembro de la Asociación Meteorológica Española afirma que las predicciones del IPCC "infraestiman" la reducción del hielo marino ártico observada. Por contra, el experto asegura que los autores del estudio de Nature Communications "corrigen" las proyecciones basándose en la comparación entre las observaciones y las simulaciones en un periodo observacional de 41 años. Un método que, según explica, permite además "atribuir esta pérdida del hielo marino ártico principalmente al aumento en la concentración de gases de efecto invernadero".

Influencia humana

"Estos hallazgos actualizados resaltan el impacto significativo de las actividades humanas en el Ártico, y demuestran la importancia de planificar y adaptarse a un Ártico estacionalmente libre de hielo marino en el futuro cercano", aseguran los investigadores del nuevo estudio, que en el propio informe detallan que la influencia humana en la reducción de hielo comenzó a ser detectable a partir de principios de los años 90.

Lo confirma Celia Ojeda, responsable del área de biodiversidad de Greenpeace España, que asegura que "cada vez hay más actividad humana en el Ártico". Según cuenta, las extracciones de gas y petróleo están aumentando, al igual que el número de barcos que pueden navegar por la zona gracias al deshielo. Además, la subida de temperatura de los mares provoca que muchos peces emigren hacia aguas del norte, que son más frías. Y detrás de ellos van las pesquerías.

"El estudio demuestra que el deshielo de los polos está ya aquí, antes de lo que creíamos. Y uno de los problemas más grandes será ver qué sucede con toda la biodiversidad que vive allí, como los osos polares, el krill o las ballenas", comenta Ojeda. Y añade: "Lo más probable es que el Ártico y la Antártida se deshielen. Pero el cuánto y el cuándo dependerá de los esfuerzos de la humanidad en revertir el alcance del cambio climático".

Hasta el momento siempre había algo de hielo que sobrevivía hasta septiembre. Y ése era precisamente el que luego, una vez llegaba el invierno, se convertía en el más espeso y fuerte. Pero si se cumplen las predicciones del estudio de Nature, esto no podría producirse. Algo de lo que ya advirtió la NASA: "El hielo del primer año es más delgado y tiene más probabilidades de derretirse, fracturarse o incluso ser barrido del Ártico. Con más hielo derritiéndose cada año, hay menos hielo de varios años que se recupera. Como resultado, el hielo marino del Ártico es más joven y delgado de lo que nunca ha sido, lo que lo convierte en una capa menos eficaz".

Aún está por ver qué impacto tendría un deshielo total del Ártico en septiembre. Pero los investigadores alertan de que afectaría a las sociedades humanas y los ecosistemas naturales tanto dentro como fuera de esa zona. Y todos los cambios que se producirían contribuirían a acelerar aún más el calentamiento del Ártico y a alterar el ciclo del carbono.