La última actualización del boletín hidrológico que publica el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico recoge que los embalses españoles se encuentran actualmente al 55,4% de su capacidad total. Y basta con comparar esa cifra con la de otros años para saber que es muy positiva. A estas mismas alturas del 2023 nuestras reservas de agua estaban al 41,1%, y si alejamos la mirada podemos ver que la media de los últimos cinco años por estas fechas está en el 46,3%, y la de los últimos diez en el 53,6%.

Esta situación ha sido posible gracias al enorme tirón de los embalses hidroeléctricos, que son los que se utilizan para generar energía limpia y renovable. Ahora mismo están al 76% de su capacidad total, un dato claramente superior al que marcaban el año pasado (59,2%) y al de la media de la última década (65,8%). Pero los embalses de uso constitutivo, que son los que recogen el agua destinada al consumo humano y a la agricultura, tampoco gozan de mala salud. Marcan actualmente un 46,3%, cuando en 2023 estaban al 33%. Es un dato casi calcado al de la media de la última década, que es de un 48,1%.

Eso es a nivel general, claro. Si únicamente nos fijamos en los datos nacionales podríamos pensar que la situación es idónea, pero si analizamos cada comunidad autónoma por separado veremos que hay marcadas diferencias. La razón la explica Samuel Biener, meteorólogo de Meteored: "Ha llovido y nevado muchísimo en el norte y en los principales sistemas montañosos del centro y norte. Pero las precipitaciones han sido muy escasas en el sureste, donde la situación de sequía es muy preocupante en varios embalses y hay una gran mortandad de pinos".

Fijémonos en la Comunidad Valenciana, por ejemplo. Y en concreto en el municipio alicantino de Teulada-Moraira, que cuenta con cerca de 12.000 habitantes censados, aunque en verano su población puede multiplicarse por tres. Allí el Ayuntamiento ha calificado el agua como no apta para el consumo en diferentes zonas de la localidad, y ha restringido su uso para beber, cocinar y preparar alimentos a causa de la sequía. Algo que ha impactado en la localidad a todos los niveles. Los vecinos lamentan que "llueve menos que en el desierto", los agricultores aseguran que sus cultivos están "al borde la muerte" y ahora los recortes de agua en plena temporada turística están pasando factura a los negocios como la hostelería.

Además, en el sistema del Turia se han puesto en marcha dos medidas tras entrar en prealerta por sequía. Por un lado se ha restringido un 15% el agua a los regantes del río, que se estiman que son 20.000. Y por otro ha habido un cambio de consumo en el agua de la ciudad de Valencia y su área metropolitana. Anteriormente la zona se abastecía con un 75% de agua del Júcar y con un 25% de la del Turia, pero a partir de ahora el porcentaje que se tomará del primer río se elevará un 5% más.

El presidente de AVA-ASAJA , Cristóbal Aguado, ha criticado que si se ha llegado a este "extremo" es "porque la Administración no ha hecho los deberes": "En lugar de restringir y prohibir, el Gobierno debería replantear su política hidrológica para garantizar un suministro suficiente de agua". Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, ha apuntado en la misma dirección.

"Cuando ha hecho falta agua para uso urbano en Cataluña, la primera que tuvo solidaridad fue la Comunitat Valenciana. Yo dije incluso que estaríamos a favor de que barcos se desplazaran desde la desaladora de Sagunto. Hemos sido muy solidarios y estamos siendo muy comprensivos, pero no es tolerable que el Gobierno de España solo se movilice cuando falta agua en Cataluña, porque aquí estamos en sequía, con restricciones, haciendo planes exprés y poniendo millones y medidas encima de la mesa", subrayó Mazón.

Tendremos que esperar para ver si en la región se siguen produciendo cortes a lo largo del verano. De momento la situación es preocupante en gran parte de la demarcación, ya que ocho unidades territoriales se encuentran en una situación de sequía prolongada, cuatro están en un escenario de emergencia y otras tres están en alerta.

Pero la falta de agua no se circunscribe a la Comunidad Valenciana. Hay varios ejemplos. Medios locales como Última Hora y Diario de Mallorca han informado en los últimos días que numerosos municipios de la isla se han visto obligados a aplicar restricciones en distintas fechas. De hecho, en Esporles el Ayuntamiento ha anunciado que durante el mes de agosto llevará a cabo una campaña de control para supervisar e intervenir en aquellos domicilios que tienen un nivel de consumo de agua alto.

La ¿recuperación? de Cataluña y Andalucía

Hasta principios de abril Andalucía y Cataluña eran las comunidades autónomas que necesitaban con más urgencia agua. Ambas llevaban meses sufriendo las peores consecuencias de una sequía cuyo impacto es nacional, pero entonces llegaron las lluvias de Semana Santa, provocadas por la borrasca Nelson, que marcaron un antes y un después. En algunas zonas concretas cayó tanta agua que se revirtió la situación completamente en muy pocos días.

¿Cómo están están estas dos comunidades cuatro meses después? Lo cierto es que los expertos lo repiten siempre: para resolver situaciones complicadas no basta con unos pocos días de lluvias torrenciales. Necesitamos precipitaciones abundantes durante largos periodos de tiempo para equilibrar realmente la balanza. Y eso no fue lo que sucedió. Por eso a día de hoy Andalucía es la tercera comunidad autónoma con menos agua en sus embalses (34,94%), casi empatada con la segunda, la Comunidad Valenciana (34,3%). Capítulo aparte merece Murcia, que marca un preocupante 22,97%.

El caso de Cataluña sirve de nuevo para ilustrar la importancia de mirar los datos a nivel local. La región tiene los embalses al 57,79% de su capacidad, pero Biener relata que es una cifra que puede resultar engañosa: "Ha sido una buena recuperación, pero las cuencas internas están al 34% gracias a las tormentas y nevadas. Aún tiene que mejorar, hay un colchón de meses, pero si llueve poco en otoño, el panorama se volverá a ser bastante complicado".