En tiempos convulsos, volvemos a los referentes de épocas de gloria. Margaret Thatcher, primera ministra entre 1979 y 1990, es un mito para los conservadores de hoy en día, en especial para los mayores. Lo sabe bien Liz Truss, la ministra de Exteriores del Reino Unido que este lunes se convertirá en la líder del Partido Conservador y en consecuencia primera ministra, si los sondeos sobre el voto de los tories aciertan. "Thatcher dio al país un giro de 180 grados", decía ante los militantes en la campaña Liz Truss. Es lo que ella pretende. 

"Lo que se sentía en los ochenta era un creciente orgullo en nuestro país y un gran optimismo sobre el futuro. Vimos la caída del Muro de Berlín y cómo la libertad y la democracia eran valores apreciados en el mundo. Fue una líder excepcional, una líder que cambió el mundo", indicaba Liz Truss sobre la Dama de Hierro

Aunque a veces se queja de esta alusión ("a todas nos comparan con Thatcher pero a ellos no les asemejan con Ted Heath”), Liz Truss la fuerza siempre que puede. Incluso se viste como Thatcher. En una de sus apariciones como candidata, llevaba una camisa blanca con lazada al cuello y traje azul azafata; se montó en un tanque como hiciera la Dama de Hierro o se dejó ver con un gorro estilo cosaco de piel en su visita al Kremlin en febrero pasado, días antes de la invasión rusa de Ucrania. El jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, dijo que aquello había sido un diálogo entre un sordo y un mudo.

Cuenta como anécdota que en su infancia una vez hizo de Margaret Thatcher en una representación de las elecciones generales, pero resultó derrotada. Cuando en 2009 se jugó el puesto como candidata por South West Norfolk ante los tories más recalcitrantes por haber ocultado su relación extramatrimonial con otro diputado (Mark Field), Roy Brame, uno de sus detractores, confesó, según The Guardian, que se quedó sorprendido por su determinación. "Hemos visto a la nueva Thatcher", dijo entonces Brame.

Truss logró el puesto y consiguió el escaño un año después. También salvó su matrimonio con Hugh O’Leary, con quien se casó en 2000. Tienen dos hijas adolescentes: Frances y Liberty. 

Más thatcherista que Thatcher

Ideológicamente es más thatcherista que Thatcher. Es liberal en economía: menos Estado, es decir, menos subvenciones, y menos impuestos, como sistema para fomentar el crecimiento. Ese capitalismo desregulador en tiempos de crisis económica como los actuales, será difícil de poner en marcha.

Los liberales creemos que todos han de tener oportunidades. Nadie ha de estar en el poder por nacimiento"

liz truss, en el congreso liberaldemócrata de 1994

Antes de militar en el Partido Conservador, fue una afiliada activa de los Liberaldemócratas. A los 19 años participó en un congreso del partido de 1994 en el que defendió la abolición de la monarquía. "Los liberales creemos que todos han de tener oportunidades. Nadie ha de estar en el poder por nacimiento", dijo ante el entonces líder Paddy Ashdown, que quería que se lo tragara la tierra. Incluso se votó la propuesta, lo que atrajo la atención de los medios para disgusto de Ashdown. Sería curioso que la Reina Isabel le recordara aquel discurso cuando se vean este martes en Balmoral. En aquella época también defendía la legalización del cannabis. 

También se reconvirtió en defensora del Brexit, a pesar de haber sido de los conservadores que abogaron por la permanencia en la Unión Europea. Llegó a escribir en The Sun que el Brexit sería “una triple tragedia: más normas, más formularios y más retrasos para vender en la UE”.

Ahora quiere ir más lejos incluso que Boris Johnson en la ruptura con la UE: se dice dispuesta a saltarse el Protocolo de Irlanda del Norte, aunque eso suponga violar un tratado internacional y ponga en riesgo los Acuerdos de Viernes Santo, sobre los que se funda la paz en Irlanda del Norte. Sabe que culpar a Bruselas sale rentable cuando la inflación está por las nubes y la economía entra en recesión. Como los conversos su fe en el Brexit ahora es inquebrantable.

En el Reino Unido se ha triplicado el gasto anual en gas y electricidad. El movimiento Don’t Pay UK promueve el impago masivo si el aumento de precios sigue disparándose y se hace insostenible. Hay un gran hartazgo que ha llevado a diversos sectores, desde empleados de ferrocarriles a estibadores o abogados de oficio a la huelga. Los sueldos llevan años congelados y con la inflación a niveles históricos el día a día es cada vez más difícil para las clases medias.

Los mensajes de Truss en relación a cómo afrontar esta pesadilla que se avecina no son tranquilizadores. Insiste en que la fórmula consiste en reducir la carga fiscal para estimular el crecimiento. Ni Thatcher pudo hacerlo hasta que el viento sopló a favor. Pero Truss puede cambiar una vez que esté en Downing Street. 

Padres de izquierdas

La admiración por Margaret Thatcher no le viene de familia. Marie Elizabeth Truss (detesta que le recuerden su primer nombre) nació en Oxford el 26 de julio de 1975. Es la hija mayor, y la única mujer, de los cuatro vástagos de John Kenneth Truss, profesor de matemáticas en la Universidad de Leeds, y de Priscilla Mary, enfermera y profesora. Su madre fue muy activa en la Campaña por el Desarme Antinuclear, y por tanto crítica con la Dama de Hierro, al igual que su padre, de izquierdas.

Liz Truss pasó su infancia en Paisley y luego vivió en Leeds. Solía decir que en la secundaria estudió en Roundhay, y que fue de los pocos alumnos que habían tenido la oportunidad de ir a Oxford, aunque muchos tenían talento, pero no posibilidades. Aquello no era cierto porque de Roundhay salieron vicedecanos, jueces, neurocientíficos y varios parlamentarios. Como si Roundhay estuviera en un bastión rojo cuando no es así. que ofreciera una versión tan errónea de algo tan fácilmente contrastable.  

En Oxford Liz Truss estudió filosofía, políticas y economía. Allí se integró en la Sociedad Hayek y se convirtió en una entusiasta seguidora de quien fuera Premio Nobel de Economía y exponente de la Escuela Austriaca. Fue cuando se sumó a los liberaldemócratas. 

En 1996 decidió pasarse a los conservadores. Era la época de John Major. En 2001 intentó por primera vez conseguir un escaño en Westminster, pero no lo logró. El puesto era difícil: una circunscripción laborista, Hemsworth, en West Yorkshire. Pero los laboristas perdieron apoyos. Fue entonces cuando le asignaron como mentor a Field para mejorar sus opciones. Se hicieron amantes. 

Volvió a ser derrotada en Calder Valley en 2005. Sigue en el empeño y fue en 2009 cuando a punto estuvo de perder de nuevo por esa relación con su antiguo mentor. Convenció a sus colegas más reacios y ganó el escaño por South West Norfolk en 2010. Estaba respaldada por el entonces líder conservador David Cameron. 

Seis ministerios con tres primeros ministros

En 12 años su carrera ha sido fulgurante. Ha ocupado seis ministerios, incluido Economía como primera mujer en ese puesto, con tres primeros ministros diferentes: David Cameron, Theresa May y Boris Johnson.

Aún es ministra de Exteriores: de los pocos miembros del gabinete que no renunciaron, como sí lo hizo Rishi Sunak, cuya salida del gobierno acabó por hundir a Johson. Así Liz Truss combina su lealtad a Johnson y es lo que ofrece a quienes están en desacuerdo con su dimisión, con la propuesta de una ruptura con ese conservadurismo social y una vuelta a las esencias thatcheristas. A diferencia de Johnson, Truss es disciplinada y una trabajadora infatigable.

Su ambición es desmedida. Mucho "mayor que su capacidad"

anna soubry, ex ministra tory de industria

Sus críticos como Anna Soubry, que estuvo en el gobierno con Truss, hablan de su "desmedida ambición, mucho mayor que su capacidad", en palabras de quien fuera ministra de Industria. El ex gurú de Boris Johnson Dominic Cummings dice que será "incluso peor"que el primer ministro saliente. Y circula el dicho de que la diferencia entre un Rottweiler y Liz Truss es que el Rottweiler suelta a la presa en algún momento. 

A diferencia de Margaret Thatcher, sus detractores señalan que a Truss le falta peso intelectual y elocuencia. Habla de forma entrecortada y recurre a los eslóganes facilones. Es conocida su frase en el congreso de 2015, cuando dijo que dos tercios del queso en Reino Unido se importaba. “Eso. Es. Una. Desgracia”, subrayó. 

En su favor, puede presumir de sus logros como ministra de Comercio Internacional por la firma de acuerdos por todo el mundo. Al frente del Foreign Office, ha sido contundente con el líder ruso, Vladimir Putin, en línea con la posición de Boris Johnson. Ha logrado la liberación de Nazanin Zaghari-Ratcliffe, presa en Irán, acusade intentar derrocar al gobierno, recurriendo a la mediación de Omán.

Sin embargo, fuera del Reino Unido, parte con las reticencias de la Unión Europea e incluso de Estados Unidos por su posición sobre el Protocolo del Brexit. Según ha publicado Politico, es mejor vista en Europa del Este, por su firmeza con Putin, y en algunas zonas de Indo-Pacífico. Es partidaria de armar a Taiwán y considera a China una amenaza.  

Los ochenta son una referencia para Truss en política (por Thatcher) y en música. Adora I wanna dance with somebody, de Whitney Houston, y disfruta cantando en el karaoke I’ve had the time of my life del musical Dirty Dancing. Sus series favoritas son Line of Duty y The Brigde, pero si tuviera que elegir un personaje de Juego de Tronos sería Arya Stark. No por su destreza con la daga y la espada, sino porque “no se conforma con la que esperan de ella en ningún aspecto”.