La simbólica ciudad de Hiroshima alberga desde este viernes hasta el domingo la cumbre de las siete naciones más industrializadas del mundo, el llamado G7, en un momento marcado por la guerra en Ucrania y la tensión con China sobre Taiwán, así como su creciente poder económico. Ha arrancado con fuerza: más sanciones contra Rusia y el anuncio de la presencia del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

Nada más empezar sus sesiones el G7 ha anunciado que ultima nuevas sanciones "para asfixiar la maquinaria de guerra" del Kremlin. "Vamos a ampliar nuestras acciones para garantizar que las exportaciones de artículos esenciales para Rusia y su guerra de agresión, incluidos los que emplea en el campo de batalla, queden restringidos en todo el mundo", dice el comunicado inicial, según Europa Press. El G7 presta especial atención a los sectores asociados con la industria del armamento.

El temor a una guerra nuclear, que encarna Hiroshima junto a Nagasaki, bombardeadas por EEUU en la Segunda Guerra Mundial, es mayor que en años precedentes. El líder ruso, Vladimir Putin, ha mostrado al mundo que no conoce lo que son las líneas rojas, si bien China siempre insiste en que no hay ganadores en una guerra nuclear y que jamás deben librarse.

Oficialmente entre Hiroshima y Nagasaki murieron 230.000 personas, pero en realidad fueron más de medio millón. Son muchas las sombras sobre el drama vivido en estas dos ciudades japonesas. El primer ministro, Fumio Kishida, nació en Tokio pero está vinculado a Hiroshima. "Tengo grabada en mi memoria la inefable devastación sufrida en Hiroshima", dijo Kishida, que traza una relación directa con las atrocidades que perpetra Rusia en Ucrania en la revista Time. Hasta el menú, con el okonomiyaki (una especie de tortilla) en un papel estelar, evoca la lucha por la supervivencia de los japoneses después de la Segunda Guerra Mundial.

Como anfitrión de este encuentro del G7, Fumio Kishida eligió Hiroshima como sede con la intención de poner el foco en la guerra en Ucrania, así como en la situación en Asia Pacífico. "Lo que pasa hoy en Ucrania puede suceder mañana en Asia", repite el primer ministro japonés. "Aunque la guerra sea en Europa, cuando se trata de paz no hay Europa ni Asia", mantiene. Invitado especial será el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que ha confirmado su asistencia este viernes.

En este contexto, con especial atención a la seguridad global, se celebra este encuentro que se prolongará hasta el domingo 21. Repasamos las claves de este cónclave:

Quiénes participan en el G7

El G7 empezó como G6 en 1975, y se trataba de un foro informal que buscaba respuestas a la crisis económica de 1973. Entonces se reunieron los líderes de Francia, República Federal de Alemania, Italia, Reino Unido, Estados Unidos y Japón. Canadá se sumaría el año siguiente. La incorporación de Rusia en 1998, por iniciativa del entonces presidente de EEUU, Bill Clinton, lo transformaría en el G8. La anexión de Crimea en 2014 condujo a que Rusia quedara fuera. Uno de los objetivos de EEUU en esta cumbre de Hiroshima es que las sanciones a las exportaciones sean totales.

A la cumbre de Hiroshima asisten, además del anfitrión, Fumio Kishida, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden; el primer ministro canadiense, Justin Trudeau; el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz; la jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni; y el primer ministro británico, Rishi Sunak. Meloni y Sunak es la primera vez que asisten a un G7. Como suele ser habitual asisten la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

El primer ministro Kishida también ha invitado al primer ministro de Australia, Anthony Albaneses; al indio, Narendra Modi, al surcoreano, Yoon Suk-yeol; y al brasileño, Lula da Silva. Como observadores estarán los líderes de Vietnam, Indonesia, islas Comoras (en representación de la Unión Africana) y la islas Cook (por el Foro de Naciones del Pacífico). Participan representantes de la ONU, el FMI y la OMC desde 1996.

24.000 agentes y prohibidos los drones

Unos 24.000 agentes estarán desplegados en Hiroshima, un dispositivo nunca visto hasta ahora. Por la zona donde se reúnen los mandatarios no podrán sobrevolar los drones. La concentración de líderes internacionales explica estas medidas en un país donde el primer ministro Shinzo Abe fue asesinado en julio del año pasado en un mitin en plena calle. Kishida sufrió un intento de atentado el 15 de abril con un artefacto casero. Salió ileso.

Conferencia sobre el plan de Zelenski

La guerra en Ucrania y sus consecuencias será el principal tema que abordarán los dirigentes del G7. Todos son firmes defensores de la nación agredida por la Federación Rusa. Sunak, Macron, Scholz y Meloni acaban de recibir en sus países al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien insiste en que han de continuar apoyando militar y financieramente a su país. Zelenski pide ahora que formen una "coalición de los aviones de combate". El primer ministro, Rishi Sunak, será quien exponga los deseos del líder ucraniano, según Politico. Reino Unido y Países Bajos ya han se han declarado dispuestos a hacerlo.

Los líderes del G7 van a estudiar la posibilidad de celebrar una conferencia este verano dedicada al plan de diez puntos presentado por Zelenski en el G20 celebrado en noviembre de 2022. Este plan del presidente de Ucrania demanda la retirada total de las tropas rusas del territorio ucraniano.

China está moviéndose a la vez en busca de una salida pacífica a lo que denomina "el conflicto". Acaba de estar en Ucrania el enviado especial del presidente chino, Xi Jinping. Antiguo embajador en Moscú, Li Hui se ha reunido con Zelenski y su ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba. La posición de Pekín dista del plan de Zelenski en que no parte de esa retirada de tropas rusas de todo el territorio ucraniano. Moscú ve con buenos ojos el movimiento diplomático de Pekín y culpa a Zelenski de que no hayan avanzado ningún tipo de negociaciones. Sin embargo, el Kremlin se niega a retirarse del territorio ucraniano, y de hecho, lo considera ruso, al haberse anexionado ilegalmente cuatro provincias ucranianas.

China, el elefante en la habitación

El G7 tratará sobre las relaciones entre Rusia y China. Pekín no ayuda militarmente a Moscú, pero es contraria a las sanciones impuestas por el G7. Estados Unidos intentará buscar unidad sobre China, la misma unidad que sí existe sobre Ucrania. Pero sobre las relaciones con Pekín hay más divergencias. De hecho, recientemente el presidente Macron dejó claro que no obra en interés de Francia la defensa a ultranza de los intereses de Taiwán. Hay quienes temen que esas diferencias sobre China ensombrezcan la cumbre del G7.

Estados Unidos ha asegurado que brindaría ayuda a Taiwán en caso de que China utilizara la fuerza en la isla. Xi ha reiterado que China nunca renunciará a Taiwán y confía en que la reunificación sea pacífica, sin renunciar a otros medios.

Si hubiera un conflicto en Taiwán, los efectos en la economía mundial serían devastadores. Por el estrecho de Taiwán circula el 40% del comercio mundial y de la isla procede el 60% de los chips. Tampoco a China le interesa que la tensión derive en conflicto y menos aún en guerra abierta. De hecho, su interés en la búsqueda de la paz en Ucrania se interpreta en Taiwán como una buena señal. No sería coherente que actuara como agresor al tiempo que se presenta como un defensor de la paz.

Otros temas que abordarán serán la ayuda al Sur Global, donde China crece en influencia, así como el reto que plantea la Inteligencia Artificial.