Europa

Nova Kajovka: el mayor ataque contra una infraestructura civil desde la II Guerra Mundial

La contraofensiva, no reconocida oficialmente, sigue su curso en varios flancos, y marca un momento crucial para Ucrania y para el orden de seguridad europeo

Panorámica de la zona anegada de Jersón

Panorámica de una de las zonas de Jersón anegadas por la destrucción de la presa de Nova Kajovka. EFE

En agosto de 1941, el líder soviético Josif Stalin intentó parar a las tropas nazis en su avance por Ucrania, entonces territorio de la URSS con la explosión de la presa hidroeléctrica, situada cerca de la ciudad de Zaporiya. Los agentes de los servicios secretos soviéticos emplearon 20 toneladas de explosivos y abrieron una brecha de 165 metros en la presa. La marejada arrasó todo lo que encontró a su paso y murieron miles de civiles que vivían cerca del Dniéper. Somos testigos de cómo la historia se repite con la destrucción, en la madrugada del martes, de la presa de Nova Kajovka, el mayor ataque contra una infraestructura civil en suelo europeo desde la II Guerra Mundial. Es un crimen de guerra, según la Convención de Ginebra.

En el verano de 1941 Stalin acusó a la Wehrmacht de la destrucción de la presa. El Kremlin rechaza ahora la acusación del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que responsabiliza a Moscú del ataque. La presa estaba bajo ocupación rusa y varias fuentes suscriben que la explosión se provocó desde dentro. El Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, ha sido contundente: "La presa no fue bombardeada, sino destruida con explosivos instalados en la sala de turbinas. La zona está bajo control ruso".

Este viernes los servicios de inteligencia ucranianos han desvelado detalles de una conversación interceptada entre dos supuestos agentes rusos en la que confirman la autoría del Kremlin y comparan los efectos con el accidente en la central nuclear de Chernóbil en 1986. A su vez se han registrado señales sísmicas en Bucovina, a 620 kilómetros de Nova Kajovka. Corresponden a una explosión que tuvo lugar a las 2.54 del martes. De acuerdo con el Norwegian Seismic Array los datos coinciden con el derrumbe de la presa, según informa la BBC. Estas informaciones avalarían la tesis de un sabotaje desde dentro, como apunta Ucrania.

El ataque en 1941 no impidió que las tropas al servicio de Hitler ocuparan la zona, aunque fueron expulsados dos años después. En 1947, los soviéticos reconstruyeron la presa y años más tarde construyeron otras en el Dniéper, entre ellas la de Nova Kajovka, en 1958. La devastación que ha provocado la rotura de la presa tampoco ha alterado los planes de las Fuerzas Armadas ucranianas que han pasado a la ofensiva en el sureste, concretamente en la región de Zaporiya, y en torno a Bajmut, en Donetsk.

Un golpe de impacto global

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, asegura que el impacto de las inundaciones provocadas por la rotura de la presa será global, ya que las aguas contaminadas del Dniéper van a desembocar en el Mar Negro. A su vez, toda la región es zona de ricos cultivos que van a perderse con consecuencias para la supervivencia local y con repercusión en las exportaciones.

Hay unas 100.000 personas afectadas río abajo. Unas 50.000 hectáreas de bosques y zonas de cultivo han quedado inundadas; 20.000 animales y 10.000 aves corren amenaza de muerte inminente. Una de las grandes preocupaciones para todos los seres vivos es la contaminación del agua. Cientos de miles de residentes en la región afectada no tienen acceso a agua potable.

"El envenenamiento y la contaminación procedentes de la zona inundada pasan a las aguas subterráneas casi de inmediato, envenenando los ríos y luego la cuenca hidrográfica del Mar Negro. Y todo está interrelacionado en el mundo", ha dicho Zelenski.

En el embalse de Nova Kajovka había 18 millones de metros cúbicos de agua y cubría 2.155 kilómetros cuadrados antes de colapsar. En términos de volumen, equivale al doble del mayor lago de Europa, el Vänern, en Suecia. Estaba a rebosar. Abastecía de agua a gran parte del sur de Ucrania, incluida la península de Crimea, anexionada por la Federación Rusa en 2014.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, habla de una "catástrofe medioambiental". La activista climática Greta Thunberg ha calificado lo sucedido como "un ecocidio". "Este ecocidio es otra atrocidad que deja al mundo sin palabras. Nuestros ojos están puestos una vez más en Rusia, que debe rendir cuentas por sus crímenes", ha escrito Thunberg.

El ministro de Medio Ambiente de Ucrania, Ruslan Strilets, ha señalado que se habrán perdido para siempre algunos de los ecosistemas de la zona. Algunas especies que no se encontraban en ninguna otra parte del mundo desaparecerán. Tres parques nacionales, Nizhnyodniprovskyi, Kamianska Sichi, Biloberezhja Svyatoslav y la Reserva de la Biosfera del Mar Negro están seriamente dañados.

El golpe es colosal. Atiende a la lógica de atacar a la población civil. El mensaje es claro: que vean que estamos dispuestos a todo"

félix arteaga, real instituto elcano

"El golpe es colosal. Los daños serán duraderos: en la agricultura, el suministro de agua y luz, y hay que vigilar la central de Zaporiya. Atiende a la lógica de atacar a la población civil. El mensaje es claro: que vean que estamos dispuestos a todo. No les importa cómo quede el país", afirma Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano.

El embalse también proporcionaba el agua necesaria para refrigerar los reactores de la central nuclear de Zaporiya, la mayor de Europa. La Agencia Internacional de la Energía Atómica supervisa la situación en esta central, también bajo control ruso.

Otra señal de amenaza que lanza el presidente ruso, Vladimir Putin, se refiere al anuncio de instalación de armas nucleares tácticas en Bielorrusia a partir del 7 y 8 de julio. El dictador bielorruso, Aleksander Lukashenko, está colaborando al máximo con Putin, al que debe seguir en el poder tras las manifestaciones del verano de 2020.

Tierra arrasada

Rusia recurre a la táctica de tierra arrasada en Ucrania, a la que pretende hacer el máximo daño posible por negarse a seguir los designios del Kremlin. La reconstrucción de la central hidroeléctrica y de la presa de Nova Kajovka llevaría al menos cinco años y una inversión de mil millones de euros, según el director de la compañía Ukrhydronergo, Ihor Syrota, a cargo de la central. Ucrania estaría dispuesta a hacerlo una vez que libere el territorio, aún bajo control del Kremlin.

A los rusos tampoco les importa cómo afectan las inundaciones a los ucranianos que viven en la zona ocupada por las fuerzas leales al Kremlin. La primera población afectada fue Nova Kajovka, bajo control ruso, que creció cuando se construyó la central hidroeléctrica.

Por favor, ayudadnos. Kojany, calle Sadovaya. Somos dos mujeres y un niño. El agua no deja de subir y el niño está en shock. SOS"

mensaje en telegram

Hay más de 25.000 damnificados en la ribera izquierda del Dniéper y están abandonados a su suerte. Desde el otro lado, donde habría otros 15.000 que han perdido sus hogares, los ucranianos intentan salvarlos. Una de las poblaciones que han quedado prácticamente inundadas en la zona ocupada por Rusia es Oleshky. El temor es que haya muchos muertos de los que no se sabrá nada durante días. "Por favor, ayudadnos. Kojany, calle Sadovaya. Somos dos mujeres y un niño. El agua sube rápidamente. SOS. El niño está en shock", puede leerse en Telegram en un mensaje escrito desde este asentamiento situado en la ribera izquierda, bajo control ruso, a 90 kilómetros de la presa. Hay muchos mensajes similares a los que tratan de atender los servicios de emergencia locales y distintas redes de voluntarios.

Zelenski está pidiendo insistentemente ayuda internacional y ha criticado la inacción de la Cruz Roja Internacional, si bien la Cruz Roja local está ayudando con las evacuaciones. Las primeras donaciones al Mecanismo de Protección Civil de la UE han llegado de Alemania, Austria y Lituania.

En el último balance de este viernes, el ministro ucraniano del Interior, Ihor Klimenko, informa de al menos 13 muertos por las inundaciones. Unas 5.800 personas han sido evacuadas en Jersón y Mykolaiv. Cerca de 50 localidades se han inundado: 34 en la orilla ucraniana y 14 en la rusa.

Pérdida de cultivos

La Ucrania que está sufriendo por la rotura de la presa, además de la guerra, era muy rica en cultivos. Gracias al embalse de Nova Kajovka, podían regarse 584.000 hectáreas de tierras cultivables en las regiones de Dnipropetrovsk, Jersón y Zaporiya. En 2021 produjeron cuatro millones de toneladas de cereales y oleaginosas. Esta catástrofe deja a Jersón sin el 94% de su irrigación. Zaporiya pierde un 74% y Dnipropetrovsk el 30%.

Denys Marchuk, vicepresidente del Consejo Agrario Ucraniano, ha dicho en los medios ucranianos, según cita The Guardian, que la destrucción de la presa podría costar al país hasta el 14% de sus exportaciones de grano. Un tercio de las remolachas, cebollas, coles y zanahorias del país se producen en la región. Son alimentos empleados en la elaboración del plato típico ucraniano, el borsch. También se han perdido unas 95.000 toneladas de pescado.

Nuestra agricultura perderá una parte significativa de su capacidad por lo que afectará a la seguridad alimentaria a largo plazo"

Yuliya Kazdobina, ukrainian foundation for security studies

"El impacto es mayúsculo y puede tener dimensión global. Pondrá en peligro el corredor de cereales. Las minas que se plantaron en la orilla izquierda del río Dniéper están siendo arrastradas por la corriente y algunas de ellas son capaces de flotar. Nuestra agricultura perderá una parte significativa de su capacidad por lo que, de nuevo, afectará a la seguridad alimentaria a largo plazo. Y, por supuesto, la región del Mar Negro se verá afectada con tal cantidad de agua contaminada, cuerpos de personas y cadáveres de animales que llegarán al mar", señala Yuliya Kazdobina, directora de la Ukrainian Foundation for Security Studies.

La desaparición de la presa también ha acabado con la navegabilidad del Dniéper entre la ciudad de Zaporiya y el Mar Negro, una forma barata de transporte de cosechas y productos industriales. El embalse de Kajovka era también una fuente vital de agua para la industria pesada, incluidas las grandes plantas siderúrgicas y metalúrgicas de Nikopol y Krivyi Rih.

Jersón, con unos 300.000 habitantes, ha pasado de vivir ocho meses bajo la ocupación rusa, hasta noviembre de 2022, a lidiar ahora con las inundaciones. Los vecinos de Jersón han vuelto a dar prueba de una gran resiliencia. Los mejor parados se han organizado para ayudar al resto.

A bordo de lanchas neumáticas los equipos de emergencia y los voluntarios recorren la ciudad para buscar a quienes necesitan ser rescatados. El temor es que haya muchos ancianos y personas con problemas de movilidad que hayan muerto al no poder valerse por si mismas para buscar zonas a salvo de la crecida del agua.

Momento decisivo en la guerra

"El efecto es devastador pero si querían crear problemas a los ucranianos en el campo de batalla no lo van a conseguir", afirma Hennady Maksak, director del Ukrainian Prism, con sede en Bruselas. "Si lo han hecho con la idea de parar la contraofensiva, no van a conseguir su propósito. Es una actuación a la desesperada".

Las autoridades ucranianas mantienen la discreción o responden con evasivas al preguntarles si la esperada contrafoensiva ha comenzado ya. "Sí, claro, comenzó el 22 de febrero de 2022", decía el ministro ucraniano de Defensa, Oleksi Reznikov, este viernes. Sin embargo, la mayoría de los analistas y think tanks, entre ellos el Institute for the Study of the War, que hace informes diarios, dan por hecho que la operación de ataque ucraniana ya está en curso. Para Putin ya ha empezado la contraofensiva ucraniana.

La cuestión es que no sería una megaoperación como se preveía, sino lo que el analista militar José Manuel Pérez Triana llama la "muerte por mil cortes". Avanzan en distintas direcciones, sobre todo en la región de Zaporiya y en los alrededores de Bajmut, en Donestk. Así lo confirmaba el presidente Zelenski a primera hora del viernes: "Los combates son intensos en la región de Donetsk. Bien hecho en Bajmut. Vamos paso a paso".

La viceministra de Defensa de Ucrania, Hanna Maliar, hacía un resumen de la situación sobre el terreno en un post en Telegram. "El este es el epicentro: el enemigo centra sus esfuerzos en las direcciones de Lyman, Bajmut, Avdiivka y Marynka, donde continúan los combates. En todas las direcciones, el enemigo realiza ataques aéreos y lleva a cabo ataques de artillería y mortero. Sin embargo, el enemigo no logra alcanzar sus objetivos. Nuestros defensores repelen los ataques. En dirección a Bajmut, el enemigo retira las reservas e intenta mantener las posiciones ocupadas. En el sur, el enemigo lleva a cabo operaciones defensivas en dirección a Zaporiya".

Lo que ocurra ahora marcará el futuro de Ucrania y del orden de seguridad en Europa"

'the economist'

Según dice The Economist, estamos en un momento crucial en el curso de la guerra. "La operación durará hasta bien entrado el verano. Sin embargo, lo que ocurra en estas próximas semanas marcará el futuro no sólo de la propia Ucrania, sino de todo el orden de seguridad en Europa. Ha llegado el momento de tomar decisiones".

Y añade: "La tarea de Ucrania, sin rodeos, es demostrar a Vladimir Putin, a sus secuaces, a sus compatriotas y a todo el mundo que Rusia no puede ganar; que esta invasión ha sido mal concebida desde el principio; que Rusia no puede sobrevivir a Ucrania y a sus partidarios occidentales; y que la mejor opción del Kremlin es rendirse antes de que Rusia sufra aún más pérdidas y humillaciones. No es tarea fácil, y el riesgo de fracaso es real. Pero gracias a la asombrosa determinación de Ucrania y al fuerte e inesperado apoyo de Occidente, el éxito es posible".

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