“La sumisión es infinitamente más deliciosa cuando reconocemos la posibilidad de liberarnos, pero también por esta razón el motín es una forma de vida. Hay demasiado que perder, la vida y el cielo, y nada que ganar. La libertad en el desierto o en la tumba es otra prisión”, escribe Boualem Sansal en su obra más conocida y controvertida, 2084. El fin del mundo, una revisión de la novela de George Orwell como fabula de Abistán, un mundo sometido a un dios único.
Sansal, escritor argelino que obtuvo recientemente la nacionalidad francesa, lleva más de una semana detenido en Argelia. Fue arrestado el 16 de noviembre al aterrizar en Argel y hasta ahora no se han presentado cargos contra él. Tampoco se ha informado oficialmente de su caso. La televisión pública argelina apunta que afronta “fuertes acusaciones”. En un reportaje emitido este lunes, se le presenta como “un agente con título de escritor al que ni la moral ni la cultura han educado”. “Pero el Código Penal argelino está por encima de todos los demás. Es la ley de un Estado que considera todo atentado contra su unidad un crimen y un acto terrorista", acusa la cadena.
Sansal, nacido en Argelia en 1949, se licenció en Telecomunicaciones por la Escuela Nacional Politécnica de Argelia y la Escuela Nacional Superior de Telecomunicaciones de París y se doctoró en Economía. Entre 1995 y 2003 fue funcionario del ministerio de Industria argelino. Desde entonces se ha dedicado a la literatura. Su primera novela, El juramento de los bárbaros (1999) cosechó el favor de la crítica. Tras La aldea del alemán (2008), censurado en Argelia, su mayor éxito fue 2084. El fin del mundo, merecedora del Gran Premio de la Academia francesa 2015 y finalista de los galardones más prestigiosos de las letras francesas: Premio Goncourt, Premio Médicis, Premio Femina, Premio Renaudot y Premio Interallié.
Lo que ha molestado especialmente en su patria son las declaraciones que el escritor ha ofrecido a medios francesas próximos a la ultraderecha. En octubre Sansal cuestionó la historia y las fronteras de Argelia en un país que acaba de celebrar los 70 años del inicio de su guerra de la independencia y del fin del dominio francés. En una entrevista concedida al medio de comunicación de extrema derecha Frontières, Sansal afirmó que todo el oeste de Argelia pertenecía históricamente a Marruecos y que fue el colonialismo el que trazó las actuales fronteras entre ambos países, cediendo “arbitrariamente” esa zona a Argelia.
En el punto de mira por sus declaraciones
Sansal, muy crítico con el islam y cercano a los postulados de la ultraderecha gala sobre el riesgo de “islamización” de Francia, también ha defendido a Israel y su lucha contra el antisemitismo y ha apoyado a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental. La televisión argelina, convertida en portavoz del régimen argelino, describe al escritor “agente de origen marroquí” -su padre era marroquí- que “se esconde detrás de la literatura para servir a una agenda sucia” y recuerda que su progenitor había “huido de la injusticia del majzen marroquí y se instaló en Argelia, que le acogió”.
En un editorial titulado "Sansal, el títere del revisionismo antiargelino", la agencia de noticias estatal argelina APS le tildó de "pseudointelectual venerado por la extrema derecha francesa", después de haber recibido el apoyo de políticos como Eric Zemmour. "La cómica agitación de una parte de la clase política e intelectual francesa por el caso de Boualem Sansal es una prueba más de la existencia de una corriente 'de odio' contra Argelia. Un grupo de presión que nunca pierde la oportunidad de cuestionar la soberanía argelina", opinó.
En Francia, su detención ha generado ríos de tinta. El Ejecutivo galo ha reconocido este martes estar realizando acciones “discretas” para su liberación. El ministro de Interior, Bruno Retailleau, en una entrevista a la radio France Info, ha indicado “lo importante no es dar voces, lo que importa es obtener resultados”. El Elíseo admitió la semana pasada que Macron estaba "muy preocupado por la desaparición" de Sansal e insistió en la defensa de "la libertad de un gran escritor e intelectual".
Situado en el centro de la disputa regional que libran Marruecos y Argelia por su hegemonía en el Magreb, el caso Sansal exhibe, además, las dificultades de Francia para ejercer cualquier mediación después del reconocimiento de la soberanía marroquí del Sáhara, la visita de Estado de Macron a Rabat y la crisis diplomática desatada con Argelia.
A la espera de la presentación oficial de cargos, figuras del establishment argelino han comenzado a romper el silencio. Para el ex ministro de Cultura y ex embajador argelino en Madrid, Abdelaziz Rahabi, “Boualem Sansal rehabilita la narrativa colonial y sus falsedades históricas y no aprecia hasta qué punto es irrespetuosa con el sentimiento nacional”. “Sabe también que su detención le beneficiará y perjudicará la imagen de Argelia en el extranjero”, concluye.
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