En este momento, los títulos europeos tienen marcadas muchas de las casillas que más interesan. Las economías se están recuperando: de hecho, durante el primer trimestre de 2017 Europa volvió a crecer más rápido que Estados Unidos, tras haber superado a la mayor economía del mundo en 2016. Además, sus valoraciones no son excesivas, ya sea en términos del historial de la región o en comparación con el mercado de valores estadounidense. Y como prácticamente todo, los títulos europeos también resultan atractivos en relación con los bonos. La pieza final del rompecabezas pudiera haber sido el crecimiento de los beneficios, y aquí Europa está, por fin, acercándose al primer premio.

Excepciones más que la norma

La mayoría de lo anterior lleva ya sabiéndose algunos meses y forma parte de la razón de los mejores resultados que ha obtenido Europa durante el presente ejercicio. Incluso el euro se ha fortalecido frente al dólar estadounidense, de alrededor de 1,05 dólares a principios de 2017 hasta 1,12 dólares al tiempo de la redacción del presente artículo.

La política parece también más asentada, tras las sorpresas del voto sobre el Brexit del año pasado en Reino Unido y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Probablemente un comentario que hice a principios de 2017, de que “para finales de 2017 pudiera parecer que Reino Unido y Estados Unidos son las excepciones” en lo que respecta a la victoria del voto populista, parezca ahora más clarividente.

Ahora que el panorama político parece algo más tranquilo, dejando a un lado la decisión potencialmente trágica sobre el Brexit del Reino Unido, ¿cuánto pudiera durar el resurgir del interés por Europa? Una amenaza sería el avance gradual hacia los recortes de estímulos del Banco Central Europeo (BCE). De todos modos, ya ha quedado claro que será un proceso muy lento. La recuperación económica europea sigue a un ritmo bastante lento y la inflación, dejando un lado la del Reino Unido, sigue siendo muy inferior al objetivo del BCE de “por debajo o cerca del” 2 %. Además, deben evitarse los efectos dañinos de unos tipos de interés negativos.

¿Y que pudiera hacerle descarrilar a este mercado?

El Reino Unido sigue siendo la única excepción en lo que parece que será un panorama relativamente favorable en Europa. La bola del Brexit sigue avanzando, tras la invocación del Artículo 50, de infausta memoria, aunque el voto no fue sino otra distracción. El Reino Unido no está más cerca de saber qué tipo de Brexit resulta deseable, o, más posiblemente, factible económicamente. En cuanto quede clara la realidad de la deuda, su demografía y la debilidad de la divisa, sospecho que el mercado británico seguirá luchando con dificultad frente a otros socios europeos.

Beneficiarios a nivel de acciones

En el resto de Europa, las economías parecen bien encaminadas, y sospecho que es posible que se incentive un mayor gasto de capital e inversión mediante recortes de impuestos por todo el viejo continente, de nuevo, a excepción del Reino Unido. Con este panorama, a las compañías relacionadas con las inversiones de capital debería seguir yéndoles bien. Las compañías de artículos de lujo y las automovilísticas, muchas de las cuales han repuntado notablemente durante lo que llevamos de 2017, seguramente lo pasen peor por la menor demanda de consumo. Los títulos financieros han ofrecido también unos resultados poco uniformes hasta ahora, y los seguros se han visto superados por los bancos. Esta parece ser una anomalía dada la gran importancia que tienen los ahorros a largo plazo para la jubilación.

A los mercados europeos les vendría muy bien poder pasar sin problemas lo que se espera que sea un verano tranquilo, sin tener que hacer frente a sorpresas como el Brexit. Todo parece bien encaminado para que los mercados europeos coticen a finales de 2017 en unos niveles superiores a los actuales.


Tim Stevenson es director de renta variable europea de Janus Henderson Investors