Está España tan entretenida que apenas hablamos de que esté en la cárcel un cuñado del rey. ¿Urdangarin? Eso ya es de antes de ayer. Va todo tan rápido que en vez de leer noticias, nos las chutamos.

Será porque no hubo fotos de su entrada en la prisión de Brieva, y sin preguntas sí que hay cobertura pero sin imágenes no, o porque hacía tiempo que el marido de la Infanta Cristina estaba en la cuenta atrás para el trullo y los mercados lo tenían descontado. El caso es que España ni celebra ni se consterna con la noticia de que la Justicia haya metido en la cárcel a un ex miembro de la Casa Real.

¿Urdangarin? Eso ya es de antes de ayer. Va todo tan rápido que en vez de leer noticias, nos las chutamos

Que Urdangarin vaya a vivir recluido en una celda abulense esperando un vis a vis una vez al mes con la hermana del rey Felipe VI, e hija del otro Borbón, sin posibilidad de ver a sus cuatro hijos más que un par de veces al trimestre, no está entre las noticias más leídas de los principales diarios. Ni siquiera del Hola, que explicó en su día con todo detalle las bondades del palacete de Pedralbes de 1.200 metros de piedra blanca caliza, y ahora cuenta de soslayo que el ex duque se ha mudado a una celda de 12 a 15 metros cuadrados con cama, mesa y ducha propia como si tal cosa. Mucho más importante es que Meghan Markle está poniendo de moda las pecas.

Por haber elegido una cárcel de mujeres, Urdangarin está aislado. Y da igual que sea una situación que Luis Roldán, el ex director de la Guardia Civil e ilustre predecesor del ex duque de Palma en la cárcel de Brieva, lo describiera como algo tremendamente duro tras cumplir allí su condena. No es extraño que lo sea cuando, como el propio ex director de la Guardia Civil relató en una entrevista en La Sexta, su “único contacto con el mundo era abrir una puerta para coger comida”. También lo será ahora para Urdangarin, cuyo único contacto diario será con los funcionarios de prisiones.

Sin polémica no hay cobertura. Esto es España. Y aquí no dejamos que la realidad nos destruya un buen prejuicio

¿Por qué apenas estamos hablando de Urdangarin desde que hace 48 horas ingresó en prisión? Seguramente porque ya solo nos gustan las noticias que nos dan la razón. O las que nos indignan. Y llevamos tanto tiempo convencidos de que la corrupción en España queda impune, repitiendo desde que en 2010 saltara el caso Noos que seguro que la realeza se iba de rositas, que cuando el sistema funciona miramos a otro lado en vez de celebrarlo, convencidos de que debe de haber un error.

Tanto tiempo diciendo que la Justicia es una mierda que ahora que Urdangarin está en la cárcel miramos para otro lado buscando otra polémica que realmente nos irrite, que es lo que nos pone. Sin polémica no hay cobertura. Esto es España. Y aquí no dejamos así como así que la realidad nos destruya un buen prejuicio.