Éstas podrían haber sido las olimpiadas de Madrid, las de Gallardón, el eterno niño prodigio de la derecha que siempre tuvo que ponerse cara de nariz con gafas para hacer de señor político. Esas olimpiadas, ese Madrid 2020, con aquel logotipo como un paquete de salchichas, ahora serían de Ayuso y Almeida, imaginen. Los juegos olímpicos ya no son ni deporte ni neoclasicismo ni espíritu de gentleman de club de fumadores. Ni siquiera son negocio, que ya sólo dejan en las ciudades ruinas cretenses. Ahora los juegos son politiquilla, son moralina, son ideología, son autoayuda, tienen cualquier banderín menos el deportivo o el universalista. Imaginen unas olimpiadas en Madrid ahora, el Madrid que ya ponían aberlinado y afascistado por salir Ayuso con sus cervezas de mesonera teutona aún más aberlinado y afascistado de coreografías de fuego, alas de bronce, zepelines de piedra y máscaras de gas.

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