¿Se imaginan que varias decenas de ciudadanos europeos fueran asesinados cada semana? ¿Y que la Unión Europea no tuviera ningún instrumento jurídico para hacer frente a esta lacra, y que no existiesen cifras homologables para tener una visión de conjunto del problema? No hace falta que se lo imaginen: es una realidad. Sucede hoy en la UE con la violencia de género.

Se calcula que 50 mujeres son asesinadas cada semana en la UE: una cada seis horas. Solo en España, suman ya 35 este año, y 1.113 desde 2003. Las mujeres son las víctimas, pero este drama social y humano es también una emergencia de las democracias europeas: de los miles de padres y madres que lloran a sus hijas asesinadas, de los miles de huérfanos condenados a crecer sin el amor de sus madres, de una sociedad en la que hay espacios de impunidad para los asesinos. 

Unas 50 mujeres son asesinadas cada semana en la UE: una cada seis horas. Solo en España suman ya 35 este año y 1.113 desde 2003

El silencio ha sido y sigue siendo el mayor cómplice de la violencia de género. Esta semana, en el Parlamento europeo, lo hemos roto apoyando un informe (427 votos a favor) que pide reconocerla como un eurodelito en el artículo 83 del Tratado de Funcionamiento de la UE. La votación tuvo lugar un día después de que la presidenta Von der Leyen, anunciase una ley europea para combatir la violencia de género antes de final de año.

Hemos dejado pasar muchas oportunidades para dotar a la Unión de los instrumentos necesarios para combatir esta terrible realidad. En el Tratado Constitucional de la UE se subraya el empeño de la Unión en combatir todo tipo de violencia doméstica, pero nunca llegó a ratificarse.

En la Carta de los Derechos Fundamentales europeos se prohíbe la tortura, las penas y los tratos inhumanos o degradantes. Y aunque toda violencia de género es inhumana y degradante, tanto mental como físicamente, no se incluyó ninguna referencia explícita a la violencia contra las mujeres.

Hoy nos encontramos con que nuestro único instrumento internacional es el Convenio de Estambul, que recoge criterios mínimos para prevenir la violencia contra las mujeres y combatirla. Sin embargo, este convenio de mínimos continúa siendo rechazado por varios Estados miembros (Bulgaria, Republica Checa, Hungría, Lituania, Letonia y Eslovaquia), que no solo se niegan a su ratificación, sino que también son activos militantes en contra, junto a gobiernos como el de Turquía, que recientemente ha retirado su firma. O el de Polonia que ha iniciado el proceso para abandonarlo y ya ha aprobado leyes que limitan los derechos fundamentales de las mujeres. Por todo ello, la UE sigue sin poder ratificar el Convenio, convirtiéndolo en una herramienta necesaria, pero sin eficacia.  

La actitud retrógrada y reaccionaria frente al reconocimiento y protección de los derechos de las mujeres no puede paralizarnos. Hay que avanzar, y avanzar es dotarnos de una directiva europea para prevenir y combatir la violencia de género, un estatuto superior al Convenio de Estambul. Incluir esta violencia como delito en el artículo 83 no es una mera declaración, sino una decisión vital. Con su inclusión, ya tendríamos la base jurídica para poder dotarnos de esa ley europea tan necesaria. 

Hay que terminar con la impunidad de los asesinos, con estos horribles crímenes que ocurren en el espacio común europeo

Esta semana lo hemos dicho alto y claro desde el Parlamento: hay que terminar con la impunidad de los asesinos, con estos horribles crímenes que ocurren en el espacio común europeo. La UE tiene las competencias para considerar la violencia de género un eurodelito y elaborar una futura directiva. Una ley no solo de prevención, sino también de protección.

Necesitamos mayor justicia y reparación para las víctimas, protocolos más ambiciosos de prevención y asistencia, datos homologables, mayor cooperación entre policía y administraciones públicas y criterios uniformes para la aplicación de la ley.

Hay que lamentar la abstención del Partido Popular en la votación del informe. Ser liberal no es gritarlo en un mitin o presumir de ello: en la Europa del Estado de Derecho solo cabe defender o traicionar las libertades de las mujeres. Los liberales europeos hemos estado al frente de esta batalla; esta semana lo hemos vuelto a demostrar. 

Se acabaron las excusas. Estamos hablando de derechos fundamentales Quien no quiera asumir la lucha contra la violencia de género como propia se coloca fuera del Estado de Derecho. La futura directiva contra la violencia de género será legislación europea; todos los Estados Miembros tendrán que aplicarla. Quien no lo haga no puede tener espacio en la Europa de los derechos y las libertades. 


Soraya Rodríguez es eurodiputada en la delegación de Ciudadanos del Parlamento europeo