María Jesús Montero te lo arregla el lunes, hombre, que ya está bien de tanta porcelanosa de tribunales, de tantos protocolos legislativos que parecen funerales de infante allí en el Congreso, que es como una capilla del Greco. María Jesús Montero te lo arregla el lunes, sin problemas; el impuesto, el presupuesto, la ley irónicamente ilegal, el descuadre, la plusvalía, el asuntillo, lo que sea. Lo arregla moviendo esas pilas de documentos de los funcionarios con una manzana del otro día encima, y migas del bocadillo sindical, y un expediente eterno, momificado, hecho ya capitel o tumba de Colón en lo alto. Lo arregla cambiando un número de columna, haciendo un ocho de un tres, como si fueran notas de los escolapios, o llevando un papel mágicamente de un cajón al de al lado. María Jesús Montero te lo arregla el lunes, tranquilo, que 1200 millones no son nada, chiqui, y así todo, que nuestros deseos son leyes y cuando el Constitucional diga algo a ver quién se acuerda.

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