En la política, como en la vida, hay que saber que tan importante como llegar a las fiestas es saber cuál es el momento exacto en el que debes abandonarlas. Los sucesivos escándalos acumulados en las últimas semanas, por acción o por consentimiento de los desmanes de otros, hacen presagiar que, para Boris Johnson, la fiesta política, está a punto de terminar. Mal ejemplo, pésimo, el que dejará como legado para la historia el ‘premier’ británico. Los caprichos trágicos del azar han querido que los escándalos del pelirrojo más excéntrico de la geopolítica mundial hayan coincidido con la muerte de un hombre bueno y político de los de verdad, de los que dejan huella por su ejemplo y su vocación de servicio público, David Sassoli, último presidente del parlamento europeo. Que descanse en paz mi querido compatriota y que pague por sus errores el indefendible Johnson.

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