Opinión

Imaginemos que Europa se convierte por fin en Refugio

Una mujer sostiene a un niño en el campo de refugiados de Patria-Lukoil en Chisinau (Moldavia). EFE

Imaginemos que la invasión de Ucrania se hubiera producido en 2015, en vez de en 2022. Imaginemos que hubiera ocurrido en el mismo momento que se estaba produciendo la huida de millones de personas desde Siria, para tratar de buscar refugio en la Unión Europea. Imaginemos que, en aquel momento, la Unión Europea hubiese puesto sobre la mesa una mirada de justicia y solidaridad aplicando la Directiva de Protección Temporal, tanto a las personas huidas de Ucrania como a las personas que huían de Siria u otros conflictos.

Seguimos sintiendo impotencia e indignación cuando comprobamos que no es el mismo tratamiento que se da a personas con circunstancias muy similares

¿Cuántas muertes en el Mediterráneo se hubiesen evitado? ¿Cuántos sufrimientos, deterioros, suicidios y desesperación hubiéramos ahorrado en los terribles ‘campos de la vergüenza’ de las islas griegas como Lesbos?
Hoy vemos con orgullo como la respuesta que ha dado la Unión Europea a las personas que huyen de Ucrania tiene un enfoque alineado con sus valores fundacionales, pero seguimos sintiendo impotencia e indignación cuando comprobamos que, desgraciadamente, no es el mismo tratamiento que se sigue dando al resto de personas con circunstancias muy similares.

Por ello, es el momento de que podamos poner en valor la experiencia de la acogida y protección que se ha ofrecido a las personas que huyen de Ucrania, para demostrar a la Unión Europea y a sus Estados miembro, que hay dos formas de gestionar las políticas migratorias de asilo: una pésima, que provoca muertes, sufrimiento y no evita que las personas que necesitan huir lleguen mientras se enriquecen los traficantes de personas; y otra eficaz y humana que gestiona las llegadas, la acogida y la protección de una forma mucho más ágil, positiva y eficiente, sin criminalizar a las personas refugiadas, que ya tienen suficiente desgracia con verse obligadas a dejar todo atrás y tener que huir de su hogar.

Se necesita un cambio en el enfoque de las políticas migratorias y de asilo

La gestión que ha hecho la Unión Europea de la crisis de Ucrania en materia de acogida y protección, demuestra la urgente necesidad de que se produzca, cuanto antes, un cambio en el enfoque de las políticas migratorias y de asilo que, hasta el momento, han puesto el foco principalmente en lo securitario, en el control férreo de las fronteras y en tratar de evitar que las personas lleguen, pese a estar demostrado que se trata de un enfoque fallido, errático e insolidario.

Por ello, debemos poner en valor esta experiencia para exigir que se trasladen las buenas prácticas a la construcción de un enfoque común, solidario y de responsabilidad compartida del que se apropien todos los países miembros.
Centrándonos en nuestro país, es necesario reconocer que el despliegue que se ha llevado a cabo por parte del Gobierno de España ha sido de gran alcance. En primer lugar, hemos sido testigos de cómo nuestro Consejo de Ministros aplicaba de forma inmediata y mejoraba la Directiva de Protección Temporal, activada por primera vez en la historia en el marco de la Unión Europea pese a contar con su desarrollo desde el año 2003.

El mensaje institucional hacia quienes huían y necesitaban refugio ha sido clave para generar un sentimiento de empatía con las personas ucranianas, desembocando en una respuesta de solidaridad ciudadana espectacular. El despliegue del sistema de acogida, con toda celeridad, para poder dar una respuesta de calidad, ha sido destacable. La agilidad para poder solicitar la protección temporal también se está llevando a cabo en tiempo récord. La creación y puesta en marcha por parte del Ministerio de Inclusión de unos nuevos recursos específicos como son los CREADE (Centros de Recepción, Atención y Derivación), donde las ONG especializadas nos hemos puesto a trabajar de la mano del Ministerio de Inclusión y el Ministerio de Interior, en colaboración con ACNUR, ayuntamientos y comunidades autónomas, ha demostrado que es posible llevar a cabo otras formas de hacer mucho más ágiles y eficientes.

Mientras una persona solicitante de asilo que necesita formalizar su solicitud de protección en nuestro país, viene tardando una media de seis meses solo para que se inicie el estudio de su caso, las personas procedentes de Ucrania obtienen una resolución de protección temporal en menos de 24 horas. Y cuando lo hacen en alguno de los CREADE que se han puesto en marcha, además de su Protección Temporal gestionada, que conlleva un permiso de trabajo y residencia, obtienen de forma inmediata su número de la tesorería de la seguridad social asignado y su derivación al sistema de acogida en caso de necesitar alojamiento. En definitiva, estos recursos ofrecen, además de una gestión ágil, operativa y bien gestionada, una mayor tranquilidad a las personas solicitantes de protección, a quienes hacerles sufrir mayores dosis de incertidumbre que las de la propia huida, genera un agravante en su estado personal e incluso de salud.

Desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, con más de 40 años de experiencia, hemos vivido todas las crisis de personas refugiadas que España ha afrontado, y desde nuestra amplia perspectiva podemos afirmar que estas iniciativas permitirían mejorar la gestión del sistema de asilo español.

La experiencia ucraniana debería ampliarse y extenderse a todas las personas que llegan a nuestro país solicitando protección internacional buscando refugio

Habiéndose demostrado los beneficios de esta experiencia innovadora que se ha desarrollado para la protección y acogida de las personas procedentes de Ucrania, consideramos que nuestro país ha puesto en marcha los mimbres necesarios para mejorar el sistema de asilo con la iniciativa de los CREADE. Por ello, debería ampliarse y extenderse a todas las personas que llegan a nuestro país solicitando protección internacional buscando refugio, canalizando a través de estas “ventanillas únicas del asilo” el registro y documentación de sus solicitudes y acceso al sistema de asilo, para su posterior formalización, estudio y canalización por las vías habituales.

Por ello, es el momento de comenzar a hacer lectura y evaluación de esta experiencia. Ya no hay excusa, se ha demostrado que cuando hay voluntad política, y cuando se quiere, se puede.


Estrella Galán es directora general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)

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