Partamos de una base cierta: la mayor parte de los abusadores sexuales no se reinserta. Por lo tanto, aquí tenemos a una reata, y nunca mejor dicho, de violadores digamos, “vocacionales”, en la calle dispuestos, porque sus mentes enfermas así se lo dictan, a volver a violar a una, dos, tres mujeres, o las que les dé tiempo antes de ser cazados de nuevo por la policía y de regreso al trullo o a la libertad de actuación hasta el infinito.

Pero hasta que otra ley se apruebe, y eso puede durar mucho tiempo si se hace como se debe hacer, será la misma ley que ahora se les ha aplicado aunque es cierto que partiendo del comienzo del delito cometido.

Suponemos, por lo menos es lo que dijo ayer Félix Bolaños, que la nueva ley que se apruebe contará con los informes del Consejo General del Poder Judicial, del Comité General de Codificación y del Consejo de Estado. De otro modo sería una chapuza más que se adjudicaría al Gobierno del PSOE en su conjunto, no únicamente a la ministra Montero como parte del sector minoritario de Podemos.

El ofrecimiento de Alberto Núñez Feijóo de poner sus votos a disposición del PSOE para aprobar en el Congreso la nueva normativa, no va a tener respuesta positiva por parte de Sánchez porque eso equivaldría a romper la coalición en el preciso instante de que el PP sumara sus votos a los del PSOE. Y esa ruptura no se la pueden permitir ni el Partido Socialista ni Podemos. Pero, por si acaso, Pablo Iglesias ya advirtió anoche a Pedro Sánchez que "si pacta la ley de sólo sí es sí con el PP, lo pagará", lo cual es buena prueba de su nerviosismo y su angustia.

Y aquí está la derivada política del asunto.

Este va a ser un goteo constante de reducciones de penas y de excarcelaciones. Constante. De aquí a las próximas elecciones municipales y autonómicas y probablemente también generales si para entonces no se ha modificado la ley, pero se ha modificado de un modo insatisfactorio, la pérdida del apoyo femenino al PSOE seguirá manteniéndose.

Es su supervivencia en el poder lo que le preocupa en última instancia a Pedro Sánchez y se ha dado cuenta de que, gota a gota, y ante la pasividad del PSOE, porque no hay nadie en los estados intermedios que haya advertido del desastre, está empezando a perder el voto femenino. Y eso es muy malo para él que se jactaba de concitar el voto de las mujeres a millares precisamente porque se había constituido en su defensor con un programa feminista y con un consejo de ministros lleno de mujeres. 

Irene Montero le ha hecho un roto muy considerable en su “impecable” hoja de servicios en favor de la mujer. Precisamente en el campo más doloroso y más cruel para cualquier mujer, que es en el de una violación, Pedro Sánchez le ha fallado a la mayoría. Y solamente cuando le ha visto las orejas al lobo ha reaccionado, diciendo, por fin, que se va a someter a revisión esta ley nefasta. 

Pero no va a expulsar a Irene Montero porque no puede. En el pacto firmado por ambos líderes en noviembre de 2019 queda constancia que los ministros de Podemos son cosa de Iglesias y que sólo él puede removerlos. Y no lo va a hacer siendo, además, su señora el objeto de una salida que, si no fuera por su estatus, estaría fuera de cualquier gobierno o ni siquiera habría entrado en él.

Pero que la señora Montero es una carga para el PSOE desde hace ya tiempo, y no digamos la tal Pam, que se reía de la ristra de excarcelados que iba a salir a la calle. Eso es evidente. Lo que pasa es que tiene que tragar con ello porque necesita a Podemos como socio de futuro.

Sin Podemos o “el espacio de Yolanda Díaz” al que Pedro Sánchez se refiere como salvavidas pero que no acaba de cuajar, o por lo menos nadie ve que cuaje, él no saldrá adelante en las próximas elecciones generales. Por eso necesita imperiosamente a Podemos o a Yolanda Díaz. Indistintamente.

Esta ley malhadada le viene mejor a Podemos porque al PSOE le está alejando del voto femenino a gran velocidad

Ahora se escenificará la distancia obligada para que cada cual concurra a las elecciones de mayo con una cierta distancia, tampoco mucha porque van a seguir amarrados en el Gobierno, pero a una cierta distancia sí.

Y en ese sentido esta ley malhadada le viene mejor a Podemos porque al PSOE le está alejando del voto femenino a gran velocidad. Pero a Podemos le viene muy bien, y ahí tenemos a la señora Montero diciendo que “el corazón” de la norma no se va a cambiar y que ella no lo tolerará. 

El corazón de la norma es el consentimiento y eso no se lo discute nadie. Pero como decía Cayetana Álvarez de Toledo no hay que estar diciendo sí, sí, sí, sí hasta la consumación del acto porque eso no hay quien lo aguante ni libido que lo resista.

El caso es que ella y su equipo siguen adjudicando la aplicación errónea y sesgada de la ley a los jueces "de derechas", a pesar de que hay multitud de jueces mujeres que han visto los casos.

Ella tiene la seguridad de que nadie la va a descabalgar de su puesto y por eso actúa con esa cerrazón más propia del capricho de una niña pequeña que de una señora razonable y con los pies en el suelo.

El caso es que esto al PSOE le viene muy mal y por fin alguien, seguramente el propio Pedro Sánchez, ha dado la orden de reformar una ley que les está dañando seriamente.

El problema es que le va a seguir produciendo un daño indudable porque el goteo se va a seguir produciendo y hasta que no se apruebe una reforma de la ley y se publique en el BOE todo violador tendrá derecho a que se reduzcan sus condenas o a ser excarcelados si han cumplido la pena de prisión suficiente.

Aunque la mayor parte de ellos reincidan y vuelvan a violar a tantas mujeres como puedan hasta que la policía les vuelva a echar el guante o hasta que la vejez les haga imposible seguir violando.

Esta ley ha sido, y seguirá siendo mientras no se modifique, un auténtico desastre. También para el PSOE.