Yolanda Díaz ha anunciado otra vez que hará un anuncio, el anuncio de su candidatura o sólo el anuncio de la primavera, que es lo que parece que lleva esperando anunciar todo el tiempo con su aire infantil y floral de ministra en bicicleta o de Heidi descalza por las montañas. Llega la candidatura de Yolanda Díaz, o llega la primavera, que estábamos seguros de que iban a llegar las dos cosas justo cuando tocara, sin misterio, sin sorpresa, con cursilería petrarquista, helado de tutifruti, pájaros en la cabeza como esos sombreritos con pájaros y la tonta dulzura que hay en la repetición y la desmemoria. En primavera se diría que volvemos a descubrir hasta las piernas, de las que no nos acordábamos y que nos sorprenden ahora moviéndose como molinillos soplados por los niños, los cachorros y la hierba, y yo creo que, de igual manera, Díaz ha vuelto a descubrir la izquierda. En el anuncio de su anuncio, Díaz ha calcado, tópico tras tópico, como el poeta que vuelve ahora al tallo y a la rosa, un discurso de Pablo Iglesias en 2019. Pero es que seguramente no se puede decir mucho más de la izquierda ni de la primavera.

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