Las relaciones diplomáticas entre España y la República Popular China cumplieron cincuenta años el pasado nueve de marzo. Fue tal día de marzo de 1973 cuando el ministro de Exteriores Gregorio López Bravo, y el viceministro de Exteriores, Qiao Guanhua, firmaron las actas diplomáticas entre ambos gobiernos. Sí, las relaciones diplomáticas con la China comunista se establecieron en los últimos años del franquismo, a pesar que las relaciones con la Europa socialista no llegarían hasta después de la caída del régimen. La primera delegación española en Pekín estaba formada por Ángel Sanz Briz, Aurora Aranaz e Iñaki Preciado Idoeta. Sí, el Ángel de Budapest fue el primer embajador de España en el gigante asiático. 

A lo largo de estos 50 años debemos destacar que las relaciones entre Madrid y Pekín han sido siempre de socios cordiales, y que España ha sido uno de los principales promotores de la alianza comercial entre la Unión Europea y la República Popular de China. Se estima que en España viven aproximadamente 230.000 ciudadanos chinos, principalmente en Madrid y Barcelona. En ambos lugares existe una importante presencia económica y comercial china además, como también de intercambios culturales y de hermanamiento. Barcelona se hermanó con Shenzhen en 2012, y Madrid desde 1985 está hermanada con Pekín. Madrid fue la primera ciudad europea en estar hermanada con una ciudad china. 

Es importante destacar, antes de comentar los escenarios de futuro, y cual puede ser el rol de España en las relaciones diplomáticas chinas con Occidente, la figura de una de las personas que más trabajó para que ambos países tuvieran una gran relación diplomática: Eugeni Bregolat Obiols. Fue embajador de España en China entre 1986 y 1991; entre 1999 y 2003; y entre 2011 y 2013. Tal como dijo en una entrevista en 2023, a CGTN, España y China deben mantener un vínculo cercano, y constantemente se deben construir puentes entre ambos. 

A pesar que la pandemia ha supuesto una pausa en las relaciones diplomáticas alrededor del mundo para China, y es ahora cuando se ha reprendido la normalidad anterior a ella, no es de extrañar que la visita de Pedro Sánchez a Pekín sea a petición de Xi Jinping. España ha supuesto en muchas ocasiones la punta de lanza de la presencia china en la Unión Europea, como también uno de los actores más relevantes en la vertebración de las rutas comerciales terrestres y marítimas entre ambos. Las relaciones entre España y China van más allá que una relación bilateral entre dos países amigos durante décadas, son también entre la Unión Europea, la OTAN, el Mediterráneo y la situación geográfica. Pedro Sánchez fue de los pocos jefes de gobierno que se reunió con el mandatario chino en Bali, en noviembre de 2022. Y entonces las fronteras chinas seguían herméticas.

La importancia de esta visita tendrá un carácter trascendente en muchos aspectos, pues Pedro Sánchez se reunirá también con Li Qiang, primer ministro de la República Popular, y con Zhao Leji, presidente de la Asamblea Nacional Popular. Además, la participación de Sánchez el 30 de marzo en el Foro de Boao se espera que será uno de los momentos donde más se tendrá que poner el foco, pues es donde se deciden y discuten los que se consideran los asuntos más apremiantes de Asia. Recordemos que del 1 de julio a final de año España ejercerá por quinta vez la Presidenta del Consejo de la Unión Europea, y por lo tanto el rol de España y de Pedro Sánchez tiene especial relevancia en esta cumbre. 

De la cumbre diplomática en Pekín deberíamos esperar que se hable de incrementar inversiones chinas en España, y las inversiones españolas en China. También seguir profundizando las relaciones diplomáticas, comerciales y culturales entre ambos Estados. No sería de extrañar que se anunciaran facilidades en la inversión mutua, así como un incremento de la presencia de España en China, o planes de intercambio cultural en algunos ámbitos. Sobre el Foro de Boao, las reuniones bilaterales que se celebren seguramente irán en el mismo sentido, España siempre ha tenido interés en incrementar y mejorar las relaciones con muchos países del sureste asiático, y ahora, la recuperación económica después de la pandemia ha abierto una ventana de oportunidad. 

En conclusión, el horizonte de las relaciones entre España y China se prevé que sea trascendente a medio y largo plazo. El gobierno español parece dispuesto a incrementar la presencia española en Asia, después de tantos años de demora y estancamiento en algunos casos, como también mejorar aun más las relaciones económicas con China.

La invasión rusa de Ucrania y las sanciones contra Rusia han hecho crecer la vertebración de Asia Central, como el rol de China en esta región ha conseguido el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí, y entre Arabia Saudí y Siria en segundo plano. España y China no dejan de ser los dos extremos de las rutas comerciales que están tejiendo todo esto. Tendremos que estar atentos lo que suceda en Pekín. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Puede leer aquí sus artículos en www.elindependiente.com