El planteamiento que hacen los socios de Sumar, o como se llame el partido que se ha constituido ante el Ministerio del Interior, lleva o al suicidio de Podemos, o a una guerra abierta entre todos los componentes del magma político cuyo destino todavía está por escribirse. 

Porque aquí lo que se veta es a la cúpula del Ministerio de Igualdad, con todas las derivadas que ello comporta. Es decir, se veta a las autoras de la ley del sólo sí es sí y de la ley trans entre otras muchas medidas adoptadas.

Entonces va a ser que tenían razón quienes, desde la derecha, tildaban a las autoras de estos proyectos de ley de disparatados y de perjudiciales para las mujeres y para los adolescentes que padecieran disforia de género. Que la ley del sólo sí es sí era una aberración, como se comprobó en cuanto fue aplicada, y que la ley trans suponía para los adolescentes una vía para la frustración de por vida si llegado el momento de la madurez, resulta que las mujeres querrían haber sido siendo mujeres y los hombres querrían haber seguido siendo hombres.

Esa y no otra es la razón por la cual toda la cúpula del Ministerio de Igualdad es vetado ahora. No solamente Irene Montero, también la llamada Pam y también Victoria Rosell. Porque dicen que esos nombres generan división entre los partidos miembros de esa coalición, una división que ni de broma quieren porque ya están suficientemente divididos entre sí.

Lo que pasa es que ni Ione Belarra ni, por supuesto Pablo Iglesias, aceptarán una condición así. Eso es tanto como expulsar a Podemos de la amalgama de partidos que componen ahora mismo Sumar. Y eso les expulsa de la coalición y les deja a la intemperie, junto con Izquierda Unida que se ha presentado en múltiples ayuntamientos en coalición con Podemos. Pero, dicen en la coalición “hay dos opciones, que se sacrifique, como hizo el propio Pablo Iglesias tras las elecciones generales de abril de 2019, o ir a la ruptura y que la paguen ellos”. 

Esta es la situación a día de hoy. El problema está en que Izquierda Unida va en tándem con Podemos y probablemente la mayor parte de las 200 concejalías obtenidas caen de cuenta de la formación heredera del Partido Comunista de España. Y ése es el dilema de Yolanda Díaz.

Lo tienen muy mal los dirigentes de Podemos en estas elecciones porque no los quieren en el único hueco que podrían conseguir

Sorprendentemente, o quizá no tanto, no hay ningún inconveniente en meter a Ione Belarra de número tres por Madrid, siendo el número uno la propia Yolanda Díaz, el número dos Íñigo Errejón y la número tres, ya sí, Ione Belarra. Pero, claro, el número cuatro sería un hombre destituido por la propia ministra de Asuntos Sociales. 

Me estoy refiriendo a Enrique Santiago, defenestrado por Belarra a causa de la adhesión de Santiago a los planteamientos de la coalición con motivo de las elecciones de Andalucía, en las que Podemos apuró tanto la disyuntiva de sumarse o no a la suma de partidos que, al final, se quedó fuera de la plancha.

Eso no fue óbice para que los de Podemos de cinco diputados logrados por Por Andalucía, obtuvieran un resultado aceptable, donde solo Inma Nieto era de IU y Podemos por el contrario sacara tres parlamentarios, y Más País tan sólo uno.

Bien, pues ése Enrique Santiago iría de número tres teniendo por delante a la señora que le destituyó en su día. Estas listas están cuajadas de veneno y así no se puede mantener una candidatura.

Pero en Cataluña ya han dicho que en territorio de Ada Colau “no se va a salvar ni uno de Podemos” y en la parte valenciana ya han pedido hacer las listas sin interferencias ajenas y piden manos libres. 

Lo tienen muy mal los dirigentes de Podemos en estas elecciones porque no los quieren en el único hueco que podrían conseguir, pero las condiciones que se les ponen son inasumibles. 

Pablo Iglesias e Ione Belarra no consentirán que Irene Montero quede excluida de una lista electoral en la que el número tres esté ocupado por su amiga y compañera de Consejo de Ministros, además de secretaria general de Podemos. Es imposible.

A ver cómo torea este morlaco Yolanda Díaz.