Política

Mossos no creen a Trapero: "Iba a detener a Puigdemont y lo llevaron a Bélgica"

Agentes de la Policía de la Generalitat ven "incongruente" el relato del mayor durante su declaración como testigo en el Tribunal Supremo: "Dijo lo que tenía que decir para defenderse, pero no se entiende que viera algo ilegal y no lo persiguiera"

Mossos no creen a Trapero: "Iba a detener a Puigdemont y lo llevaron a Bélgica"

Josep Lluís Trapero estrecha la mano de Carles Puigdemont el 18 de abril de 2017, día que tomó posesión como mayor de los Mossos d'Esquadra. EP

"¿Por qué viene con el cuento de que tenía un dispositivo preparado para detener a Carles Puigdemont y los Mossos se lo llevaron a Bélgica? ¿Por qué seguimos manteniéndole la escolta?". Son preguntas retóricas que lanza un agente de la Policía de la Generalitat crítico con la dirección del Cuerpo ante el desafío independentista después de escuchar esta semana la declaración de Josep Lluís Trapero en el juicio al procés.

El mayor de los Mossos, que eludió acogerse a su derecho a no declarar en el Tribunal Supremo al estar imputado en el procedimiento por rebelión que ha instruido la Audiencia Nacional y por el que será juzgado en los próximos meses, defendió este jueves la actuación del Cuerpo ante los mandatos judiciales recibidos para abortar el referéndum de autodeterminación y mantuvo que "emplazó" a miembros del Govern "al cumplimiento de la legalidad" días antes del 1-O. En su comparecencia, Trapero también desveló la existencia de un plan secreto para detener a Puigdedmont y los consellers tras la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en caso de que se les hubiera ordenado.

La DUI tuvo lugar el viernes 27 de octubre de 2017. El entonces presidente de la Generalitat durmió ese sábado con su familia en Sant Julià de Ramis (Girona) y apareció en Bruselas el lunes 30, día en que el fiscal general del Estado -José Manuel Maza, ya fallecido- interpuso sendas querellas en la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo por rebelión, sedición y malversación contra él, 13 consejeros de su Gobierno, la presidenta del Parlament y otros cinco miembros de la Mesa. Comenzó así una huida de la Justicia que suma ya casi año y medio.

Las declaraciones en el Supremo de Trapero -con carné profesional 1.899 y con casi tres décadas de servicio a sus espaldas- han desatado en los últimos días miles de comentarios en los grupos de guasaps de los que forman parte mossos, muchos profundamente decepcionados con la respuesta que dio el Cuerpo el 1-O y dispuestos a enrolarse en las plantillas de la Policía Nacional o de la Guardia Civil en Cataluña.

Su relato es incongruente completamente. Dijo lo que tenía que decir para defenderse, pero no se entiende que viera algo ilegal y no lo persiguiera", sostiene un agente

"Su relato es incongruente completamente. Dijo lo que tenía que decir para defenderse, pero no se entiende que viera algo ilegal y no lo persiguiera, como es su deber como policía", añade el agente de la Policía Autonómica, que pide anonimato como condición para hablar con El Independiente. Y añade: "Tiene razón en que fueron premisas políticas, pero es que un Cuerpo policial no se puede doblegar a premisas políticas. Como dijo Balzac: 'Los gobiernos pasan y las sociedades mueren, pero la policía es eterna'. Y nosotros nos doblegamos".

El agente considera una "burla" que el mayor -condición que Trapero no pierde pese a haber sido relegado de la máxima responsabilidad operativa- declarara que no interpretaron como "actos preparatorios" el hecho de que los colegios electorales estuvieran 'tomados' por ciudadanos las horas previas al inicio del 1-O. "¿Perdona? ¿Que todos los fines de semana están llenos de personas jugando al parchís o haciendo concursos de play station o petanca? Está claro lo que se hizo y la politización del Cuerpo. El veneno está extendido y no tiene solución", comenta el mosso.

También censura que el testigo recurriera a "eufemismos" como que los actos "superarían la convivencia" para no pronunciar expresamente la palabra 'violencia', requisito indispensable a la hora de acreditar la perpetración del delito de rebelión. "Lo que no termino de comprender es que este señor, siendo policía y viendo lo que se avecinaba, no tratara de impedirlo. Era un dispositivo para intentar 'encubrirlo' porque un político dijo que iban a tirar para adelante sí o sí. Uno de los pilares fundamentales de la democracia es el cumplimiento de la legalidad y era evidente que no se estaba respetando", agrega.

Por su parte, el presidente de la asociación Unió de Mossos por la Constitución, Ángel Gómez, considera que Trapero "intentó" defender el papel desempeñado por la Policía Autonómica el día del referéndum ilegal "para eludir las responsabilidades penales" cuando sea juzgado en la Audiencia Nacional, si bien opina que el mayor ha quedado "retratado".

"Trapero, en gran parte, dijo la verdad. Eludió responsabilidades y las descargó en los políticos, pero en la parte que le toca ¿cómo va a decir que pensaba acatar en todo momento la legalidad y las órdenes de la Fiscalía cuando por otro lado estás colaborando con los políticos para que estos lleven a término ese proyecto ilegal que era el referéndum?", interpreta Gómez.

Un dispositivo "cara a la galería"

El representante de este colectivo no tiene dudas de que el operativo diseñado por los Mossos -primero ante las instrucciones de la Fiscalía Superior y posteriormente de la magistrada del TSJC Mercedes Armas- para frustrar la consulta soberanista estaba pensado "cara a la galería" para dar apariencia de cumplimiento al mandato judicial. "La realidad es que fue un dispositivo elaborado para dar cumplimiento a la celebración del referéndum ilegal", sostiene.

Ángel Gómez considera que ese objetivo lo delata el propio nombre con que se bautizó el operativo: 'Ágora'. Según declaró Trapero en el juicio, ese dispositivo se diseñó en el verano de 2017 ante la "deriva" y el clima de "enfrentamiento" que se registraba en Cataluña al estar ya muy patentes las pretensiones de los partidarios de la independencia, al tiempo que precisó que debió haberse empezado a aplicar los primeros días de septiembre -antes de que el Parlament aprobara las conocidas como 'leyes de desconexión'- pero se retrasó debido al doble atentado terrorista de agosto. "El ágora era el espacio público en la antigua Grecia en la que democráticamente se tomaban las decisiones a mano alzada", recuerda.

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