Política

El Gobierno y Facebook se conjuran para evitar el juego sucio electoral en la red

España activa un plan contra las campañas de desinformación que pretendan influir en las elecciones del 28-A y el 26-M

Un teléfono móvil con acceso a diferentes redes sociales.

Un teléfono móvil con acceso a diferentes redes sociales.

El Gobierno de España se prepara para la principal amenaza en las elecciones contemporáneas: el hackeo del sistema electoral o los intentos de influir en el voto de los ciudadanos a través de campañas de desinformación masiva, que extienden bulos y alteran estados de ánimo en el electorado para movilizarlo o fomentar la abstención con el objetivo de influir en el resultado.

Las sospechas sobre injerencias de potencias externas en las campañas electorales de EEUU, Brasil, el Brexit y en el procès catalán han encendido las alarmas en la Comisión Europea. A los estados miembros les preocupa que potencias externas intenten desestabilizar el futuro de la Unión con prácticas como favorecer la llegada al Parlamento europeo de partidos eurófobos y nacionalistas, de "enemigos de Europa", como ha alertado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Para impedir una amenaza real, nueva y difícil de combatir, la Comisión ha creado un centro de alerta de desinformación de cara a las elecciones europeas que en España se está implementando para evitar maniobras similares durante las generales, las autonómicas y las municipales. El Ejecutivo ha entrado en contacto con grandes compañías tecnológicas y con las principales empresas de redes sociales para activar mecanismos y protocolos de prevención y actuación. Fuentes del Gobierno señalan a Facebook como la compañía que más está colaborando y muestran su impotencia a la hora de actuar en redes de carácter cerrado como WhatsApp -muy influyente en las elecciones de Brasil que otorgaron la victoria a Jair Bolsonaro- donde la divulgación de bulos y mentiras resulta prácticamente incontrolable.

Uno de los principales acuerdos en este sentido es que Facebook obligará a los partidos, empresas o entidades que realicen campañas políticas o de influencia política a explicitar que se trata de propaganda en vez de camuflar esos mensajes bajo otras apariencias como, por ejemplo, la de noticias o de denuncias de particulares. Facebook se compromete así en aumentar su "transparencia" a la hora de la divulgación de campañas en una estrategia que también se está ampliando a la publicidad privada a la hora de facilitar, a través de la información de sus pestañas, quién está detrás de los anuncios que saltan en sus páginas.

La compañía asegura tener como "prioridad" la integridad de las elecciones, por lo que ha puesto en marcha un "trabajo multidisciplinar" que involucra a muchos equipos para "detectar y eliminar cuentas falsas, reducir las noticias falsas, aumentar la transparencia en la publicidad política, entorpecer a los actores malintencionados y promover una comunidad informada".

"A finales de marzo lanzaremos nuevas herramientas para ayudar a prevenir la interferencia extranjera en las próximas elecciones y hacer que la publicidad política en Facebook sea más transparente. Los anunciantes deberán estar autorizados antes de comprar anuncios políticos y mucha más información sobre los anuncios estará disponible para que la gente los vea", anuncia la empresa.

Para publicar mensajes electorales o sobre temas muy debatidos relacionados con las elecciones al Parlamento Europeo, los anunciantes deberán confirmar su identidad e incluir información adicional sobre quién es responsable de esos anuncios. "Si bien la gran mayoría de los anuncios en Facebook están a cargo de organizaciones legítimas, sabemos que hay malos actores que intentan hacer un mal uso de nuestra plataforma". "Nos enfrentamos a adversarios inteligentes y bien financiados que están adaptando y cambiando sus tácticas", advierte la empresa.

Por su parte, WhatsApp, la red social más importante en España según el Gobierno, también resulta "la más difícil de combatir" en materia de desinformación porque actúa en canales cerrados y los mensajes adquieren credibilidad porque proceden de emisarios que cuentan con la credibilidad y la confianza del receptor. Esto facilita la divulgación y retroalimentación de noticias falsas que, propagadas días antes de las elecciones, pueden alterar estados de opinión y de ánimo colectivo para influir en el resultado.

Fuentes gubernamentales implicadas en esta batalla recuerdan el caso de Hillary Clinton, que perdió las elecciones de forma inesperada frente a Donald Trump después de la publicación de miles de correos del Partido Demócrata que hundieron su candidatura. En una investigación parlamentaria en Whasington, el exabogado del ahora presidente Trump ha asegurado que empleados del candidato gestionaron con el líder de Wikileaks, Julian Assange, una filtración de correos que le iban a "hacer mucho daño a Hillary".  Y así fue; salieron a la luz 20.000 correos de los altos cargos del Partido Demócrata que mostraban maniobras para que Clinton vendiera a sus rivales. Según la inteligencia norteamericana, se trató de una operación de hackers desde Rusia. "Que Rusia ponga al presidente de EEUU es muy inquietante", explican desde el Gobierno, para alertar a la sociedad de la responsabilidad individual a la hora de consumir esos mensajes y de votar.

"El ciudadano español cree que no tenemos ningún enemigo y que nadie se va a meter con nosotros, pero hay intereses por todos lados y no son amigos", advierten las fuentes, que recuerdan el ejemplo de las fake news que operaron a nivel internacional sobre la consulta ilegal del 1-O en Cataluña y su repercusión internacional sobre la imagen de España. "Desestabilizar a España es desestabilizar a Europa", advierten, señalando a las potencias económicas y políticas que se verían beneficiadas por esa debilidad de la Unión Europea, como Rusia o China.

En el último seminario celebrado en el Parlamento Europeo sobre el fenómeno de la desinformación se constató que unas 156.000 cuentas de Twitter procedentes de Rusia tuitearon sobre el Brexit los días anteriores al referéndum del 23 de junio de 2016, en el que el 51,9 % de los británicos que acudieron ese día a las urnas optaron por votar a favor de abandonar la UE.

En ese sentido, un informe del CNI revelado por El País asegura que "los responsables de estos ataques suelen ser gobiernos y grupos subnacionales que tienen como objetivo erosionar y debilitar la cohesión interna de un Estado o de un grupo de Estados considerados como adversarios y, de esta manera, redefinir su posición estratégica". Es lo que se conoce como doctrina Gerasimov, en referencia al general jefe del Estado Mayor ruso que lleva años defendiendo las guerras híbridas y el poder de las acciones hostiles a través de la desinformación y las redes sociales.

El Gobierno es consciente de que el peligro de una campaña de desinformación aumentará a medida que se acerquen las fechas de las elecciones, ya que suelen activarse los últimos días de la campaña. "No se puede ganar a cualquier precio porque se está jugando con el sistema democrático en sí", explican desde el Ejecutivo, que apuesta por "proteger al Estado porque es el que nos protege a todos". "Si no seremos carne de cañón todos porque no se sabrá quién manda de verdad ni quién pone un Gobierno ni con qué intereses", aseguran.

En Moncloa miran con atención medidas como las emprendidas por el presidente francés Emmanuel Macron, como retirar las acreditaciones oficiales a los medios Russia Today y Sputnik, tras la constatación de una explosión de noticias falsas compartidas masivamente, especialmente en Facebook, durante las revueltas de los denominados chalecos amarillos.

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