Llueve y el frío de otoño parece inundarlo todo. Los días son más cortos, y al llegar a casa lo único que apetece es tumbarse en el sofá, aferrarse a una manta y ser parte de esa filosofía que se ha ido consolidando a lo largo de los años, el llamado ‘Netflix and chill’. El catálogo es amplio y, a veces, casi interminable. ‘The Crown’, ‘Los Bridgerton’, ‘Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer’ o ‘La casa de papel’, son varias de las series originales de Netflix que le han hecho convertirse en una de las plataformas de streaming favoritas entre el público. 

Desde hace varios meses sobrevuela la idea de que la plataforma de contenido bajo demanda ha perdido un buen pico de suscriptores y está en crisis. Algo que descarta completamente Elena Neira, profesora de los estudios de la comunicación y de la información en la UOC y especializada en nuevos modelos de distribución audiovisual, que considera “muy prematuro hablar de una crisis de Netflix”. Para ella, “están evolucionando”. “Netflix ha cometido errores, pero también ha tenido decisiones acertadas, y decisiones como estas demuestran que son capaces de adaptarse a los cambios de mercado”, añade.

Desde que el primer trimestre de 2022 la plataforma comunicara su primera pérdida de usuarios en diez años, la baja de 200.000 suscriptores y la interrupción del servicio en Rusia y los 700.000 usuarios menos que suponía, los expertos pronosticaban un cambio en su modelo. Así, Netflix lanza hoy su nuevo plan de anuncios. Además de los paquetes con los que ya contaba, como el Básico (7,99 euros), que admite el uso de la cuenta de un solo hogar; el Estándar (12,99 euros), que permite dos; y el paquete Premium (17,99 euros), que deja cuatro hogares; ahora se amplía al plan Básico con anuncios, que costará 5,49 euros al mes a cambio de mostrar una media de cuatro o cinco minutos de anuncios por hora, que se verán al principio de las series y películas y durante su reproducción. Además, en el plan Básico con anuncios no se podrán descargar los contenidos para verlos offline

Hace unos meses, la compañía inició unas pruebas en algunos países de Latinoamérica en las que se les daba la opción de pagar un extra por cada usuario que quisiera tener acceso a su cuenta si no vivía en la misma casa. Y ya es una realidad. La limitación de las cuentas compartidas se empezará a desplegar a principios del año que viene. Es uno de los cambios que más ha dado de que hablar. Esto no es nuevo. En principio, esta limitación estaba en las propias normas del servicio, “aunque Netflix hasta ahora haya hecho la vista gorda porque le interesaba que la gente descubriese el servicio”, apunta Neira. “Ahora lo que se establece es que, si tú quieres compartir cuenta fuera del hogar, el titular de la cuenta tiene que añadir a un usuario externo que cuesta dinero”, explica la profesora. Es algo que afectará a todos sus planes. No significa que, si tú contratas el plan más barato, entonces no puedas compartir la cuenta.

Neira cree que “se ha formado más revuelo de lo que la medida objetivamente implica”. “Si pagas el plan de 12 euros entre 3 personas y pagabas 4, vas a poder seguir pagando 4, pero igual tienes que pagar 2 euros más, que es más o menos lo que se estima que costará enlazar una persona a la cuenta”, explica. Además, recuerda que “las personas que no estaban pagando, no les estaban rentando a la plataforma, entonces en realidad tampoco pierden tanto”. Al final, indica “es una cuestión de lo que el usuario entiende que cuesta la plataforma, si cree que merece la pena seguirá pagando, y si no, se irá a otra”.

La inestabilidad económica, la crisis energética, la subida general de los precios y la Guerra de Ucrania. Todo esto genera un caldo de cultivo y “lo que antes era un bien de primera necesidad, se convierte en algo de lo que puedes prescindir”. Neira hace hincapié en que Netflix perdiese 200.000 clientes no significa que 200.000 clientes se diesen de baja, “significa que la suma de las altas y de las bajas genera un balance negativo”. Todos los meses la gente se da de baja en Netflix, lo que ocurre es que el crecimiento siempre va muy por encima de las bajas, y el primer trimestre del año, después de una época en la que las altas eran progresivas, eso no sucedió.

Todo esto sucede después de que, durante la pandemia, hubiera un crecimiento “muy artificial” de las plataformas de streaming porque era “básicamente de las pocas cosas que podíamos hacer”, algo que generó unas “expectativas que a la hora de la realidad no se han podido cumplir”. “En un escenario normal la transición de Disney+ al streaming hubiese sido muchísimo más lenta, pero no tuvo más remedio que acelerar su digitalización precisamente porque en aquel momento una de sus principales vías de negocio, como pueden ser los cines, estaba completamente paralizado”, explica la profesora.

La publicidad en las plataformas de streaming

Hace unos días, Madrid amaneció con una lona publicitaria en la que Atresmedia se dirigía de forma clara a las plataformas de streaming por las decisiones que están tomando para incluir publicidad en sus servicios.

Imagen de la campaña de Atresmedia.

Neira recuerda que esto no es del todo “exacto”. “Ni Disney+, ni HBO, ni Prime tienen publicidad en España ni propuesto tenerla”, afirma. “Es verdad que Netflix siempre ha sido contrario a la publicidad, pero al estar en una situación económica muy diferente, ha adaptado su negocio”. No descarta que las demás plataformas acaben imponiendo un modelo publicitario en España, ya que es algo que tienen en otros países, “pero parece que de momento no les interesa o consideran que su peso en el país no justifica la creación de un negocio publicitario en el territorio”.