Estamos acostumbrados a valorar el esfuerzo, el sacrificio y el tesón que llevan a los grandes campeones a la victoria. Nadie duda de que es digna de admiración la capacidad de ciertos seres humanos para sobreponerse y crecer ante la adversidad. Sin embargo, una vez alcanzada la cima, cuando la batalla ha terminado, es habitual ignorar lo difícil que resulta renunciar a la lucha y encontrar un sentido a la nueva etapa que comienza, con la satisfacción agria de haber sido el mejor y no poder serlo más.

En este capítulo se encuentra ahora Serena Williams (EEUU, 1981), una de las mejores tenistas de la historia, si no la mejor. Una carta abierta firmada por la propia estadounidense en la revista Vogue explica lo que significa para la menor de las Williams decir adiós al tenis.

Es posible que sea un tópico demasiado manido, pero si existe un adjetivo para definir a Serena Williams es el de luchadora. Su fortaleza, tanto física como mental, la convierten en uno de esos ejemplos en los que muchos motivadores se fijan para emplear aquella frase de "si quieres, puedes". La ganadora de 23 Grand Slams ha basado su carrera en una continua demostración de poder. Como ella misma indica, la esencia de ser Serena consiste en: "Esperar lo mejor de mí misma y demostrar que la gente se equivoca. He ganado muchos partidos porque algo me hizo enfadar o porque alguien me dio por perdida".

Serena Williams es pura energía transformadora, es capaz de convertir las críticas, los golpes bajos y las derrotas en una suerte de fuerza de empuje que hacen de la resistencia su mayor virtud, así en la vida como en el tenis. Desde el principio, Serena ha tenido que remar en contra, es inevitable considerar claves en el desarrollo de su carrera, las dificultades que una mujer negra puede encontrar para hacerse un hueco en un deporte como el tenis.

Y es que el legado de la menor de las Williams trasciende más allá del deporte. Firme activista contra la discriminación racial y de género, su lucha no se ha limitado a las pistas. “El día en que pare de luchar por la igualdad y por gente como tú y yo, será el día que esté en la tumba”, pronunció en la rueda de prensa posterior a perder la final de Wimbledon contra la rumana Simona Halep en 2019.

Si fuera un hombre, no estaría escribiendo esto porque estaría por ahí jugando y ganando mientras mi mujer está haciendo el trabajo físico de ampliar nuestra familia"

Serena Williams

De hecho, esta nueva etapa que anuncia en la carta, con su apuesta por Serena Ventures, la firma de capital riesgo fundada por la tenista, también tiene mucho que ver con su obsesión por alcanzar la igualdad en un mundo tradicionalmente reservado para los hombres.

Como ella misma indica, esta idea nace de una conferencia organizada por JPMorgan Chase, donde Caryn Seidman-Becker, la directora general de la empresa de seguridad Clear, contó que menos del 2% de todo el dinero del capital riesgo iba a parar a las mujeres. "Pensé que era imposible que el 98% de ese capital fuera a parar a los hombres. Después me acerqué a ella y me lo confirmó. En ese momento comprendí que alguien como yo tenía que empezar a extender los grandes cheques".

Sin embargo, aparte de la apuesta por el mundo de los negocios, Williams reconoce en la necesidad de cuidar de su familia la verdadera razón por la que el tenis pasará a un segundo plano. "Nunca he querido tener que elegir entre el tenis y una familia. No creo que sea justo. Si fuera un hombre, no estaría escribiendo esto porque estaría por ahí jugando y ganando mientras mi mujer está haciendo el trabajo físico de ampliar nuestra familia".

Obviamente la edad también lo cambia todo. Como ella misma explica, estaba embarazada de dos meses cuando ganó el Open de Australia en 2017, "pero este mes cumplo 41 años, y algo tiene que ceder".

Como luchadora nata que es, Serena Williams se ha asegurado mantener frentes familiares y empresariales en los que continuar alimentando su naturaleza combativa. Pero eso no resta para que despedirse su gran pasión sea uno de los momentos más traumáticos de su vida.

"No hay felicidad en este tema para mí. Sé que no es lo habitual, pero siento un gran dolor. Es lo más duro que puedo imaginar. Lo odio. Odio tener que estar en esta encrucijada. Me repito una y otra vez que ojalá fuera fácil para mí, pero no lo es. Estoy dividida: no quiero que se acabe, pero al mismo tiempo estoy lista para lo que sigue".

Me encanta ganar. Me encanta la batalla. Me encanta entretener"

Serena Williams

El US Open, un torneo que ha ganado hasta en seis ocasiones, es el escenario elegido por la estadounidense para pronunciar ese doloroso adiós. Williams podrá despedirse ante su gente de aquello que le ha permitido demostrar a todo el mundo que podía ser la mejor. Una maravillosa ocasión para ver si logra empatar la histórica marca de 24 Grand Slams de Margaret Court, aunque, pase lo que pase, nadie podrá negar que su nombre siempre estará marcado con letras de oro en el Olimpo de este deporte.

Una vez haya terminado este último servicio, Serena Williams tendrá que afrontar una nueva etapa apartada de la competición, aunque no cabe ninguna duda de que su espíritu competitivo seguirá luchando por las causas que siempre ha defendido. Este es el final de una batalla para una guerrera cuyo afán por la lucha seguirá dando sentido a su vida.