En los últimos días no se ha hablado de otra cosa. En casi todas partes ha podido leerse que en Suecia se va a celebrar el primer Campeonato de Europa de Sexo, organizado por una supuesta Federación Sueca de Sexo. El organismo que agrupa a todas las asociaciones deportivas del país nórdico se ha apresurado a aclarar que este colectivo no está reconocido entre sus miembros.

Sus promotores no han conseguido que el sexo sea considerado un deporte como tal, pero han anunciado una competición que se va a celebrar en Gotemburgo durante las próximas semanas. "Se acepta el e-sport como deporte, pero ¿sentarse frente a la computadora y jugar videojuegos es más deporte que una actividad física saludable que alarga la vida? Te dejaremos sacar tu propia conclusión", reclama la asociación en su página web.

Pero los participantes de momento son solo actores y actrices del mundo porno, entre ellos la española Selva Lapiedra. Y tanto por el formato de competición de los atletas –sesiones de seis horas cada día, con «partidas» individuales que durarán de 45 a 60 minutos– como por las diversas fases que incluye el evento –seducción, masajes, habilidad en los preliminares, velocidad en el sexo oral, calidad del coito, apariencia de los órganos, ejecución artística y creatividad en el cambio de postura o resistencia y número de orgasmos–, el campeonato parece más bien una convención pornográfica hábilmente publicitada para que su retransmisión a través de internet sea un éxito.

Las suecas que revolucionaron Benidorm

La iniciativa ha hecho pensar a muchos que una vez más Suecia va un paso por delante, y no solo en Eurovisión, donde este año han vuelto a ganar. Frente a gobiernos europeos que no se adaptaban a los cambios, Suecia ha sido pionera en (casi) todos los ámbitos. Desde ser el primer país del mundo en autorizar el cambio jurídico de género pasando por políticas contra el cambio climático hasta la revolución del bikini.

De hecho, se podría decir que, gracias a las suecas (y a sus biquinis), Benidorm se ha convertido en uno de los lugares turísticos de sol más solicitados de Europa.

En los años 50, tras la revolución que empezó a haber en países vecinos, España prohibió el bikini en las costas del país. Por aquella época, Benidorm había dejado de ser un pequeño pueblo de pescadores. Gracias a su buen tiempo, era el destino favorito de veraneantes europeos, sobre todo suecas, que traían muchos beneficios económicos.

Las suecas iban un paso por delante. Mientras en España estaba mal visto, e incluso prohibido, llevar bikini, ellas lucían sus cuerpos en las playas. Así, el alcalde de Benidorm de entonces, Pedro Zaragoza, al darse cuenta de que poder utilizarlo era un atractivo turístico, optó por hacer la vista gorda, por lo que las turistas europeas utilizaban normalmente el bikini. Finalmente en 1952 se dictó una ordenanza que hacía de las playas de Benidorm, una zona libre para el bikini.

Política exterior feminista

Suecia ha sido uno de los países más avanzados del mundo en materia de feminismo. En 1919 se aprobó el sufragio femenino, y ya en los años 80 muchos de sus ayuntamientos comenzaron a poner la perspectiva de género en el centro de sus decisiones. Pero fue en el año 2014 cuando el país implantó una política exterior feminista en la que situaba la igualdad de género como elemento prioritario en las relaciones entre Suecia y otros países.

Se trataba de una decisión pionera. Era la primera vez que un Estado utilizaba esta palabra para definir su estrategia internacional, patrón que seguirían años más tarde muchos otros países, como España, Alemania o Canadá.

A finales de noviembre de 2022, tras la victoria de la derecha en Suecia, se abandonó este pionero concepto, al considerar que se había convertido en una "etiqueta contraproducente" para la imagen internacional del país.

La primera ley trans

En 1972, Suecia volvió a hacer historia convirtiéndose en el primer país del mundo que autorizó el cambio jurídico de sexo. Más tarde, en el año 2000 se consagró como el primer país de Europa en ofrecer pruebas de identidad de género a menores para un posible tratamiento médico posterior.

Aunque este último año, el país ha dado marcha atrás y ha decidido restringir, con algunas excepciones, el acceso de los menores a tratamientos hormonales para reasignar el género ante un aumento de los diagnósticos de personas que piden cambiar de género.

Vuelta a los libros de texto en los colegios

Al igual que para tomar decisiones pioneras al estado escandinavo no le tiembla el pulso, tampoco lo hace cuando tiene que dar marcha atrás en sus decisiones. Esta misma semana ha suspendido la digitalización de las aulas.

La ministra de Educación tomó la decisión tras 15 años en los que los ordenadores han sustituido a los libros de texto en las escuelas suecas. Ese abuso de pantallas, decía, había provocado el descenso del nivel de comprensión lectora entre los niños suecos tras el último informe, alertando del riesgo de crear «una generación de analfabetos funcionales». Así, el Gobierno destinará 60 millones de euros este 2023 y 45 millones en 2024 y 2025 para recuperar los libros.

Jornada laboral de seis horas

En Suecia, por lo general, la jornada laboral es de 40 horas, aunque hace años el país llevó a cabo un experimento pionero en el que probaron a reducir su jornada a 6 horas al día, pero los resultados fueron contradictorios. La prueba se llevó a cabo en una residencia de ancianos en Gotemburgo. Durante dos años, sus 68 empleados trabajaron seis horas al día en lugar de ocho. Eso sí, manteniendo íntegros sus salarios.

Los resultados del estudio demostraron que los cambios eran positivos. Las bajas por enfermedad se redujeron entre los trabajadores y la atención a los ancianos en la residencia mejoraron. Es decir, la productividad aumentaba. El problema es que lo hacía a un coste que se hacía inviable poner en práctica.

Y es que para cubrir con nuevo personal el recorte de horas, la residencia tuvo que contratar a 17 nuevos empleados (hasta los 85), lo que supuso un coste extra de 12 millones de coronas suecas, unos 1,26 millones de euros.

Líder mundial del medio ambiente

Suecia es uno de los países más comprometidos con el medio ambiente. De hecho, Greta Thunberg, la joven que se ha consolidado como imagen global de la lucha contra el cambio climático, es sueca.

El país nórdico es uno de los países europeos con más energía renovable en su producción eléctrica. Más de una cuarta parte de la electricidad de Suecia ha procedido de la energía eólica durante dos meses consecutivos. En febrero, el país escandinavo generó la cifra récord del 27% de electricidad eólica, superando por poco el récord del 26% alcanzado en enero de este año.

Lo que está claro es que Suecia lidera la lista de los países que más avanzan en su transición hacia las energías limpias. En los últimos años ha proliferado un modelo de vivienda que funciona con energía solar. Utilizan principios de construcción pasiva y paneles fotovoltaicos para generar toda la energía que necesitarían para funcionar durante todo el año. Las casas, de dos pisos y casi 150 m2, funcionan casi en su totalidad con energía solar, y la energía que no utilizan se almacena en baterías o se devuelve a la red.

Carreteras que cargan vehículos

Para seguir un paso por delante, Suecia ya ha anunciado sus planes para crear un sistema de carreteras eléctricas (ERS) que permita a los vehículos eléctricos recargarse mientras están en movimiento. Esta innovación pretende acabar con el problema de la autonomía limitada de los vehículos eléctricos.