A mediados del próximo febrero finalizará el plazo de tres meses que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) concedió a Atresmedia y Mediaset para que adaptaran sus relaciones comerciales con los anunciantes al nuevo escenario, que fue el que el regulador impuso en noviembre tras sancionar a estos grupos de televisión con 77 millones de euros por sus prácticas anticompetitivas.

Los dos grupos de televisión presentaron hace unos días sendos recursos ante la Audiencia Nacional y solicitaron medidas cautelares para evitar la aplicación inmediata de las restricciones a la venta de publicidad que la CNMC les impuso el pasado noviembre.

En la resolución, se daba un plazo de 90 a Atresmedia y Mediaset para modificar los contratos que dieran pie a las prácticas consideradas anticompetitivas por la CNMC. A partir de ahí, se iniciaría un período de vigilancia. Fuentes del regulador inciden en que no está previsto que comience hasta que la Audiencia Nacional no resuelva sobre las medidas cautelares.

Confianza en ganar en los tribunales

Las televisiones han expresado su confianza en ganar esta batalla judicial, dado que consideran que no han cometido nada ilegal y, desde luego, nada que no haya sido históricamente habitual en el mercado de la televisión en abierto.

Según publicó Vozpópuli, su intención es demostrar en los juzgados que la sanción es improcedente y que el expediente se aprobó con la oposición de una parte de la CNMC. Para ello, han solicitado el acta de la reunión de la Sala de Competencia donde se resolvió este asunto, así como el informe cruzado de la Sala de Supervisión Regulatoria.

¿Por qué este último? Tal y como detalló este periódico, porque dos de sus consejeros, María Fernández -presidenta de la Sala y vicepresidenta del organismo- y Benigno Valdés expresaron su oposición al contenido del expediente.

Hay que recordar que las dos multas estuvieron motivadas en las maniobras que realizaron estas dos compañías durante varios años, que les permitieron acaparar el 85% del mercado publicitario de la televisión, es decir, un porcentaje superior en más de 30 puntos a la audiencia de sus canales.

En concreto, la CNMC señaló que Mediaset y Atresmedia imponían de forma generalizada a sus anunciantes una “elevada cuota mínima de inversión”, que suponía un porcentaje significativo de su campaña publicitaria general. El incumplimiento de dicho compromiso de inversión podía ser penalizado.

Bonificaciones a las centrales de medios

Asimismo, apuntó a las extraprimas, es decir a las bonificaciones que las centrales de medios pactan con las empresas periodísticas -no sólo con las televisiones- por la venta de publicidad a volumen.

Dentro del mercado, estas agencias ejercen de intermediarias entre los anunciantes y los medios; y asignan las campañas publicitarias a estos últimos en función de varios factores. Atresmedia y Mediaset -según la CNMC- ofrecían extraprimas más elevadas a las centrales si destinaban un mayor número de inversión a estos grupos, algo que el regulador considera que ha perjudicado a su competencia.

Las dos cadenas, por otro lado, venden sus espacios publicitarios, habitualmente, en módulos de canales. En cada uno de ellos, se incluyen uno de los canales con mayor audiencia con otros canales de menor audiencia de cada cadena. “De esta manera, consiguen que la concentración publicitaria se produzca también en los canales de menor audiencia de Mediaset y Atresmedia”, según la CNMC.

Esta práctica se ve reforzada por la llamada pauta única (simulcast), que supone la transmisión simultánea de la publicidad en los distintos canales de la cadena, siguiendo la pauta del que tiene más audiencia.