Cultura

«Fragmento Fagan», el friso del Partenón que devuelve la polémica del arte expoliado al British Museum

La repatriación del «fragmento Fagan», que llevaba dos siglos en Sicilia, pone sobre la mesa de nuevo la presión sobre el Museo Británico y el Gobierno de Boris Johnson

Varios visitantes pasan junto a los frisos del Partenón en el Museo Británico de Londres. FACUNDO ARRIZABALAGA / EFE

La pugna por los mármoles del Partenón y su retorno a Grecia se abre camino de nuevo con la repatriación este lunes del «Fragmento Fagan» al Museo de la Acrópolis de Atenas. El conocido fragmento de mármol pentélico, que forma parte del friso occidental del templo, llevaba más de dos siglos en Sicilia y ha vuelto a Grecia tras un acuerdo entre el Museo Antonino Salinas de Palermo y el Museo de la Acrópolis por el cual también dos importantes obras viajarán a la isla italiana. El fragmento formará parte del Museo de la Acrópolis por un período inicial de cuatro años. Sin embargo, el gobierno regional de Sicilia ya ha pedido al Ministerio de Cultura de Italia que autorice una repatriación permanente: «Lo que está sucediendo hoy abre camino para que otros museos puedan avanzar en la misma dirección, siendo el más importante de estos, por supuesto, el Museo Británico, que tiene que darse cuenta de que ha llegado el momento de que los mármoles del Partenón, que salieron de Grecia en circunstancias conocidas más o menos por todos, regresen aquí, a su hogar natural. El regreso a Atenas de esta importante pieza del Partenón va en la dirección de construir una Europa de la Cultura, que tiene sus raíces en nuestra historia y en nuestra identidad, esa Europa de los pueblos que nos ve profundamente unidos a Grecia, como portadores de valores antiguos y universales», ha señalado el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, durante el acto de presentación del Fagan en el museo.

Ha llegado el momento de que los mármoles del Partenón regresen a su hogar natural"

Kyriakos Mitsotakis

El fragmento, que representa el pie de la diosa Peitho o de la diosa de la caza Artemisa, fue adquirido por la Universidad de Palermo en 1820 junto con el resto de la colección arqueológica del cónsul británico para Sicilia y Malta, Robert Fagan, después de su muerte en 1816, y forma parte de los 75 metros de friso -sobre los 160 originales que ideó el más famoso de los escultores de la Antigua Grecia, Fidias-, 17 esculturas de los pedimentos este y oeste, y 15 paneles de las metopas, que durante años se enmarcan duramente aunque sin éxito en el empeño de Atenas por lograr la restitución completa de los mármoles de la Acrópolis: «El regreso de las piezas del Partenón que se encuentran en el Museo Británico, es una solicitud ya de la mayor parte de la opinión pública también en el Reino Unido. La comunidad internacional tiene derecho y exige ver esta obra maestra del arte en su totalidad, reunida aquí, en el Museo de la Acrópolis, y no dividida entre Atenas y Londres», asegura por su parte la ministra de Cultura, Lina Mendoni, que respalda en sus declaraciones la encuesta más reciente de YouGov por la que un 59% de los británicos cree que las esculturas deben estar en la Acrópolis frente un 18% que se manifiesta en contra: «Me alienta especialmente el hecho de que la mayoría de los británicos parece apoyar nuestra demanda. Esto indica que los tiempos están cambiando y que los argumentos del Museo de la Acrópolis y el Gobierno griego son claramente reconocidos por la opinión pública en Reino Unido».

Fragmento del friso oriental del Partenón ateniense que se encontraba en el Museo Arqueológico de Palermo (Sicilia, sur de Italia). EFE/ Gobierno de La Región de Sicilia

De Atenas al Museo Británico ¿y sin retorno?

Entre 1801 y 1805, llegó a Gran Bretaña una extensa colección de mármoles del Partenón después de que el entonces conde de Elgin y embajador británico en Atenas, Thomas Bruce, residente en la capital griega bajo la dominación otomana, consiguiera el permiso del Sultán para hacerlo. Entre las obras expoliadas se encuentran un total de 15 paneles y 17 esculturas de mármol que hacían parte de la decoración original del principal patrimonio cultural de Grecia, construido hace 2.500 años.

Bruce los vendió a su Gobierno por 35.000 libras, y desde 1939, estas obras se exhiben en el Museo Británico pese a las continuas reclamaciones del país heleno y otras entidades y órganos de Gobierno a Gran Bretaña sobre el retorno de las esculturas «saqueadas» a su país de origen. Sin ir más lejos, en octubre de 2021, la Unesco instaba al patronato del British Museum a reconsiderar su posición sobre los mármoles y entablar negociaciones con las autoridades griegas: «La devolución de las esculturas es un asunto intergubernamental. La recomendación de la Unesco se produce en un contexto en el que museos de todo el mundo están devolviendo patrimonio expoliado durante periodos de ocupación a sus países de origen. Hasta ahora, la devolución del patrimonio expoliado afectaba a países africanos. Pero, una vez abierta la veda, otros territorios afectados por el expolio realizado por las grandes potencias europeas a lo largo de los siglos reclaman también ser beneficiarios de esta justicia histórica».

El papel de Boris Johnson

Pero si hay algo que alimenta más la polémica de repatriación si o no, es el papel del primer ministro británico, Boris Johnson, que, en marzo de 2021, declaró que los mármoles habían sido adquiridos en el siglo XIX de forma legítima y que no deberían ser devueltos a su país de origen: «Por mucho que simpatice con el caso de su restitución a Atenas, siento que, en conjunto, debo defender los intereses de Londres para lo que supondría una pérdida grave e irremediable. Los mármoles han estado en Londres por más de 250 años y constituyen la pieza central de las colecciones del museo más grande de esta ciudad», escribió el político a un funcionario del gobierno griego mientras era alcalde de Londres en una carta publicada por el diario The Guardian.

Palabras, que contradicen las de un artículo de la revista Debate de 1986, que recientemente ha visto la luz, en el que Johnson criticaba cómo las esculturas «fueron aserradas y pirateadas del templo griego». El dirigente británico proponía entonces que los mármoles dejaran «esta cultura norteña y aficionada al whisky y fueran devueltos al país del sol y al paisaje de Aquiles al que pertenece»: «Este es un asunto sobre el que he reflexionado profundamente durante muchos años. En un mundo ideal, por supuesto, es cierto que los mármoles del Partenón nunca tendrían que haber sido retirados de la Acrópolis y ahora sería posible verlos in situ».

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