Rita Hayworth murió de alzhéimer a los 68 años, vivió mil vidas y al final olvidó quien era. Antes de convertirse en la protagonista de los sueños eróticos del mundo Occidental ni siquiera se llamaba Rita, ocultaba sus curvas, no era pelirroja, ni lucía esas cejas esculpidas que remarcaban su sensual y provocadora mirada. Rita nació un 17 de octubre de 1918 como Margarita Carmen Cansino, hija de un bailarín español y de la también bailarina Volga Haworth. Su destino siempre estuvo en manos de los hombres que la manejaron a su antojo, empezando por su padre que en cuanto se dio cuenta del talento de su hija para el baile la explotó y abusó de ella, según confesó Orson Welles en sus memorias.

Cuando se cumple el centenario de nacimiento TCM emite tres de sus mejores películas: La dama de Shanghai, el filme dirigido en 1947 por su marido, Orson Welles; Sólo los ángeles tienen alas, realizada en 1939 por Howard Hawks en la que la actriz tiene un papel secundario al lado de Cary Grant y, cómo no, Gilda, el largometraje que la inmortalizó.

Su padre en cuanto se dio cuenta del talento de su hija para el baile la explotó y abusó de ella

Protagonizó el striptease más efímero de la historia del cine y la bofetada más rotunda, una escena que, hoy por hoy, tendría todas las papeletas de convertirse en trending topic en las redes sociales y por la que más de uno, sin entender nada, se desgañitaría pidiendo que la censuraran por ser políticamente incorrecta. La tormentosa relación entre Gilda y Johnny Farrell la encumbró y la convirtió en la diosa del amor, como la bautizó la revista Life.

Gilda fagocitó a Rita Haywoth y ésta a Margarita Carmen Cansino. Margarita era morena, lucía una infinita melena que nunca convenció a su primer marido, Eddie Judson, un magnate del petróleo con contactos en la meca del cine que le consiguió su primer contrato con Columbia. Harry Cohn vio algo en aquella joven de rasgos andaluces y se emperró en americanizarla. La obligó a perder peso, alargó su frente, retocó su cara y tiñó su melena de rojo pasión, acortó su nombre y tuneó el apellido materno, así nació Rita Hayworth.

Cuando se quitó el guante en el casino provocando a su ex amante y cantando Put the blame on mame ya había desaparecido de su rostro cualquier vestigio hispano, una raza que resurgió en Sangre y arena, la adaptación de la novela de Blasco Ibáñez donde mostró con orgullo su perfume ibérico.

Los hombre se van a la cama con Gilda y se despiertan conmigo”, se lamentaba

“Los hombre se van a la cama con Gilda y se despiertan conmigo”, se lamentó en más de una ocasión. Tras esa imagen frívola, la sexual Rita convivía con una mujer frágil e insegura. Gilda la convirtió en la mujer más deseada de todos los hombres, menos de su marido. El magnate se mostró más ocupado en seducir a figurantes aspirantes a estrellas o en tener aventuras con otras actrices, como Judy Garland. Tras su divorcio, Rita Hayworth cayó en los brazos Alí Khan, un playboy de sangre real cuyo matrimonio la convirtió en la primera princesa de Hollywood. Se casó tres veces más, con Dick Haymes y James Hill, pero nunca fue tan feliz ni la quisieron tanto como los cuatro años que convivió con Orson Welles.

El director de Sed de mal siempre supo que Rita era una de esas mujeres a las que la cámara convertiría en inmortal. Le cortó y le tiñó el pelo para dirigir y coprotagonizar La dama de Shangai, la película con la que un endeudado Orson Welles demostró su maestría como guionista y su genialidad como visionario de un lenguaje cinematográfico del que han bebido muchos cineastas y que cuenta con su particular homenaje en La flor de mi secreto de Pedro Almodóvar.

Incapaz de encarrilar su vida, vacía de amor, cual juguete roto Rita Hayworth se refugió en el alcohol

Incapaz de encarrilar su vida, vacía de amor, cual juguete roto Rita Hayworth se refugió en el alcohol y fue entonces cuando terminó su romance con Hollywood. La meca del cine achacó a la bebida su incapacidad para memorizar guiones, cuando la verdad era que el alzhéimer ya había comenzado a corroer su cerebro. Rita Hayworth murió en Nueva York el 14 de mayo de 1987, Margarita había desaparecido muchos años atrás, Gilda siempre fue y será inmortal.