Vida Sana

El otro gran reto del alzhéimer, cuánto costará curarlo

El problema del coste de los futuros tratamientos contra el Alzheimer puede multiplicar por mil el de los nuevos fármacos contra el cáncer, según el coordinador de la Asociación Española de Neurología, Félix Viñuela.

El reto de la detección precoz y cura del Alzheimer es también si será sostenible.

Varios fármacos prometedores en la cura del Alzheimer están en fases avanzadas de investigación.

El pasado 1 de septiembre la revista Nature publicaba los resultados de una de las investigaciones más esperanzadoras de los últimos años. El Aducanumab, un fármaco en fase dos de investigación, había limpiado el cerebro de las sustancias tóxicas asociadas al alzhéimer y había logrado recuperar las capacidades cognitivas en un grupo de personas.

“Aunque era una investigación, su resultado es muy prometedor. Es un firme candidato a la cura del alzhéimer y, si todo avanza, en tres o cuatro años podría estar disponible para su comercialización”, explica Félix Viñuela, coordinador de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

El Aducanumab ha mostrado en investigación ser capaz de recuperar capacidades cognitivas

Sin embargo, que el Aducanumab y otra decena de medicamentos similares que se encuentran en fases avanzadas de investigación confirmen su efectividad clínica y estén disponibles para su comercialización abrirá otro reto de gran magnitud y que se extiende al problema que está ocurriendo con otras nuevas generaciones como los fármacos contra el cáncer: la sostenibilidad.

“Trabajamos para conseguir un diagnóstico precoz. Pero el problema es si será sostenible. El problema que se presenta con estos fármacos contra el alzhéimer es el de los nuevos fármacos contra el cáncer pero multiplicado por 1.000”, afirma Viñuela. Sin embargo, como destaca el especialista, "ojalá el problema sea financiero porque eso significará que hemos conseguido la cura de la enfermedad. Pero es necesario que las Administraciones y agentes implicados empiecen ya a buscar una solución al problema para que no ocurra lo mismo que con el cáncer o la hepatitis C".

La multiplicación por 1.000 del problema se basa en la prevalencia de la enfermedad que celebra este 21 de septiembre su día internacional. El alzhéimer es la gran amenaza del siglo XXI, como destacaba la pasada semana el informe sobre Carga global de enfermedades, la mayor radiografía sobre la salud en el mundo publicada en The Lancet.

Controlar factores de riesgo puede reducir un 30% los casos

Este estudio revela cómo en las últimas cuatro décadas, el riesgo de padecer alzhéimer se ha elevado del 0,9 al 47,3 por 100.000 casos en los hombres y del 1,5 al 101,3 por cada 100.000 personas en el caso de las mujeres. Un aumento que va innegablemente ligado al aumento de la esperanza de vida, que ha sido de más de 10 años, pero no solo. La incidencia ha ido aumentando en todos los grupos de edad.

La longevidad no es el único factor de riesgo. También lo son la hipertensión, el colesterol o la depresión

"La longevidad es el principal pero no el único factor de riesgo. También lo son los principales factores de riesgo cardiovascular, que juegan también un papel importante en la incidencia de la enfermedad en todos los rangos de edad. La hipertensión, la diabetes, el colesterol, el sendentarismo o la obesidad, así como la depresión, que va en aumento en las sociedades desarrolladas", destaca Viñuela. El control de estos factores puede reducir la incidencia de la enfermedad, asegura el coordinador de la SEN, alrededor de un 30%.

Unos datos importantes teniendo en cuenta que en España los casos superan ya 1,2 millones, con cifras que apuntan a que entre un 30 y un 40% de los casos están sin diagnosticar, según los cálculos de la SEN. "A pesar de que las quejas de memoria son uno de los principales motivos de consulta neurológica existe un infradiagnóstico llamativo de los casos de demencia, sobre todo en estadios leves, por falta de concienciación familiar y de profesionales sanitarios", destaca la coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN, Sagrario Manzano.

Objetivo: diagnosticar antes de que se presenten los síntomas

En paralelo a los medicamentos que consigan poner frenar y curar la enfermedad en enfermos de alzhéimer, los investigadores se afanan en desarrollar técnicas de detección precoz que identifiquen los casos en personas que no hayan desarrollado deterioro cognitivo y puedan curarles antes de desarrollar síntomas.

Uno de los proyectos más destacados en este sentido es el "Proyecto Vallecas", financiado por Fundación Reina Sofía y Fundación CIEN y en el que participa el investigador Bryan Strange. Un proyecto cuyo objetivo es precisamente identificar factores de riesgo y parámetros alterados en personas cognitivamente sanas pero que van a desarrollar alzhéimer. "Hemos desarrollado un cerebro canónico, a partir de los 1.200 participantes (personas de entre 70 y 85 años al inicio del proyecto) para ver qué cambia en un cerebro sano antes de que aparezcan los síntomas. El problema del alzhéimer es que cuando te lo diagnostican llevas años acumulando las proteínas en el cerebro. Si se puede intervenir antes, a lo mejor los tratamientos tienen más éxito", explica Strange.

Ese cerebro canónico es el “Vallecas Brain”, un modelo virtual del cerebro obtenido a partir de resonancia magnética de más de 1.000 cerebros sanos, de participantes voluntarios del proyecto, sin
demencia, con una edad entre 70 y 85 años. El modelo sirve como elemento de control con el que contrastar resonancias magnéticas individuales y así identificar, de manera precoz, las anomalías propias del inicio del alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas.

El “Vallecas Brain” es un modelo virtual del cerebro obtenido a partir de resonancia magnética de más de 1.000 cerebros sanos

El SEN también está trabajando en investigaciones con personas jóvenes con factores de riesgo o antecedentes familiares en proyectos para probar fármacos similares a los que tratan la enfermedad, pero aplicados antes de que ésta aparezca con síntomas.

Todo un reto para los investigadores de una enfermedad que, según previsiones como la de la asociación Alzheimer's Disease International, prácticamente habrá triplicado su prevalencia en 2050, hasta los 135 millones de personas en todo el mundo.

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