En la actualidad, más del 15% de los fumadores, que son derivados a las unidades de tabaquismo, no quiere dejar de fumar. Esta realidad, se suma al alto porcentaje de pacientes (80%) que intenta dejar de fumar sin ninguna ayuda farmacológica.

En este sentido, es vital comprender que la nicotina no es el factor desencadenante de las principales enfermedades asociadas al tabaquismo, sino que se administra con el humo generado por la combustión junto con multitud de sustancias generadas que sí son las causantes de estas enfermedades. Esta afirmación nos lleva a preguntarnos qué es la nicotina y, sobre todo, cuál es su impacto real en el organismo.

El padre de los tratamientos del tabaquismo afirmaba que la gente fuma “debido a la nicotina, pero muere por los alquitranes”

La nicotina es un alcaloide químico presente de forma natural en la planta del tabaco cuyo riesgo reside en la adicción que esta sustancia genera. A finales de 1970, el psiquiatra inglés Michel Russell, padre de los tratamientos del tabaquismo, afirmaba que la gente fuma “debido a la nicotina, pero muere por los alquitranes”.

Cuándo un fumador intenta dejar de fumar, le aconsejamos que sustituya la nicotina inhalada por otras formas de administración como pueden ser los parches, los chicles o los comprimidos de nicotina con el fin de evitar la abstinencia a la nicotina. Las evidencias existentes sobre su seguridad —fuera del humo del tabaco— son claras, tanto en estudios realizados en animales de experimentación, como en observaciones realizadas a largo plazo entre fumadores que han utilizado productos con nicotina. Tomemos como ejemplo el que se ha producido de forma natural en Suecia.

Este país presenta el porcentaje más bajo de fumadores diarios: un 5% (España un 22%). Lo realmente sorprendente de este caso es que, a mediados de 1980, Suecia tenía un porcentaje de fumadores diarios que llegaba al 34% de la población. ¿Qué ha sucedido para llegar a estas cifras tan bajas? Sencillamente, los suecos han dejado de fumar sin tener que renunciar a la nicotina.

Suecia tiene el porcentaje más bajo de fumadores diarios (5%) aunque a mediados de los 80 era del 34%

El 25% de los hombres suecos utiliza un producto de tabaco oral bajo en nitrosaminas llamado SNUS. Esta reducción en el consumo de tabaco convencional los ha llevado a presentar las tasas más bajas de toda Europa de enfermedades del corazón y de cáncer de pulmón. Entre las mujeres suecas, dónde el consumo de SNUS es residual, la frecuencia de dichas enfermedades es parecida a la media europea, como consecuencia, la cifra de fumadoras se sitúa en un 20%. La utilización de una forma distinta de administración de nicotina ha mostrado el éxito que puede representar una estrategia de reducción del daño producido por el humo del tabaco entre los fumadores.

El Real Colegio de Médicos británico publicó un documento dónde se realizaba un análisis riguroso y exhaustivo de toda la evidencia publicada acerca del uso de los sustitutos de nicotina, y de los vaporizadores personales, como herramienta de reducción del daño junto con la genética, bioquímica, farmacología y toxicología de la adicción a la nicotina. El informe concluyó que “el suministro de nicotina a los fumadores, sin los componentes nocivos del humo del tabaco, puede evitar la mayor parte del daño producido por el tabaquismo”.

El SNUS sueco, un producto de tabaco oral bajo en nitrosaminas, está prohibido en el resto de la Unión Europea

Desde su introducción en el mercado en el año 2008, los cigarrillos electrónicos, junto con los nuevos dispositivos de tabaco sin combustión aparecidos recientemente en el mercado, han provocado una importante controversia sobre cuál es su lugar en la reducción del daño y si estos productos deberían tener algún papel en dichas estrategias.

La comunidad médico-científica está dividida. Unos contemplan estas estrategias como una forma de ralentizar el proceso de “desnormalización” del consumo, reducir el número de fumadores que intentan dejar de fumar y, en definitiva, seducir a los jóvenes no fumadores.

La reducción del daño no es la respuesta definitiva al problema actual del tabaquismo, pero sí tiene un gran potencial

Otros por el contrario, ponen en el centro de su agenda las políticas de reducción del daño. Esta parte de la comunidad aboga por informar a los consumidores sobre estas alternativas que entrañan un menor riesgo, al tener una concentración menor de sustancias tóxicas, concretamente un 95% menos. Asimismo, consideran que la adicción a la nicotina sería aceptable, siempre y cuando se elimine el hábito de fumar.

La reducción del daño no es la respuesta definitiva al problema actual del tabaquismo, pero sí hay que admitir que tiene un gran potencial como complemento a las políticas actuales de la prevención y cesación del consumo de cigarrillos, y casi con toda seguridad deberán jugar un papel en el control del tabaquismo en un futuro.


Josep María Ramón Torrel es  médico y jefe de la Unidad de Tratamiento del Tabaquismo del Hospital Universitario de Bellvitge.