Salud

Riesgos para la salud del estilo de vida confinado

De las zapatillas a la falta de luz pasando (mucho) por el sofá

Primero en Upday

 

La situación no tenía precedentes. Durante más de dos meses los españoles hemos estado prácticamente encerrados en casa y aunque el desconfinamiento va llegando poco a poco, aún queda un camino para llegar a la "nueva normalidad", como se ha bautizado al fin de la desescalada.

Desde el 15 de marzo, el confinamiento se ha convertido en el nuevo estilo de vida que tiene algunos inconvenientes, más o menos graves, para la salud. Varios especialistas nos cuentan cuáles son y ofrecen algunos consejos para encarar con salud la nueva normalidad.

El abuso de las zapatillas de estar por casa

Están pensadas, como su nombre indica, para estar por casa. Sin embargo, lo que habitualmente supone un rato por las mañanas y otro por la noche, se ha convertido en el único calzado a llevar durante todo el día y eso ha dado algunos problemas de los que alertan los podólogos. "El problema es que las zapatillas de estar por casa no son adecuadas para estar todo el día con ellas. La mayoría no van abrochadas ni agarradas al talón y no cuentan con una suela apropiada", explica Pilar Nieto, vicepresidenta del Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana.

Abusar de las zapatillas ha provocado a muchos españoles durante la cuarentena molestias dolores musculares, además de lesiones derivadas de tropiezos por la inestabilidad. "Si se van a usar zapatillas, al menos que estén bien sujetas al talón y que tengan un poco de suela y talón, al menos dos centímetros", indica Nieto.

La podóloga subraya que aunque andar descalzo es "muy sano", tampoco es bueno pasar del calzado de calle a estar todo el día descalzo. "No estamos acostumbrados y la transición debe hacerse poco a poco para que la musculatura del pie se vaya preparando, ocurre lo mismo ahora con la llegada del calor. A las sandalias hay que pasarse poco a poco para evitar rozaduras, ampollas o molestias", concluye.

Sofá y teletrabajo, dolor de espalda

Estar en casa todo el día ha hecho aumentar el tiempo que pasamos en la misma postura y especialmente sentados. Ya sea por el teletrabajo - que muchas veces no se realiza en una silla idónea - o porque ha aumentado el tiempo de sofá y ha disminuido el de ejercicio, muchos españoles están sufriendo dolor de espalda durante el confinamiento.

"Muchos de quienes están teletrabajando lo están haciendo más horas, con peores posturas y en un entorno que propicia dolores de espalda y de cabeza, porque no se cuenta con pantallas adecuadas, manos libres u otras herramientas de trabajo de las que sí se dispone en la oficina", explica Alfonso Vidal, jefe de servicio de Anestesia y Reanimación del Hospital Quirón Sur de Alcorcón. El experto incide en que es posible evitarlo pero hace falta "mucha disciplina". "El gesto de sentarse y levantarse puede ser muy bueno, además de practicar ejercicio moderado, bailar3 o cuidar la postura", añade.

Dolor de cabeza

Ligado al anterior, el teletrabajo en condiciones no adecuadas puede acabar en dolor de cabeza. Aunque otros muchos factores relacionados con el confinamiento también lo están propiciando: "El abuso de pantallas [las redes habían disparado ya hace semanas su tráfico un 40%], la falta de iluminación en algunos lugares y el estrés de la propia epidemia cuya información llega de forma constante también contribuyen a generar dolor de cabeza".

Vidal se muestra optimista y afirma que con el confinamiento, de forma general, estos dolores "irán bajando" pero ve necesario apostar por un estilo de vida más saludable también dentro de casa. "En internet hay muchas opciones para realizar ejercicio en casa, que se puede hacer hasta conectado con amigos, hay que aprovechar esas plataformas que se han puesto a nuestro alcance", explica el especialista en Dolor.

Ejercicio sí, pero poco a poco y con cuidado

Si las plataformas han dado la oportunidad a muchos de hacer rutinas de ejercicio durante la cuarentena, también han sido causantes de lesiones para quienes no lo han hecho con prudencia. "Hemos visto algunas lesiones inflamatorias como tendinitis o fascitis derivadas del ejercicio repentino de personas que no practicaban ningún deporte y de repente lo han hecho en casa durante la cuarentena", indica Nieto.

La podóloga también pone el foco en la vuelta al deporte - permitido desde hace unas semanas - y que "también ha producido lesiones a personas que han vuelto de golpe, desde torceduras a lesiones en la piel, como ampollas o rozaduras".

La cardióloga de la Fundación Española del Corazón Amelia Carro cree que la falta de ejercicio físico es la consecuencia "más problemática" del confinamiento. "Muchos se han apuntado a hacer cosas pero la gente que ya era sedentaria y especialmente los mayores lo están sufriendo mucho", indica, y pone el foco en la vuelta a la normalidad. "La capacidad para recuperar movilidad va disminuyendo con la edad y en los mayores es crítico. Se produce sarcopenia, que es la pérdida de masa muscular, y tiene condicionantes muy graves, como la pérdida también de masa ósea y una mayor probabilidad de fracuras".

Carro también insiste en que la actividad se debe recuperar gradualmente en todas las edades: "Lo hemos visto como una complicación del COVID-19 pero todo el mundo debe tenerlo en cuenta. El confinamiento ha podido favorecer la formación de trombos, que mientras uno no se mueve se mantienen ahí, pero que si de repente uno le mete demasiado ejercicio rápido al cuerpo se pueden mover y generar un problema. Por eso se ven ictus o trombos también en gente joven, hay que aprender a identificar las sensaciones del cuerpo y saber hasta dónde puede llegar cada uno".

Cuidado con los huesos al volver a salir

Para las personas mayores y todas aquellas que tienen osteoporosis o alguna condición que haga sus huesos más frágiles, el desconfinamiento supone un riesgo de fracturas después de dos meses encerrados. "La mayoría de estudios nos dicen que en el confinamiento se han reducido las fracturas, al menos las periféricas más derivadas de caídas, pero ahora que la gente puede haber un repunte puesto que especialmente quienes ya tienen problemas van a salir con más problemas de equilibrio, más torpes y con menos fuerza", indica Rafael Micó, vicepresidente de la Sociedad Española de Médicos de Médicos de Atención Primaria (Semergen).

La entidad pedía hace unos días en un comunicado a estos pacientes, más de tres millones de personas en España, no dejar sus tratamientos para prevenir una oleada de fracturas al finalizar la cuarentena.

Vitamina D y dieta

Ha sido uno de los asuntos más comentados desde el inicio de la cuarentena en cuanto a consecuencias del encierro. La posible falta de vitamina D (para metabolizarla es necesario exponerse al sol cada día unos 20 minutos) debido al estar en casa y porque se han encontrado niveles bajos en pacientes de COVID-19 ha sido una señal de alerta a la que la cardióloga resta importancia: "Para asociar la carencia de vitamina D a la oscuridad los estudios se han hecho en cárceles, no parece que el confinamiento de dos meses en casas con ventanas sea tan crítico como parecía. Lo importante es tomar alimentos ricos en ella, como huevos, pescado azul, leche o aguacate y exponerse al sol directo, aunque sea a través de una ventana, unos 20 minutos al día".

Carro pone más el énfasis en la dieta. "En la Sociedad Española de Cardiología estamos realizando una encuesta desde el inicio del confinamiento y hemos visto de todos, hay quienes han aprovechado para mejorar su patrón de dieta pero también quienes lo han descuidado. Y si hay una pandemia de este siglo - al menos hasta la llegada del coronavirus - esa es la obesidad. Es un factor de riesgo general y también para que el COVID-19 se complique. Hay que cuidar la alimentación, en casa y fuera de ella", añade.

Ansiedad y el síndrome de la cabaña

El confinamiento ha provocado pesadillas, problemas de insomino y ansiedad a algunos españoles, que se muestran incluso con miedo a volver a salir. Este denominado síndrome de la cabaña se puede superar, pero los médicos de familia aseguran que la ansiedad va a ser otra de las consecuencias con las que tengan que lidiar en la nueva normalidad.

"Sin duda vamos a ver muchos problemas de salud mental, estas patologías son muy elevadas en España aunque no lo parezca y ahora nos viene una temporada muy dura en la que estos pacientes se unirán al seguimiento de los que tuvieron COVID-19 y a los posibles nuevos casos", incide Micó.

Hipertensión y otras enfermedades crónicas descompensadas

Un reciente estudio de las características de los hospitalizados por COVID-19 en España revelaba que las enfermedades previas estaban más presentes en los enfermos españoles que en los de otros países. No se especificaban las causas aunque sí es cierto que en España los problemas cardiovasculares están muy presentes: más de la mitad de los mayores de 55 años tiene hipertensión y el 18% de los adultos tiene diagnosticado colesterol (por lo que la cifra real puede ser más elevada).

Estas enfermedades crónicas también pueden haberse visto agravadas, creen los médicos, durante el confinamiento y podrían empeorar la salud de los españoles tras la epidemia. "Muchas personas pueden haber tenido miedo de ir al médico o a la familia y se ha perdido comunicación con los pacientes", explica Micó, que advierte que "el repunte de problemas cardiovasculares no aparecerá ahora en pocas semanas sino más a medio plazo".

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