Saúl Craviotto, seis veces medallista olímpico y uno de los deportistas más laureados de España, afirmaba en el Sports Summit Madrid 2025 que “el peaje del deportista olímpico es complicado y debes estar dispuesto a pagarlo desde el día uno”.
Con esta frase, según informa Europa Press, el palista catalán sintetiza las exigencias financieras, personales y emocionales que acompañan la carrera de alto rendimiento, donde el éxito y la recompensa llegan tras un sacrificio constante.
Para Craviotto, el apoyo institucional y empresarial resulta “básico y esencial” para afrontar los ciclos olímpicos, pues la preparación requiere inversiones continuas en entrenamientos, desplazamientos y material de última generación.
En su caso, cada final olímpica supone “jugarse el trabajo de cuatro años en 30 segundos”, un instante que condiciona becas, patrocinios y la viabilidad de la carrera deportiva.
La realidad es que el deporte de élite no garantiza un sueldo estable, y el deportista debe gestionar la presión de buscar patrocinadores y optar a subvenciones para cubrir gastos. Quedar entre los ocho primeros en una prueba puede abrir puertas al patrocinio, mientras que un mal resultado puede comprometer la financiación para todo el ciclo siguiente.
Más allá de lo económico, Craviotto subraya el impacto en la vida personal: “ir a París, Tokio o Río conlleva no tener vacaciones, entrenar todos los sábados y renunciar a puentes, Semana Santa y fines de semana”.
Cada ciclo olímpico exige un pacto con el entorno familiar, donde la pareja y los hijos asumen ausencias y adaptaciones constantes. Este sacrificio familiar no es solo físico, sino también emocional: gestionar la frustración y mantener la ilusión a lo largo de años donde “200 de 365 días puedes no tener ganas de sufrir” es parte del peaje diario.
Para sostener este ritmo, el aspecto mental juega un papel decisivo. Craviotto reconoce que no sabe “qué porcentaje hay entre lo mental y lo físico”, pero destaca que la experiencia y la ilusión le mantienen “mentalmente fuerte” a los 40 años. La determinación de pagar el peaje implica aprender a gestionar la presión, mejorar día a día y mantener la motivación incluso cuando la rutina se torna pesada.
La famosa máxima que se repite: “Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?” refleja la actitud de vivir el presente con intensidad y responsabilidad, consciente de que “lo que pase antes y después de una final olímpica no cuenta nada” salvo el resultado en esos segundos decisivos.
El recorrido de Craviotto, desde su primer oro en Pekín 2008 hasta el bronce en París 2024, ejemplifica cómo el peaje se convierte en un camino de superación constante4. Su trayectoria inspira a jóvenes atletas a entender que el éxito olímpico no es casualidad, sino la suma de renuncias diarias, apoyos financieros y una fortaleza mental a prueba de adversidades.
El mensaje de Craviotto trasciende el piragüismo: el precio del alto rendimiento deportivo es caro, requiere compromiso, apoyo y una actitud inquebrantable desde el primer día. Solo así se puede convertir el sacrificio en medallas y en un legado que trascienda generaciones.
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