Este sábado arranca en Turín la edición número 80 de la Vuelta a España. Será la sexta vez que la prueba arranque desde el extranjero. Las tres primeras etapas se disputarán en el norte de Italia, el cuarto día atravesarán los Alpes para llegar a Francia y no será hasta la quinta jornada cuando los corredores pisen suelo español en Figueres.

La organización ha planteado un recorrido repleto de finales en alto, con varias jornadas unipuerto que invitan a que no pase nada hasta los kilómetros finales. La receta de la Vuelta no cambia: etapas cortas, mucha montaña y dos contrarreloj —una por equipos y otra individual—. El ciclismo basado en la distancia, en la resistencia, en el fondo, ya no existe: sólo dos etapas superan los 200 kilómetros.

Particularmente decepcionante es el recorrido de las primeras jornadas. La Vuelta a España desaprovecha la salida desde Italia planteando tres etapas poco imaginativas en una región, el Piamonte, que respira ciclismo por los cuatro costados y donde se han vivido jornadas magníficas en el Giro. El paso a Francia a través de los Alpes deja mucho que desear: el pelotón atravesará dos puertos de poca entidad —el Col de Montgenèvre y el Col du Lautaret— en un día donde la carrera se resolverá, previsiblemente, al esprint.

Ya en España, a los ciclistas les espera montaña tras montaña: Pal (Andorra), Cerler, el Angliru, La Farrapona, la Bola del Mundo... En total, el pelotón recorrerá 3.185 kilómetros, visitará cuatro países, transitará por diez comunidades autónomas y dieciocho provincias.

Vingegaard, gran favorito

Aunque se esperaba su participación, el Tour dejó sin batería a Tadej Pogacar, que finalmente no tomará la salida. Sí estará Jonas Vingegaard, segundo en la Grande Boucle y gran favorito, que aspira aquí a ganar su tercera grande tras los Tour de 2022 y 2023. El danés contará con un bloque poderoso para hacer frente al UAE Team Emirates, liderado por João Almeida y Juan Ayuso, aunque el español ya ha anunciado que su estado es una incógnita puesto que la carrera no entraba en sus planes originales y, por tanto, no la ha preparado específicamente.

No obstante, el corredor alicantino es la principal baza española. Abandonó el Giro por la puerta de atrás tras hundirse físicamente a mitad de carrera, pero antes ganó una etapa y acarició la maglia rosa. Este año triunfó en la Tirreno-Adriático y consiguió victorias en pruebas menores que acreditan un salto de calidad. Ya subió al podio de la Vuelta en 2022, cuando solo contaba con veinte años, pero en esta ocasión tendrá que entenderse con Almeida, un compañero con el que ha tenido varios roces en el pasado.

El que no estará este año será Primoz Roglic, el mejor corredor de la historia de la carrera, que en 2024 consiguió su cuarto maillot rojo. Tras Giro y Tour, necesita descansar. Sí tomará la salida Ben O'Connor, segundo el año pasado, además de corredores de mucha entidad como Mads Pedersen o los italianos Filippo Ganna, Giulio Ciccone y Giulio Pelizzari.

Tampoco estará Enric Mas, lesionado, y que no va a poder competir en lo que resta de 2025. El balear, tres veces segundo y una tercero, ha sido la principal baza del Movistar Team en la Vuelta a España durante el último lustro. La estructura española trae un equipo para intentar ganar etapas, aunque la competencia será feroz. Lo mismo harán los otros dos conjuntos españoles que participan, el Burgos Burpellet BH y el Caja Rural - Seguros RGA.

La participación del Israel Premier Tech

El director de la Vuelta, Javier Guillén, se ha referido al debate suscitado por la presencia del equipo Israel Premier Tech en la salida de Turín. "No somos ajenos a la cuestión de Gaza, y nos han llegado reivindicaciones para expulsar al Israel de la Vuelta, pero el equipo se ha ganado su participación por los puntos logrados, no se trata de una invitación. Tiene derecho a participar y le debemos acoger. El equipo tampoco tiene ninguna prohibición para competir por parte de ningún organismo", explicó a la Agencia EFE.

Sobre los incendios que afectan a varias zonas del país, Guillén manifestó su preocupación y, al mismo tiempo, su confianza en que no interfieran en el desarrollo de la prueba. "Ante todo, esperamos que los incendios se apaguen cuanto antes, aparte del tema deportivo. Queda mucho tiempo y tenemos la esperanza de que todo esté solventado para cuando pase la Vuelta por las zonas afectadas. Si es necesario, se buscará un plan B", señaló. Y resumió su deseo para esta edición: que sea una “carrera abierta, disputada, que no haya caídas, sin incidentes ni incidencias".