El pádel es uno de los deportes de raqueta que más está creciendo en Europa y en el mundo entero. Su accesibilidad y dinamismo lo ha convertido en uno de los hobbies más comunes para personas de todas las edades. De hecho, sirve como iniciación a aquellos que nunca han hecho deporte y buscan una forma amable y divertida de pasar el rato. Sin embargo, esto no lo ven así los vecinos y ayuntamiento de una ciudad europea, que ha prohibido su práctica, considerándolo "una tortura china"

¿Quiénes se quejan y por qué?

Algunos residentes expresaron molestias y compararon el sonido de los golpes de pelota con ruidos extremadamente molestos, llegando incluso a equipararlos con disparos reales. "El ruido de las pelotas golpeando las raquetas se asemeja a los tiroteos" afirma un vecino de la zona.

¿Qué ciudad es?

La ciudad en cuestión es Bath (91.000 habitantes), en el condado de Somerset, al suroeste de Inglaterra. Esta ciudad ha prohibido la construcción de nuevas pistas de pádel. Además, ha frenado su práctica local después de una oleada de quejas vecinales por el ruido. La controversia comenzó cuando el Ayuntamiento de Bath evaluó la propuesta para instalar cuatro pistas de pádel en el recinto deportivo de Odd Down. Sin embargo, la solicitud fue rechazada, no solo por la administración local sino también por el comité de planificación. El motivo principal es el impacto acústico que este deporte genera.

Desde el punto de vista técnico, el inspector de planificación Andrew Boughton explicó que el pádel tiene "intercambios más ruidosos y una cadencia de impacto de la pelota más rápida en comparación con el tenis sobre césped". Además, agregó que este tipo de ruido afecta a residentes especialmente sensibles a cambios mínimos en los niveles sonoros. Por esta razón, consideraron acertada la decisión de negar el permiso a la construcción de las pistas.

¿Y qué hacen los jugadores de pádel para seguir jugando?

Esta prohibición también incluye ciertas iniciativas promovidas por el propio Ayuntamiento, así como propuestas formales como la del Club de Tenis Lansdown, que fue rechazada por las mismas razones acústicas. Mientras tanto, los jugadores de pádel en Bath tienen que desplazarse a ciudades cercanas, como Bristol o Corsham, a 30 minutos en coche, para poder practicar su deporte favorito.

Frente a esta polémica, el Ayuntamiento de Bath está evaluando alternativas para intentar un equilibrio entre la expansión del pádel y la protección de la calidad de vida de los vecinos. Entre las soluciones planteadas está la reubicación de las pistas en zonas más alejadas de áreas residenciales y el uso de materiales de absorción acústica que reduzcan el impacto sonoro. Estas medidas buscan permitir la continuidad del deporte sin generar mayores conflictos.

¿Hay algún caso previo?

Sí, por extraño que parezca, si ha habido antecedentes, y además en nuestro país. La audiencia de Sevilla confirmó hace dos años una condena a prisión para un gestor de pistas de pádel en Espartinas por generar ruidos que infringían la normativa acústica. Según afirman los denunciantes, las pistas causaban molestias graves a los vecinos, que incluso sufrieron problemas de salud relacionados con el estrés por el ruido constante. El juzgado ordenó el cierre de las pistas y la indemnización a los afectados debido a que el ruido superaba claramente los límites legales permitidos.

Además, este año en Madrid, en un bloque residencial en la calle Orense, los vecinos se quejan por el ruido excesivo de dos pistas de pádel ubicadas en el edificio y que suponen "más de 14 horas al día de ruido y 720 peloteos por hora". A pesar de que la sentencia judicial ordena el cierre de las pistas por superar los niveles de ruido permitidos, el propietario ha recurrido la decisión, manteniendo la actividad y generando un conflicto constante entre los vecinos y jugadores.