La tensión internacional se nota ya en los surtidores. Pero lo hace por el momento mucho menos de lo que podría alcanzar en cuestión de días. Todo comenzó a complicarse con el primer ataque de Israel a Irán el pasado día 13. El escenario se alteró aún más el pasado domingo con el ataque de los EEUU y amenaza con alcanzar niveles mucho más inquietantes tras los ataques con misiles que ayer activó la república islámica contra una base estadounidense en Qatar. Desde que hace apenas dos semanas comenzó el conflicto, el incremento del precio de los combustibles en las gasolineras españolas ha sido de entre un 2% y 3%. Y si no ha sido mayor es por la capacidad de absorber el repunte de precio que están aplicando las estaciones de servicio. Lo hacen a costa de sus márgenes de beneficio, según reconocer desde la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio. Pero advierten, si la situación se prolonga mucho más, no podrán seguir aguantando.  

La crisis de Irán ha irrumpido en el mercado a escasos días de que se activen las vacaciones estivales en nuestro país. Justo dentro de una semana comenzará el mes de julio y los desplazamientos se dispararán. Es precisamente esta una de las razones por las que el sector de gasolineras confía en poder aguantar. “Nosotros nos movemos más por volumen que por precio, nos interesa que esté cuanto más barato posible mejor. Lo que queremos es gente en nuestras estaciones de servicio y consuma”, reconoce el presidente de la patronal de gasolineras, Nacho Rabadán.   

Recuerdan que desde el inicio de la crisis internacional el petróleo ha repuntado un 19% y las cotizaciones internacionales de gasolina y gasóleo “a los que tenemos referenciados nuestros contratos, entre un 12% y 15%”. Rabadán reconoce que aún habría margen para subir precios y compensar esos incrementos pero que si no se ha hecho y se ha optado por absorber el aumento es para no impactar en los precios finales para el consumidor: “Si echáramos cuentas se podría subir entre un 6% y 8%, que es lo que de algún modo estamos absorbiendo ahora. Somos nosotros los que estamos soportando esa subida”.

La volatilidad, el gran enemigo

El alto peso que en el precio de los carburantes tienen los impuestos también está ayudando a que el impacto de la crisis sea menor. Sin embargo, la capacidad de las gasolineras para soportar un escenario así es limitada, recuerda Rabadán. “Es como el panadero, si le suben la harina puede soportar una o dos semanas, pero si la crisis de la harina continúa y no sube el precio llegará un momento en el que no podrá hacer pan. Si no sube el precio no tendrá caja para hacer pan. A nosotros nos ocurre algo similar”.

Por el momento el sector confía en que el estrecho de Ormuz no se cierre, que Irán no cumpla su amenaza. Señala, sin embargo, que sólo con la advertencia de hacerlo “ya se provocan tensiones en el mercado, en los precios”. Rabadán apunta que este escenario de incertidumbre se traduce en que las compañías que suministran ese petróleo ven cómo los seguros que deben pagar por sus buques se incrementan, cómo tener que optar por otras rutas, más largas y peligrosas, “también dispara los precios” y eso a medio plazo se traduce en productos como los combustibles: “La volatilidad es criminal para nosotros. Si la subida de las cotizaciones se sigue agudizando, bien por el cierre de Ormuz, bien por la persistencia de la amenaza, se trasladará poco a poco al surtidor”.

El estrecho de Ormuz es un punto clave para el suministro de crudo. Por este punto discurren a diario más de una docena de grandes buques petroleros y se estima que cargan con un total de 16 millones de barriles cada día. Un cierre del estrecho, según apuntaban ayer algunas fuentes, que podría disparar el precio del barril hasta los 120 euros. El mercado Brent se cerró ayer en torno a los 73 dólares. Por ahora, son pocos los que ven una amenaza posible y real el cierre de este punto, fundamentalmente por el impacto que tendría en la propi economía iraní y en la de algunos de sus grandes aliados y clientes como China.

El freno económico, un aliado

La patronal de las estaciones de servicio destaca que dentro de la incertidumbre hay una variable que ha impedido que sea mucho peor: el enfriamiento de la economía mundial. “Que la economía mundial esté algo fría, no esté en un momento de gran crecimiento, hace que la demanda se resienta y no dispare aún más los precios. Que eso suceda en un contexto de crisis como el actual nos está beneficiando para frenar esas cotizaciones internacionales”.

También desde la Asociación de la Industria del Combustible (AICE) se asegura que por el momento persiste cierta calma pero con la sensación de incertidumbre hacia una posible complicación de la crisis de Irán. El peor escenario, apuntan, sería un cierre del estrecho de Ormuz, no en vano por ese punto transita cerca del 20% del petróleo mundial.

Sin embargo, en la AICE aseguran que en el caso español no se prevé ningún problema de suministro, “otra cosa es el precio”. Destacan que nuestro país se suministra con crudos procedentes de 15 países y tiene una alta capacidad para `procesar todo tipo de crudos, “y eso nos dota de gran flexibilidad. Nuestro suministro es flexible y competitivo”.