Entre 2019 y 2024, las llegadas de turistas procedentes de EEUU crecieron un 28,3%, más del doble que el 12,3% que registró el total de llegadas internacionales. Sin embargo, en junio de 2025, el turismo estadounidense ha retrocedido un 4,2% respecto al mismo mes de 2024, según los datos que ha publicado este viernes el INE (Instituto Nacional de Estadística).
En concreto, en junio de 2025 han llegado 24.085 turistas estadounidenses menos, desde los 570.710 que quisieron disfrutar de España en junio de 2024 hasta los 546.625 del presente ejercicio. Un frenazo que preocupa a las empresas turísticas, ya que este mercado ha representado el 7,1% del gasto turístico internacional total de 2024 y ha explicado el 13,2% del aumento total del gasto turístico internacional entre 2019 y 2024.
No obstante, si se tiene en cuenta el dato acumulado en lo que va de año, el número de turistas estadounidenses que han llegado a España en 2025 es de 2.124.921, un 3,41% más que en el mismo periodo de 2024. Aunque en este caso el dato es positivo, muestra una desaceleración respecto a los niveles previos, además de representar el primer incremento que no tiene dos dígitos desde 2017.
Antes de la pandemia, durante el primer semestre de 2019, llegaron a España 1.565.736 turistas estadounidenses, un 13,1% más que en 2018. La recuperación en el turismo por las medidas de prevención del Covid no llegaría hasta 2022, fecha en la que la llegada de 1.187.630 estadounidenses a España aumentó la tasa acumulada para el primer semestre un 1.334,3% en comparación con 2021. Desde entonces, el crecimiento se ha ido moderando. En 2023 se registró un incremento del 52,3% (1.808.314 turistas estadounidenses); en 2024, un 13,6% (2.054.949) y este 2025, un 3,4% (2.124.921).
Así, a pesar de que durante este primer semestre España ha vuelto a batir récord de turistas, con 44,5 millones de entradas (+4,7%), que gastaron 59.622 millones de euros (+7,5%); los datos referentes a Estados Unidos evidencian una desaceleración en el ritmo de crecimiento. Una circunstancia que desde CaixaBank Research han estimado que podría reducir en un punto porcentual el crecimiento del PIB turístico.
Del dólar al miedo
El análisis de CaixaBank Research señala que la ralentización del turismo norteamericano comenzó en otoño de 2024. Una afirmación que se apoya en el descenso del gasto turístico estadounidense, que pasó de crecer más de un 23% en los primeros ocho meses de 2024 a un 5,6% de septiembre a mayo de 2025. Por su contra, la desaceleración del gasto turístico internacional total fue menos marcada, al crecer de un 17,8% en los primeros ocho meses de 2024, al 11% en los últimos ocho meses hasta abril de 2025.
Una de las causas que explican este cambio de tendencia es la depreciación del dólar frente al euro, que ha encarecido los viajes a Europa para los turistas estadounidenses. Según las estimaciones de CaixaBank Research, una caída del 1% del dólar respecto al euro puede reducir las llegadas de turistas estadounidenses en un 0,25% en el trimestre siguiente. En la misma línea, el Banco de España calcula que las pernoctaciones hoteleras de viajeros internacionales caen hasta un 0,4% cinco trimestres después de una depreciación equivalente.
A esta dinámica se suma un fuerte aumento de la incertidumbre económica en Estados Unidos. El índice Economic Policy Uncertainty, que mide la inquietud macroeconómica a través de las noticias en prensa, se ha disparado hasta máximos históricos desde la llegada de Donald Trump a la presidencia y el inicio de la guerra arancelaria. Este contexto afecta especialmente al turismo, considerado un bien de lujo y, por tanto, uno de los primeros gastos que las familias tienden a recortar ante expectativas económicas inciertas.
De hecho, las previsiones de crecimiento del PIB estadounidense que ha hecho CaixaBank se han revisado a la baja de forma significativa: del 2,1% estimado para 2025 a principios de año, al 1,3% actual. De esta forma, la combinación de la menor renta disponible —que creció solo un 2,7% en 2024 frente al 5,1% del año anterior— y el deterioro del clima económico son otros dos aspectos clave que explican el frenazo del impulso turístico.
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