El tiempo se agota y la incertidumbre sigue sobrevolando en el ambiente. Las posiciones de las dos partes, los propietarios de las centrales nucleares y el Gobierno, no parecen haberse movido. No al menos públicamente. Por ello, al menos sobre la mesa, el calendario de cierre de los siete reactores operativos en España sigue en vigor y en él la primera de las instalaciones en tener que desmantelarse será la de Almaraz. Es lo que estos días más pesa en la 51º Reunión Anual de la Sociedad Nuclear Española (SNE) que se celebra en Cáceres y a la que asisten alrededor de 700 expertos del ámbito nuclear.

El presidente de la SNE, Paulo Domingues Santos asegura que Almaraz entra en cuestión de días en un periodo crítico. En octubre deberá iniciar la tramitación para solicitar su proceso de desmantelamiento. El tiempo para solicitar nuevo combustible de uranio con el que asegurar su actividad en el futuro, también empieza a agotarse. Para Domingues, Almaraz está ya del punto de "no retorno".

Insiste en que la continuidad de las centrales nucleares en España depende de voluntad política y empresarial y que esta última está condicionada, en gran medida, por la rentabilidad de seguir generando energía nuclear en España. El presidente de la SNE recuerda que el 50% de los costes para producirla "son tasa e impuestos". Una carga difícil de soportar y de hacer atractiva la continuidad de la generación nuclear.

Pregunta- ¿Está Almaraz ya en un punto de no retorno?

Respuesta.- Ahora mismo, si no cambia la situación, durante el mes de octubre, es decir a partir de la próxima semana, la central tendrá que comenzar el envío al Consejo de Seguridad nuclear de toda la documentación necesaria para el cese de explotación. Diría que estamos en un momento crítico, casi de no retorno.  

P.- ¿Qué tipo de pasos son los que tendrá que dar?

R.- Tendrá que pedir las autorizaciones para el cierre, para cumplir así con la normativa. Todas las centrales tienen planes para realizar el cese de explotación en los que se establece que deben dejar la planta en condiciones seguras para entregársela a Enresa, la empresa nacional de residuos. Es la que por ley es la responsable de hacer el desmantelamiento de la central. Una vez cese la explotación de la planta hay tres años hasta que se inicia el periodo de desmantelamiento.

P.- Si la decisión definitiva aún no se ha adoptado, ¿estaría a tiempo de iniciar el proceso de solicitud de uranio, de combustible para prolongar su actividad?

R.- Para proseguir con la actividad debería hacer peticiones de combustible a Enusa, la Empresa Nacional de Uranio, que a su vez debería comprarlo para poder fabricar los combustibles que se irradiaría en los núcleos de ambos reactores de Almaraz. Eso no se ha hecho, tendría que haber ya un pedido en firme y con la incertidumbre de su futuro, no se puede hacer una petición de algo que quizá más adelante no vaya a ser utilizado.

P.- ¿La decisión que se adopte en octubre es irreversible?

R.- No necesariamente, pero no hay mucho margen para pedir combustible.

P.- ¿Se sigue negociando?

R.- Todo lo que sabemos es que las cuatro empresas propietarias de centrales se han puesto de acuerdo, han preparado un documento en común y han solicitado una audiencia con la ministra de Transición Ecológica para presentárselo y empezar a negociar. Es lo que ha trascendido.

P.- ¿Estamos a puertas de una ‘era postnuclear’ en España o aún no la ve cerca?

R.- Yo suelo ser optimista y quiero creer que no estamos aún iniciando una ‘era postnuclear’. Creo que la energía nuclear tendrá una vida más amplia de la que podemos pensar en este país. Seguiremos generando aproximadamente el 20% de la energía eléctrica que se genera en España y contribuyendo con ello a aportar una energía fiable y abundante y contribuyendo a la robustez de la red eléctrica.

P.- ¿Se está quedando España sola en su planteamiento de apostar por el cierre de las centrales nucleares?

R.- Mucho me temo que sí. En los contactos internacionales que tenemos vemos que las personas no dan crédito a lo que está haciendo España. Nos dicen que cómo es posible que estemos siguiendo este camino…

P.- ¿El del Gobierno cree que es un posicionamiento ideológico más que técnico?

R.- Sí, desde el punto de vista técnico no hay ni una sola razón para no tener las centrales en funcionamiento muchísimos años más. Almaraz invierte cada año entre 40 y 50 millones de euros para mejorar la seguridad y fiabilidad de la central, y lo mismo el resto de centrales. Almaraz ha revalidado la mayor categoría mundial en seguridad. Cada central nuclear en España tiene una central ‘gemela’, en el caso de Almaraz un en el estado de Virginia (EEUU) y en agosto del año pasado se autorizó por parte del organismo regulador de EEUU para operar durante 80 años y aquí queremos cerrar Almaraz con 46 años. Eso lo dice todo.

P.- Prolongar la vida útil de todas las centrales nucleares en España hasta los 60 años, como se está haciendo en muchos países, ¿sería viable?

R.- Por supuesto, sería absolutamente viable. Las centrales, gracias a todas las inversiones y mejoras hechas, son mucho más seguras y fiables hoy que cuando se pusieron en marcha. En el sector nuclear cuando hay alguna mejora que alguien hace a nivel mundial en alguna planta, se comparte esa información y si es aplicable se acomete.

P.- ¿Qué ocurriría si España cerrase las cinco centrales y siete reactores nucleares? ¿En qué escenario nos situaríamos?

R.- La principal consecuencia, la más inmediata, sería sobre los consumidores, el eslabón más débil de la cadena. Un estudio d PWC estimaba que tras el cierre de las centrales el precio subiría 13 euros por MWh, que es lo que pagarían de más los consumidores.

P.- ¿Es rentable seguir explotando las centrales nucleares muchos años más?

R.- Es complicado porque en términos de tasas, tributos e impuestos es la generación nuclear que más paga. Más del 50% de los costes fijos y variables se destinan al pago de tributos, tasas e impuestos. No hay ningún país del mundo que aplique tamaña carga sobre la generación nuclear. Eso compromete la viabilidad económica de las plantas. Por ahora seguimos resistiendo.

P.- La sociedad española ha cambiado respecto al grado de rechazo y aceptación que existía en los años 80 y 90?

R.- Sin lugar a dudas. La percepción social ha cambiado. He leído un informe del Real Instituto Elcano en el que se afirmaba que el apoyo a la energía nuclear es de dos de cada tres españoles. Hay una mayoría de la población a favor de la energía nuclear.   

P.- A día de hoy, ¿cómo dibujaría el escenario del año 2035, el previsto para el cierre de la última central nuclear en España?

R.- Creo que para entonces la generación nuclear continuará. Es buena para el país, somos una energía que genera unos 30.000 empleos directos e indirectos, tenemos un impacto importante en el PIB de España de alrededor del 3%. Además, nuestras centrales están ubicadas en la España vaciada y contribuimos a combatir la despoblación. Soy optimista y quiero creer que en 2035 tendremos todo nuestro parque nuclear en funcionamiento para unos cuantos años más.