En plena era de las transferencias instantáneas, las apps bancarias y los pagos con móvil, el Banco Central Europeo (BCE) ha recordado algo tan básico como sorprendente, tener billetes y monedas en casa sigue siendo esencial. No se trata de romantizar el efectivo, sino de una lección aprendida tras varias crisis recientes, y es que cuando los sistemas digitales fallan, el dinero físico es el que mantiene a flote la vida diaria.
Mantén la calma y lleva efectivo (Keep calm and carry cash)
El aviso no llega en forma de nota de prensa, sino en un documento técnico con un título que ya dice mucho: "Keep calm and carry cash: lessons on the unique role of physical currency across four crises". Allí, los expertos del BCE revisan episodios como la pandemia, la guerra en Ucrania, crisis financieras e incluso grandes apagones. En todos estos casos se ha repetido el mismo patrón, la gente corre a buscar efectivo, porque de un día para otro las tarjetas, las apps o el comercio electrónico dejan de funcionar.
Durante el apagón del 28 de Abril en la península ibérica, por ejemplo, las transacciones con tarjeta cayeron más de un 40 % y las compras online se desplomaron más del 50 %. La electricidad y las telecomunicaciones se pararon, y con ellas el sistema de pagos electrónicos. ¿La única alternativa? Los billetes que cada uno tenía en el bolsillo o guardados en casa.
¿Cuánto dinero en efectivo recomienda tener el BCE?
El informe no fija una cifra exacta, pero recoge la experiencia de algunos países europeos que ya han elaborado guías para sus ciudadanos. En lugares como Austria, Países Bajos o Finlandia se aconseja mantener entre 70 y 100 euros por persona, que debería ser suficiente para cubrir alimentos, transporte o medicinas durante unos tres días de emergencia.
No es una orden estricta, sino una recomendación de sentido común. Igual que uno guarda agua embotellada, una linterna o pilas para imprevistos, tener un pequeño fondo en billetes puede marcar la diferencia cuando lo demás falla.
El BCE insiste en que no se trata de elegir entre dinero en efectivo o digital, sino de diversificar. Los pagos con tarjeta, las transferencias y los móviles son rápidos y cómodos… hasta que dejan de serlo. El efectivo actúa como un seguro, no da intereses, pero te da tranquilidad.
También tiene un valor simbólico y social. No depende de la batería del teléfono ni de la cobertura, no excluye a los mayores menos digitales y es aceptado en cualquier rincón de Europa.
Tener algo de dinero en casa es como llevar un paraguas en un día nublado, quizá no lo uses, pero cuando lo necesitas te salva. El efectivo no depende de enchufes ni de cobertura, y en un apagón puede ser tu única forma de pagar lo básico. Por eso no se trata de llenar el colchón de billetes ya que pierden valor, no generan intereses y corren riesgo de robo, sino tratarlo como un botiquín y guardar lo justo para unos días de imprevistos.
Más allá del dinero
El aviso del BCE no va solo de guardar billetes, sino de algo más profundo, plantea cómo nos preparamos para lo inesperado. Vivimos conectados, damos por hecho que siempre habrá internet, luz y bancos funcionando. Pero las últimas crisis desde la pandemia hasta los apagones, han demostrado que no todo está bajo control.
Tener algo de efectivo en casa es práctico, pero también un recordatorio de que la seguridad empieza con lo básico. No es cuestión de miedo, sino de prudencia. En tiempos digitales, lo físico todavía importa, y esos pocos euros guardados pueden ser también una forma de sentirnos más tranquilos y preparados.
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