Los últimos datos de paro y afiliación que se han publicado este jueves reflejan la fase expansiva en la que se encuentra la economía española. Sin embargo, cuando se analizan con lupa las estadísticas oficiales, dejan ver la cara menos favorable del mercado laboral. Durante el mes de septiembre, casi 40.000 personas (39.853) firmaron más de un contrato indefinido, la cifra más alta desde junio de 2023 cuando lo hicieron 39.875 personas.

De hecho, se trata del séptimo dato más alto de la serie, de acuerdo con los datos del último informe de Randstad Research. Hasta marzo de 2022 —cuando aún se podían firmar contratos de obra y servicio— el promedio mensual de personas que encadenaban más de un contrato indefinido era de 2.910. Pero a partir de la plena aplicación de la reforma laboral de Yolanda Díaz, la media se ha multiplicado por más de once, hasta alcanzar las 32.262 personas de media mensual. Una cifra que refleja el cambio estructural que se ha producido en la dinámica de la contratación indefinida: más peso estadístico, pero también mayor rotación y fragmentación en las relaciones laborales.

Fijos discontinuos

Este punto de inflexión no puede entenderse sin la reforma laboral impulsada por la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, que alteró profundamente la arquitectura de la contratación en España. Con ella, se suprimió el uso de contratos de obra y servicios —una modalidad de contratación temporal—, a fin de impulsar la indefinida y reducir la precariedad laboral. Y en parte, lo logró.

Desde entonces, la cantidad de contratos indefinidos ha pasado de representar en torno al 10% sobre el total de modalidades entre 2012-2021, hasta dispararse por encima del 35% desde 2022. En el caso del mes de septiembre de este año, han representado el 43,3% sobre el total, en línea con lo sucedido en el mismo mes de años anteriores: el 43,8% en 2024, el 44,8% en 2023 y el 46,7% en 2022.

Sin embargo, este salto en la contratación indefinida ha venido acompañado de un fuerte crecimiento de los contratos fijos discontinuos, una modalidad que se utiliza sobre todo en sectores estacionales como el comercio, la hostelería o la educación. En la práctica son contratos indefinidos, pero no garantizan una actividad continua. El trabajador permanece vinculado a la empresa y puede ser llamado en distintos periodos, lo que los convierte en una fórmula de temporalidad intermitente, aunque no computan como parados oficiales durante los tiempos que permanecen en inactividad.

La tormenta perfecta

Por todo esto, en el mes de septiembre se producen simultáneamente dos fenómenos que crean la tormenta perfecta para que se dispare la firma de contratos múltiples por una misma persona. Por un lado, la contratación indefinida se reactiva con fuerza tras el fin del verano y el inicio del curso escolar —en septiembre, la contratación indefinida ha crecido un 72% respecto de agosto, pero buena parte de ese aumento se canaliza a través de los fijos discontinuos, con contratos de corta duración. Una modalidad que concentra buena parte de las nuevas altas en sectores estacionales y que, al permitir interrupciones y reactivaciones, eleva las probabilidades de que un mismo trabajador encadene más de un contrato en muy poco tiempo.

Y en segundo lugar, la "elevada" rotación que persiste en el mercado laboral español incluso tras la reforma. Aunque la temporalidad se ha reducido, el Banco de España ha advertido en su Informe Anual de 2024 que se estaba produciendo un repunte de la rotación laboral en todas las modalidades de contratos, un indicador que mide cuántas personas comienzan o terminan una relación laboral en un período determinado.

En el caso de los contratos temporales, se ha incrementado desde el 3,9% en el periodo 2015-2019 al 4% entre 2022 y 2024. Por su parte, los indefinidos han duplicado su rotación, desde el 0,3% hasta el 0,6%. De hecho, la autoridad bancaria ha señalado que el mayor incremento se ha producido entre los fijos discontinuos.

En relación con el periodo 2015-2019, los contratos de los fijos-discontinuos presentaban "una tasa de baja que se situaba prácticamente a medio camino entre la del resto de los contratos indefinidos y la de los contratos temporales". Sin embargo, tras la reforma de la titular de Trabajo y Economía Social, "esta tasa se ha duplicado, hasta exceder la que se observa para los contratos temporales".