El oro ha batido un nuevo récord histórico al superar los 4.000 dólares por onza por primera vez. En la madrugada del miércoles, minutos antes de las 4:00 hora peninsular, el metal alcanzó esa cota simbólica y ha continuado su escalada hasta los 4.034,65 dólares, según datos de Bloomberg. Desde enero, su valor se ha revalorizado un 51,75%, lo que encamina al oro a cerrar su mejor ejercicio desde 1979.
El ascenso refleja el efecto combinado de varios factores: la debilidad del dólar, las compras masivas de bancos centrales –especialmente de economías emergentes– y la incertidumbre política y geopolítica. A las tensiones internacionales se suma los temores por el cierre parcial del Gobierno de Estados Unidos y la crisis de gobernabilidad que atraviesa Francia, donde Emmanuel Macron ha dado un ultimátum a su primer ministro en funciones, Sébastien Lecornu, para lograr una "plataforma de acción" que estabilice el país.
Miedo acumulado
"El impulso actual procede en buena parte de los bancos centrales, que están reduciendo el peso del dólar en sus reservas", explica a EFE Nicolás López, director de Análisis de Renta Variable de Singular Bank. Para Pedro del Pozo, director de inversiones de Mutualidad de la Abogacía, el fenómeno abarca más que al oro: "Los metales preciosos están viviendo un auténtico boom". A su juicio, la tendencia se nutre del miedo acumulado por la guerra arancelaria, la invasión rusa de Ucrania y el conflicto en Gaza.
El movimiento del mercado no ha sorprendido a los analistas. Bank of America elevó hace semanas su precio objetivo para el oro hasta los 4.000 dólares ante la presión inflacionaria, el déficit estructural estadounidense y las crecientes tensiones globales. Deutsche Bank mantiene también una perspectiva alcista apoyada en la fortaleza de la demanda y la caída del dólar. Julius Baer, por su parte, subraya el papel de la Reserva Federal: las expectativas de nuevos recortes de tipos han reforzado el atractivo del metal, y de otros como la plata, como refugio frente a la incertidumbre.
A falta de tres meses para que termine el año, el oro vuelve a confirmar su condición de valor refugio. En tiempos de inestabilidad, el metal más antiguo del sistema financiero conserva intacto su brillo.
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