Hasta hace pocos años, hablar de “empresas con impacto social” sonaba más a utopía filantrópica que a vida real y supervivencia en el cruel día a día del mercado. Hoy, sin embargo, estas empresas son tendencia. Y, más que eso, son protagonistas de la economía que viene. Están en la comida que ponemos en la mesa, en cómo gestionamos el agua o en cómo aprenden nuestros hijos.

Son startups que convierten desperdicios en ingredientes nutritivos, cooperativas que reinventan la energía compartida, pymes que hacen de la inclusión una bandera o scaleups que enseñan que la digitalización también puede ser ética. Todas tienen un objetivo doble y ambicioso: ser rentables y, al mismo tiempo, mejorar el mundo.

Claro que ninguna lo logra sola. Y aquí es donde entra en juego la banca. Pero no la banca de siempre. Banco Santander lo entendió antes que muchos de sus competidores. Su plataforma global Santander X y una batería de soluciones financieras y no financieras acompañan hoy a miles de emprendedores y empresas que quieren crecer sin dejar de lado su propósito.

Santander X: un ecosistema, no sólo un banco

Si pensamos en un banco apoyando a una pyme, lo primero que se nos ocurre es un crédito. Avales, préstamos, hipotecas. Pero el modelo de Santander rompe ese cliché.

Santander X es más un ecosistema que un banco. Se trata de un espacio donde la financiación convive con el conocimiento, la visibilidad y la comunidad. Cursos online, programas de formación, asesoramiento, descuentos en herramientas tecnológicas, acceso a eventos internacionales… todo lo que necesita un proyecto para pasar de idea a empresa consolidada o de empresa a compañía con una gran visibilidad y potencial de crecimiento.

En 2024, más de 52.500 compañías y emprendedores de 11 países recibieron este respaldo. Y lo hicieron sin necesidad de ser clientes del banco.

Como explican desde la entidad, “el objetivo es acompañar a los emprendedores y empresas en su transformación y crecimiento con los mejores recursos, sin coste, sean o no clientes, porque queremos que progresen de forma más fuerte, sostenible y competitiva”.

Competir para transformar

Hay un motor que da energía extra a Santander X: sus retos globales. Son competiciones que buscan ideas brillantes para problemas universales. Desde cómo mejorar la educación hasta cómo cuidar la salud o reinventar la experiencia del cliente.

En 2024 se celebraron tres retos internacionales. Y lo que está en juego no es sólo dinero –360.000 euros repartidos en premios–, sino también la entrada en ‘Santander X 100’, la comunidad global exclusiva que conecta a las startups más prometedoras con expertos, inversores y oportunidades de crecimiento.

Santander X también organiza premios de emprendimiento para emprendedores, startups y scaleups en 8 países, cuyos ganadores compiten en el gran escaparate ‘Santander X Global Award’, que ofrece 60.000 euros a los ganadores y un billete directo a esa comunidad internacional.

Seis historias reales

Las cifras cuentan sólo una parte de la foto. Detrás ellas hay historias y proyectos vivos y tangibles, como el de Moa FoodTech, un equipo joven que mira lo que otros llaman “desperdicio” y ve futuro. Gracias a la fermentación y la inteligencia artificial, convierten subproductos alimentarios en ingredientes nutritivos y sostenibles. O Cocuus System Ibérica, que con su pionera impresión 3D de alimentos ha conseguido lo que parecía ciencia ficción: imprimir carne vegetal y proteínas cultivadas a escala industrial. También está Uraphex, que se atrevió a imaginar un mundo donde el agua industrial se limpia sin químicos, y lo logró. Su innovación ahorra miles de litros cada hora y convierte la reutilización en la norma. A su manera, Catalyxx también reescribe las reglas. Transforma residuos en alcoholes renovables y convierte lo que antes contaminaba en una alternativa limpia a los químicos fósiles. Igual que Lain Technologies, que con sus procesos electroquímicos hace realidad la recuperación sostenible de metales, algo que hasta hace poco sólo era posible en fantasías de alquimistas. Incluso en la educación se respira este espíritu transformador. La plataforma Wow Play mezcla ciencia, arte y juego para despertar en los niños vocaciones STEAM —Science (Ciencia), Technology (Tecnología), Engineering (Ingeniería), Arts (Arte) y Mathematics (Matemáticas)—, tradicionalmente, las más áridas y a menudo menos apetecibles para los más pequeños. 

Un impulso global que se ve en lo local

Lo interesante de este modelo es que no se queda en la anécdota ni en la pequeña escala. En 2024, Santander destinó 330.000 millones de euros a financiar la creación o el crecimiento de empresas, apoyando a más de 530.000 pymes y autónomos en todo el mundo.

Y detrás de ese músculo financiero, hay una red de más de 4,3 millones de pymes clientes a nivel global que reciben mucho más que créditos: formación, innovación y acompañamiento para no quedarse atrás en la transformación digital y sostenible.

Crecer sin perder la misión

Las empresas con impacto social conviven a menudo con un dilema: ¿cómo crecer sin perder el propósito que las hizo nacer? Y aquí es donde un banco responsable marca la diferencia para ellas.

Porque en Santander el apoyo no solo es financiero. Viene acompañado de mentorías, contactos internacionales y reconocimiento. Todos ellos, recursos muy valiosos que ayudan a las empresas a preservar su misión sin tener que venderla por el camino.

El resultado es un círculo virtuoso: emprendedores que generan impacto, un banco que los impulsa y hace negocio y una sociedad que se beneficia del esfuerzo de ambos. Innovación y sostenibilidad dejan de ser conceptos abstractos para convertirse en productos, servicios y empleos reales.

Lo mejor es que estas historias no son excepciones. Son la punta de un iceberg cada vez más grande. Miles de empresas en nuestro país, y en todo el mundo, son la prueba de que otro modelo de negocio no sólo es posible, sino imparable.

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