El deterioro del sector exterior ya se deja sentir en las cuentas nacionales de España. Según el último informe Situación de España que ha publicado este martes BBVA Research, la demanda externa —es decir, el efecto que tienen las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios sobre el crecimiento del PIB— restará tres décimas al PIB en 2025 y siete en 2026. De hecho, si estas previsiones se confirman, sería la primera contribución negativa del sector exterior al PIB español desde 2020.

Sin embargo, esta caída del sector exterior no responde a una contracción de las exportaciones, sino al mayor dinamismo de las importaciones y a la debilidad del turismo. En sus previsiones, BBVA Research estima un crecimiento de las ventas al exterior del 4,7% en 2025 y del 3,3% en 2026, mientras que las importaciones acelerarán hasta el 6,3% y el 5,8%, respectivamente.

Por su lado, el turismo presenta "cierto agotamiento asociado a restricciones de capacidad: muchos destinos ya están llenos en temporada alta, el proceso de desestacionalización tiene límites (no vamos a tener 100% de ocupación todos los meses), hay externalidades negativas que afectan a los residentes y a los visitantes, falta mano de obra y algunas ciudades están tomando medidas para limitar las visitas", detalla para El Independiente el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso.

A lo que añade que, esta desaceleración del turismo se refleja "particularmente en el consumo de no residentes, es decir, el gasto de los turistas extranjeros, que pasa de aumentar un 116% en 2022 a un 2,8% en 2026. Asimismo, también se detecta cierto debilitamiento asociado a la demanda por la apreciación del euro frente al dólar y por la falta de aceleración de la demanda interna en la eurozona", concluye Cardoso.

El diagnóstico de BBVA Research coincide con el de la patronal turística Exceltur, que también ha advertido de un enfriamiento del sector tras el verano. De hecho, la asociación ha rebajado su previsión de crecimiento del PIB turístico para 2025, del 3,3% estimado en julio al 2,8%, y ha advertido de una “etapa de normalización” tras varios ejercicios de fuerte expansión. Según su vicepresidente ejecutivo, Óscar Perelli, esta moderación implica que el turismo perderá protagonismo dentro del crecimiento económico. Si entre 2021 y 2024, el turismo explicó el 52% del avance del PIB, este año su aportación se reducirá al 13%. Además, y en línea con BBVA Research, desde Exceltur han atribuido esta desaceleración a la menor fortaleza de la demanda nacional y al retroceso de varios mercados europeos clave, como Alemania, Francia o Italia.

Más nubarrones para la economía española

A la ralentización del ritmo de crecimiento del turismo y al alza de las importaciones se suman otros factores que enturbian las perspectivas de la economía española. BBVA Research advierte de que el impulso logrado gracias a la inversión en energías renovables podría frenarse por la incertidumbre regulatoria y el aumento de los costes.

Asimismo, el sector del automóvil se enfrenta a la presión de los cambios en las preferencias de los hogares, a la falta de infraestructuras que faciliten la transición hacia el vehículo eléctrico y al aumento de la competencia externa. Además, la falta de vivienda asequible se ha convertido en uno de los principales frenos para mejorar el bienestar de los jóvenes y atraer talento. Circunstancia que se amplifica por la escasez de mano de obra en ciertos sectores y regiones y por el estancamiento de la productividad, que siguen limitando la capacidad de crecimiento del país.

Por último, el informe destaca que "la reducción en el déficit público durante los próximos años será contingente en la implementación de medidas estructurales conforme se agote el impacto del ciclo en dicho desequilibrio". Es decir, que cuando termine el actual ciclo expansivo en el que está inmersa la economía española, se tendrá que ajustar el déficit a través de nuevas reformas. Una circunstancia que se dificulta por la actual fragmentación política y la falta de consensos en el Congreso de los Diputados, que "continúan afectando negativamente a la actividad".

El tirón del consumo y la inversión sostendrán el crecimiento

No obstante, pese a estos nubarrones, el cielo está despejado para la economía española en 2025 y 2026. BBVA ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento, hasta el 3% y el 2,3%, respectivamente, apoyado por la fortaleza de la demanda interna y la inversión.

El centro de estudios espera que el gasto de los hogares españoles aumente un 3,3% en el próximo año y un 2,5% en 2026, mientras que la inversión empresarial repuntará un 5,7% y un 6,1%, favorecida por el descenso de los tipos de interés que benefician las condiciones de financiación.

De hecho, según explica el economista jefe para España de la entidad, este patrón de crecimiento tiene una composición distinta a la de los últimos años, más apoyado en la demanda interna que en el turismo o las exportaciones. Y precisamente, "un crecimiento basado en la demanda interna depende en mayor medida de las importaciones, porque buena parte de la maquinaria y los equipos necesarios para invertir se fabrican fuera del país", lo que explica en parte este alza de las importaciones por encima de las exportaciones.