En la central nuclear de Almaraz anoche regresó cierta calma. La actividad de la instalación ha sido muy agitada durante el último mes. En lo político, en lo social y en lo meramente nuclear. En este tiempo han sido más de un millar de trabajadores los que desde el 6 de octubre han acudido a diario para completar la que, según el calendario de cierre, podría ser la anteúltima recarga del primer reactor de la central. Este proceso se ha llevado a cabo con cuatro días de demora según lo previsto.

La convocatoria de elecciones en Extremadura, de algún modo, también ha sido un aire de optimismo. Tanto la candidata del PP, como el del PSOE se han mostrado convencidos de que finalmente habrá prórroga. Hoy, en el Congreso de los Diputados, los responsables y trabajadores de la central pueden engordar esa sensación de confianza. La Cámara Baja vota revalidar o no la enmienda aprobada en el Senado el pasado día 5 y en la que se establece la suspensión del calendario de cierre nuclear que está vigente desde 2019.

La medida fue promovida por el PP en la Ley de Movilidad Sostenible y ahora deberá contar con el apoyo de Junts para salir adelante. De entrada el Gobierno no ha vetado la tramitación y todo apunta a que los de Puigdemont podrían respaldarlo, no en vano el cierre nuclear programado actualmente también afecta a dos centrales catalanas: Ascó y Valdellós.

Pero con Almaraz recargada y la enmienda popular aprobada no bastaría. Ni siquiera con la petición oficial hecha al Ministerio de Transición Ecológica por las propietarias de Almaraz –Iberdrola, Naturgy y Endesa- de continuar al menos hasta 2030. Una petición que suprimía la exigencia de reducir la carga fiscal que soportan y que hasta ahora había sido condición casi innegociable. Desde el Ministerio de Aagesen aseguran que la petición se ha recibido y que su tramitación es inminente. Después, será el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) quien tendrá la última palabra. Deberá plasmarla en el preceptivo informe de autorización de explotación.

En marzo, petición de cierre

Legalmente, el CSN tiene que emitir este tipo de informes dos meses antes de que expire la autorización de explotación de una central nuclear. En el caso del primero de los reactores de Almaraz el plazo concluye el 1 de noviembre de 2027, con lo que el CSN podría apurar hasta el 1 de septiembre. Parece complicado que apure esos tiempos.

Se trata de un informe vinculante y que deberá concluir si Almaraz reúne las condiciones para continuar cinco años más y no sólo hasta 2027, en el caso del primero de sus reactores y 2028 del segundo. Entre las opciones que tiene el CSN está denegar su continuidad o condicionarla de algún modo a la adopción de mejoras u otro tipo de acciones. En este caso las propietarias deberían decidir si las aceptan o no. Recuerdan que las inversiones para el mantenimiento y modernización de las instalaciones son constantes y que sólo este año supondrán un desembolso de 50 millones de euros.

Con ello, se abre un periodo incierto, ya que la elaboración de este tipo de informes por parte del CSN se ha prolongado al menos un año. Hasta ahora, las autorizaciones de explotación a las centrales nucleares se conceden por periodos de diez años. Sin embargo, con el calendario de cierre en vigor, la última autorización de explotación que se otorgó a Almaraz fue más corta: hasta el 1 de septiembre de 2027 en el caso del primer reactor y el 31 de octubre de 2028 para el segundo. Ambas se concedieron en julio de 2020.

En esta situación, si antes el Gobierno no revierte el calendario de cierre, Almaraz deberá continuar como si nada hubiera cambiado. Tendrá que solicitar la declaración de cese de actividad en marzo del próximo año. Se trata de una petición ante el CSN para el que apenas restan tres meses y durante el cual el organismo nuclear estará inmerso en elaborar el informe que debe determinar si se dan las condiciones para seguir hasta 2030.

¿Informe antes de tres meses?

¿Podrá hacerlo antes de apenas tres meses cuando en ocasiones anteriores ha requerido hasta más de un año? Puede darse la circunstancia de que Almaraz pida cerrar la central sin conocer aún el informe preceptivo que debe emitir el CSN sobre la posibilidad de prorrogar su actividad hasta 2030.

Fuentes del CNAT de Almaraz aseguran que ellos continúan por ahora dando los pasos que se establecieron en 2019. Con la perspectiva de que todo pueda cambiar, pero con la obligación de seguir avanzando hacia un cierre en 2027 del primero de sus reactores.

El pasado fin de semana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró que el Gobierno se abría a estudiar una posible prórroga. Lo afirmaba señalando que antes habrá que verificar que la prórroga de la actividad nuclear no supone ningún coste añadido ni para las arcas públicas ni los consumidores. También que extender la vida útil de Almaraz no pondrá en riesgo ni el suministro ni la seguridad.

Pese a que el informe del Consejo de Seguridad Nuclear es plenamente autónomo, Almaraz recibió hace unos meses el aval de la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO). Lo hizo otorgándole el reconocimiento de excelencia, el nivel 1, al estado de las instalaciones nucleares. El sector recuerda que una central ‘gemela’ que existe en North Anna, Virginia (EEUU) recibió recientemente autorización para prolongar su vida útil hasta los 80 años.