El Hipódromo de la Zarzuela es un negocio que pertenece a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y que, por tanto, se financia con recursos públicos. Su situación económica es muy negativa y, de hecho, durante el último ejercicio completo volvió a registrar pérdidas, que, en este caso, ascendieron a 6,3 millones de euros.
Esta instalación ha acumulado un déficit de 47 millones de euros entre 2018 y 2024, un período en el que tres de sus cuatro gestores han tenido una vinculación directa con el entorno del presidente del Gobierno, sin que ninguno acreditara experiencia previa en la dirección de empresas.
El auditor de la empresa explica en la última memoria de cuentas que las pérdidas del anterior ejercicio están relacionadas, entre otras cosas, con "las limitaciones de uso de la finca" que establece la normativa urbanística, medioambiental y la protección del monumento, las cuales imposibilitan que se puedan desarrollar eventos distintos a los tradicionales.
Crisis del modelo de negocio
Por otra parte, durante la mayor parte del ejercicio 2015 --expresa--, la Sociedad no pudo organizar carreras de caballos debido a que el ente regulador facultado para regular las carreras de galope en España no pudo ejercer sus facultades hasta la consecución de una serie de requisitos necesarios para el normal ejercicio de sus funciones reguladoras, lo que perjudicó significativamente a toda la industria.
Esta situación "deterioró la confianza de los propietarios de caballos y otros patrocinadores", así como del organizador de las apuestas hípicas, tanto en su actividad natural como de patrocinador de los acontecimientos.
Las pérdidas no se han reducido pese a las medidas tomadas por los respectivos administradores del hipódromo, lo que obligó a la SEPI a aportar 7,5 millones de euros para equilibrar el balance de la sociedad y evitar que se acercara a la causa de disolución, a finales de 2024.
Pese a todo, el fondo de maniobra era, a fecha de formulación de las últimas cuentas, de -20,1 millones de euros, lo que permite hacerse una idea de la crisis que vive esta sociedad.
Los hombres de Ferraz
El Gobierno controla casi el 96% de sus participaciones a través de la SEPI. Eso le permite designar a sus líderes institucionales. El primer presidente que situó el Gobierno de Pedro Sánchez al frente del Hipódromo fue Álvaro Gutiérrez de la Fuente, empresario, pero a la vez criador, propietario de caballos y fundador del primer sindicato del ramo, el Spanish Racing Club.
Esta decisión estuvo avalada por el Consejo de Administración de SEPI, que actualmente está copado por miembros del Ejecutivo.
Este mismo órgano fue el que respaldó la candidatura de Francisco Salazar al puesto en 2021, pese a no tener experiencia en el sector. De hecho, es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología e ingeniero técnico agrícola, aunque su carrera profesional, desde el año 2000, ha estado ligada a la política, como se puede observar en su currículum.
La era de Salazar
En los ejercicios en los que estuvo al mando del hipódromo, las pérdidas ascendieron a 6,3 y 7,1 millones de euros. Fueron 2021 y 2022. En el primer ejercicio, percibió unos emolumentos de 37.237 euros. En el segundo, de 54.703 euros en concepto de retribución fija y 35.426 en variable.
En los ejercicios en los que Salazar estuvo al mando del hipódromo, las pérdidas ascendieron a 6,3 y 7,1 millones de euros.
A su salida, la SEPI no buscó una persona con experiencia previa en la gestión de carreras, dado que la elegida fue Maritcha Ruiz Mateos, licenciada en Ciencias de la Información y antigua directora de Comunicación del PSOE.
Actualmente, trabaja en la consultora de comunicación Atrevia. Fue sustituida por Ernesto José Gasco, quien tampoco contaba con experiencia en las carreras de caballos. Es licenciado en Geografía e Historia; y ejerció de alto comisionado contra la pobreza infantil.
También fue diputado en el Congreso y viceconsejero de Transportes del Gobierno Vasco en 2009.
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