Este martes, el Banco de España se ha unido a la lista de instituciones nacionales e internacionales que han modificado al alza su previsión de crecimiento para la economía española en 2025 hasta el 2,9%, tres décimas más de lo que estimaron en septiembre. Sin embargo, el organismo advierte que "la incertidumbre vinculada a la evolución de los salarios y los márgenes empresariales podría materializarse en un escenario alternativo caracterizado por una mayor inflación y un menor crecimiento del PIB".
Además, el nuevo horizonte de proyección contempla que el PIB se expanda un 2,2% en 2026 y un 1,9% en 2027, lo que supone una revisión al alza de tres décimas y dos décimas, respectivamente, respecto a las estimaciones realizadas hace tres meses. Según han explicado, esta mejora obedece a tres elementos fundamentales: a la publicación de los últimos datos de la contabilidad nacional, que han elevado la estimación del dinamismo de la actividad de los trimestres recientes; a la fortaleza del consumo privado, "que ha superado las expectativas; y a una valoración más positiva del sector exterior, sustentada en el significativo dinamismo de las exportaciones de servicios no turísticos", según destacó el nuevo director general adjunto de Economía del Banco de España, José David López Salido, durante la presentación del informe sobre Proyecciones macroeconómicas de la economía española (4º trimestre 2025).
De esta forma y en línea con lo que ha sucedido en los últimos años, "España continuará situándose entre los países que más crecerán de Europa", indicó López Salido. No obstante, el organismo también subraya que la incertidumbre asociada a la evolución de los salarios y los márgenes empresariales constituyen el principal foco de riesgo del escenario central.
En particular, advierte de que el mayor crecimiento salarial —impulsado tanto por la negociación colectiva como por los acuerdos salariales en el sector público— previsto para 2026 y 2027 podría no ser absorbido completamente por los márgenes empresariales y acabar traduciéndose en un escenario de mayor inflación y menor crecimiento del PIB, con efectos negativos sobre el empleo y la actividad. Y en este escenario de shock de oferta, el Banco de España contempla una mayor inflación y un menor crecimiento del PIB, como consecuencia de la pérdida de competitividad y del impacto adverso sobre la demanda y el mercado laboral.
Incremento de la inflación
En paralelo, el informe constata un repunte de la inflación. La tasa de inflación general escaló al 3,1% en noviembre, cuatro décimas más que en agosto y por encima de la senda estimada por el Banco en el ejercicio de proyecciones de septiembre, "resultado de un repunte de los precios de la energía y de una moderada aceleración del componente subyacente", que se situó en el 3% en noviembre como consecuencia "de un rebote de los precios de los servicios y, en menor medida, de una aceleración de los precios de los bienes industriales no energéticos".
A la luz de esta evolución, el Banco de España ha modificado en consonancia sus previsiones de inflación para el actual ejercicio de proyección: hasta el 2,7% en 2025 y el 2,1% en 2026. Es decir, dos y cuatro décimas más, respectivamente —la misma modificación que para el componente subyacente, que se situará en el 2,6% y en el 2,4%—, debido al nuevo repunte inflacionario experimentado a finales del presente ejercicio, la evolución de la negociación colectiva y el nuevo escenario macroeconómico.
Por el contrario, en 2027 han revisado a la baja en cinco décimas la tasa de inflación general, hasta el 1,9%, "debido a los menores precios de la energía previstos por el retraso de la entrada en vigor del nuevo sistema de derechos de emisión de la Unión Europea", y su estimación para la inflación subyacente de este años apuntan hacia el 2,1%.
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