A Miguel Angel y Yolanda la alegría por la llegada de un nuevo hijo a la familia pronto se les convirtió en angustia. Víctor llegó con problemas y una suerte de precipicio de dudas y miedos les invadió. ¿Cómo lo haría? ¿Cuál sería el mejor camino para ayudarle a desenvolverse en la vida? El primer varapalo fue saber que no podría andar, que la espina bífida que padecía condicionaría su vida… y la de toda la familia. Sólo cabía reponerse, asumirlo y hacer todo lo posible para que fuera feliz pese a sus limitaciones. Miguel Angel es enfermero y Yolanda trabaja en un colegio, saben mejor que nadie qué supone el esfuerzo, el sacrificio y la constancia para superar dificultades. Lo que quizá jamás pensaron es que el deporte se convertiría en su salvavidas, en la mejor medicina y tratamiento para su hijo y en el lugar donde sonreiría y se integraría como uno más.

Hoy Víctor Bueno es una estrella del deporte. Probó la hípica siendo un niño, exploró la natación para superar sus barreras pero ha sido en el baloncesto donde ha encontrado su pasión. Lo ha hecho con el empuje constante de sus padres y su compañera de vida: la silla de ruedas. En realidad, las sillas de ruedas: la de ‘paseo’ y la de competición. Este joven malagueño se ha convertido es uno de los referentes de la selección española de baloncesto en silla de ruedas y su vida y la de su familia discurre en torno a la liga de honor, los viajes y las competiciones internacionales.

“No es fácil. Cuando te ves con un hijo con esta dificultad no sabes muy bien dónde acudir. Nosotros teníamos claro que el deporte le vendría bien. Pero una cosa es querer apuntarle a un deporte y otra encontrar monitores o entrenadores que sepan tratar a chicos con esta dificultad. Todo lo tienes que hacer por tu cuenta, de modo particular. Eso es difícil y económicamente costoso”, asegura Miguel Angel. Han pasado más de veinte años y ahora el resultado de tanto trabajo, de tantos días oscuros e inciertos, ha dado su fruto. “A los padres con hijos con este tipo de problemas siempre les digo que no se abandonen, que les lleven a practicar deportes. Es duro, sí, pero el peligro es que tiren la toalla y los chicos y chicas con estos problemas acaben escudados tras el móvil o una pantalla, en casa. Su cuerpo y su mente se resienten mucho. Con el deporte logras que socialicen, que mejoren sus condiciones físicas, pero sobre todo, su mente”. Hoy el grado de autonomía que ha alcanzado es importante. Conduce su coche adaptado, se desenvuelve cono 'influencer' y el baloncesto se ha convertido en su modo de vida.

Un legado más allá del deporte

Entre entreno y entreno, Víctor ha sacado un hueco para acudir a la cita con Endesa. La compañía energética ha apostado fuerte por el baloncesto. Subraya que lo suyo es algo más que subvencionar un deporte, es un “patrocinio con propósito”. El de impulsar el baloncesto con silla de ruedas es sólo uno de esos ‘propósitos’. El apoyo al baloncesto como vía de educación para personas con discapacidad cognitiva o programas para reducir el abandono femenino en la práctica de este deporte de cuatro de cada cinco chicas cuando alcanzan la adolescencia.

Monitores del proyecto con varios de los niños que participan en el programa. M.S.

El apoyo económico es importante, la constancia personal imprescindible. Organizar un equipo de baloncesto en silla de ruedas además de costoso es complicado. Planificar el viaje de un equipo en el que cada jugador lleva dos sillas de ruedas no es sencillo. A ello se suman técnicos, material, personal de apoyo y deportivo... Un reto casi imposible si el desplazamiento es en avión: “Cada año nos toca volar tres veces a Canarias”, asegura Víctor. Está dificultad logística hace que la mayoría de los viajes sean en un autobús, con rampa claro, para poder subir a los jugadores y sus sillas.

En esta disciplina deportiva las normas son prácticamente idénticas al resto de modalidades del baloncesto. “Lo único, no hay pasos”, asegura Víctor entre risas. Cada jugador es evaluado por un técnico oficial en su discapacidad, en un grado que oscila de 1 a 4,5 puntos. El conjunto de cinco jugadores no puede superar los 14,5 puntos.

Las explicaciones de Víctor sobre lo que supone jugar a baloncesto en sus condiciones las escucha con atención un histórico del baloncesto español, más aún en Málaga. El Unicaja de Málaga retiró su camiseta en 2017 para que fuera recordado para siempre en la ciudad. Pero Bernardo Rodríguez, ‘Berni’, hace tiempo que decidió que quería que su verdadero legado a la sociedad fuera más allá del deporte profesional. Nacho, su amigo de la infancia, llevaba tiempo contándole su día a día como profesor en un centro con niños con necesidades especiales. Aquella realidad alejada de los focos del deporte de élite le impactó y hoy le cautiva y le motiva tanto o más que las canchas en las que fue ovacionado. Ver cómo el baloncesto puede convertirse en una herramienta para lograr pequeños avances, pero vitales en niños con dolencias cognitivas, se ha convertido en su vida y su nueva pasión.

'Berni', Calderón y Manuel

'Berni' cuenta con pasión los avances y los proyectos de ampliar la iniciativa en la que están inmersos. Lo ha puesto en marcha con el apoyo de compañías como Endesa y otras pero junto a otro grande de la canasta como Javier Calderón. El tercer pilar es Manuel Escobar, exjugador profesional y que vio en el baloncesto la vía de escape y desarrollo a la enfermedad que padecía su hija Marina y que hoy pelea por cada avance en el proyecto.

Bernardo Rodríguez, 'Berni', durante la presentación del proyecto. M.S.

El orgullo y la satisfacción se desprende en cada detalle de su explicación. El apoyo a niños y niñas con problemas cognitivos severos a través del baloncesto se ha convertido en su motor de vida. Tanto 'Berni' como Manuel y Nacho lo muestran con orgullo en las instalaciones de primer nivel con las que cuentan en Fuengirola. En ellas, además de muchos de sus proyectos, también han acudido selecciones como las de EEUU, España o Alemania a entrenar “y siempre que han venido, han ganado”.

El proyecto no deja de crecer en usuarios y en planes. El ‘boca a boca’ se ha convertido en una suerte de salvavidas que se entregan unos padres a otros como una mano tendida hacia la esperanza para el desarrollo, socialización e ilusión de sus hijos. El traslado del proyecto de Málaga a Fuengirola, pese al esfuerzo inicial que supuso, no fue un problema. Hoy, la iniciativa crece en este municipio malagueño con un horizonte mucho más ambicioso y con planes de mejora que parecen atropellarse unos a otros.

El siguiente reto está en el barrio de Churriana de Fuengirola. Lo han bautizado como ‘Oasis’. Es donde se desarrollará aún más el proyecto ‘Escuela 675’ –en referencia a la distancia de 6,75 metros de la línea de triple- en el que ya participan 111 niños y niñas. Esta mañana el cielo amenaza lluvia y la temperatura no es propia de la templada provincia de Málaga. Por eso la afluencia del grupo de niños y niñas, y del de jóvenes, es menor.

El 'Oasis', un mar de posibilidades

Las cuatro canchas al aire libre están recién estrenadas y lucen inmaculadas. Se cubrirán en el futuro. Es, al menos, lo previsto en el ambicioso proyecto que ‘Berni’ y sus socios y colaboradores han proyectado sobre la increíble parcela de 30.000 m2 cerca del aeropuerto. Es ahí donde las ideas confían en que puedan pronto tomar forma: un laboratorio para investigaciones relacionadas con el impacto del deporte en las capacidades cognitivas, un centro de día, más canchas, cafetería…

Un joven con silla de ruedas en uno de los campos del proyecto de 'Basketlovers' promovido en Fuengirola. M.S.

“Este proyecto es increíble. Muchos chicos y chicas no habían hecho deporte nunca. Al principio algunas familias tienen cierto temor a soltar a sus hijos. Siempre han estado con ellos. Es comprensible. Hablamos de casos como el autismo severo… y vamos nosotros y les planteamos que hagan baloncesto. Con el tiempo la satisfacción que nos trasladan es el mejor premio”, explica ‘Berni’. Coger un balón, saltar o simplemente pasar la pelota a un compañero puede ser un avance de gran relevancia que sólo estas familias saber el valor que tiene. Aquí el objetivo no es formar jugadores de baloncesto sino emplear el deporte para avanzar en la vida, dar pequeños pasos para personas con severas dificultades cognitivas para hacerlo. La constancia, el tiempo y el esfuerzo con el baloncesto como vía de progreso se está demostrando exitosa.

El baloncesto y Endesa confluyen en otro punto en el que la compañía energética está volcada: las mujeres. El dato es contundente, cuatro de cada cinco jugadoras de baloncesto abandonan la práctica de este deporte cuando alcanzan la adolescencia o la mayoría de edad. La presión social, las particularidades físicas o el entorno favorecen este abandono masivo que no se produce entre los chicos. El proyecto ‘Basket Girlz’ busca facilitar ese apoyo a las chicas para que continúen prácticamente baloncesto.