"Hasta hace poco en una guerra te podían atacar por tierra, mar y aire. Pero ahora hay dos nuevos dominios: el cibernético y el espacio. Y cuando van a por ti, te atacan en todos los frentes a la vez. Te dejan sin comunicaciones y sin posicionamiento mientras lanzan la ofensiva, y por eso eres absolutamente vulnerable".
Álvaro Sánchez es CEO de Integrasys, una empresa española con 35 años de experiencia especializada en desarrollar sistemas de guerra multidominio. Trabajan con Ministerios de Defensa de países como Ucrania y con entidades como el Space Force de Estados Unidos o la Agencia Espacial Europea (ESA), así que saben lo que vale su tecnología en el contexto geopolítico actual. "Estamos viviendo el periodo con más conflictos desde la II Guerra Mundial. Sin duda, es una de las épocas más tensas. Y con Estados Unidos mirando más hacia el Pacífico, Europa se tiene que defender por sí misma", asegura Sánchez.
Los productos que desarrolla Integrasys permiten, entre otras cosas, saber cómo se mueven los tanques enemigos, en qué formación y a qué velocidad. También qué tipo de aviones tiene el ejército contrario en los aeropuertos más cercanos, mediante imágenes satelitales que llegan con pocos minutos de retraso. Y de igual forma, si hay submarinos tanto por encima como unos metros por debajo de la superficie.
En paralelo, su tecnología también puede geolocalizar señales de interés, trackear los drones enemigos y proteger los propios para que las radiofrecuencias no puedan interferir en ellos y puedan seguir transmitiendo, comunicándose y compartiendo su posicionamiento. Podemos asegurarnos de que nuestros misiles sigan la trayectoria que les hemos marcado, y también saber si los drones contrarios están 'vacíos' o no, para ver si merece la pena gastar munición en derribarlos. Y en el espacio, podemos saber cómo son los satélites, qué armas incorporan y qué trayectorias siguen.
"Todo esto permite visualizar si te van a atacar y cuándo lo van a hacer y por dónde, porque vemos de manera muy sencilla qué zonas se están calentando", detalla Sánchez, que explica que estos sistemas también posibilitan planificar nuestra misión para comprobar que cada uno de nuestros soldados, barcos, submarinos, drones o aviones están conectados y operativos en todo momento. Como recalca, la idea es equivocarse lo menos posible, porque en las guerras los fallos pueden causar muertes.
Esto es a nivel general. Pero en algunos casos hay que personalizarlo. Sánchez lo ilustra: "En Ucrania llevamos trabajando desde el inicio de la guerra, vendiendo tecnología. Tenemos personal allí que son militares españoles que se han dedicado a entrenar soldados ucranianos. Algunos de ellos tenían algo de experiencia antes del conflicto, pero otros no sabían ni disparar un fusil o manejar un dron. Así que tuvimos que trabajar mucho para darles tecnologías fáciles de usar, que estuvieran en su idioma y fueran más intuitivas".
Todo bajo la premisa de defenderse, pero también de atacar. "Hace poco, en una conferencia de la OTAN en la que estuve, comentaron que a una guerra no vas solo con un escudo, tienes que llevar también una espada. Siempre necesitas capacidades ofensivas, en parte porque te pueden servir de efecto disuasorio para evitar algunos conflictos", afirma el directivo.
Con todo, estos sistemas también presentan algunas limitaciones a día de hoy. Por ejemplo, los satélites tienen una precisión suficiente para monitorizar las grandes tropas o vehículos, pero que en muchas ocasiones no basta para capturar los movimientos de soldados más dispersos.
Las capacidades de España para una guerra multidominio
Según la patronal Tedae, en 2023 las industrias de defensa, seguridad, aeronáutica y espacio de nuestro país ingresaron 13.900 millones de euros, una cifra que representa el 2% de la facturación industrial total de España. Pero desde Integrasys reclaman la necesidad de destinar al menos el 25 % del presupuesto en defensa a la adquisición de capacidades operativas avanzadas para proteger a las Fuerzas Armadas en conflictos multidominio, para no seguir dependiendo de terceros.
El caso de la empresa de Sánchez es paradigmático. A pesar de ser una compañía española, su CEO explica que han tenido más éxito fuera de nuestras fronteras que dentro, algo que les gustaría cambiar. A día de hoy cuentan con 80 empleados y 11 oficinas alrededor del mundo entre Europa, Norteamérica, Asia y Oceanía.
"El Ministerio de Defensa tiene mucho interés en nuestra tecnología para el Ejército de Tierra, la Armada o el sector espacial. De hecho, nos han apoyado mucho en los proyectos de innovación, y tenemos reuniones cada poco tiempo para enseñarles nuestros productos y explicarles cómo podrían usarlos. Pero es verdad que a la hora de que compren es como que los presupuestos no llegan. Aunque hay interés, no hay capacidad. Y eso es una situación que debemos cambiar como país", zanja Sánchez.