La supuesta trama de corrupción para sacar tajada durante años de la venta de uniformes para la Policía Nacional y la Guardia Civil se sostuvo bajo el presunto pago de comisiones y regalos por parte de los empresarios textiles a los funcionarios. Las investigaciones patrimoniales de Hacienda han revelado movimientos sospechosos del coronel Juan Antonio Maroto Gil jefe del Servicio de Abastecimiento (SABAS) de la Benemérita -unidad que se encargaba de la gestión de los contratos- y del teniente coronel Alberto José Martín Altube, ambos señalados por la Fiscalía Anticorrupción como cabecillas de la red ilegal. La causa que se sigue en el Juzgado de Instrucción número 50 de Madrid tiene bajo el foco ya a seis guardias civiles y a un total de 26 empresas.

La Agencia Tributaria pone bajo sospecha que el teniente coronel Martín Altube tenía "una gran capacidad de ahorro, frente al minúsculo gasto". Desde el año 2009 hasta 2019 ingresó en efectivo en el cajero, con ingresos periódicos, la suma de 38.190 euros de origen desconocido, por lo que la institución económica destaca con extrañeza los movimientos en sus cuentas. Él y su mujer adquirieron su vivienda el 17 de junio de 2011 en Pozuelo de Alarcón por valor de 524.722 euros para lo que "no se constituyó ningún préstamo hipotecario". El Servicio de Asuntos Internos del Instituto Armado, a cargo de la investigación, no entiende estas transacciones si sus únicos ingresos venían de ser agente del cuerpo.

Según se desprende del sumario al que ha tenido acceso este periódico, el sistema de corrupción consistía en que los guardias civiles pactaban presuntamente con las empresas cómo iban a ser los contratos de ropa, zapatos, monos, etc., para que los empresarios lograran condiciones ventajosas y luego pagaban un porcentaje a los guardias o regaban las relaciones con regalos.

En 2020, Asuntos Internos espió el funcionamiento de la trama durante meses bajo estricto secreto. Así, captaron una comida entre un grupo de tricornios con unos empresarios de zapatos en la sidrería Casa Armendáriz, en Navarra. "No se puede acceder a la zona de bodegas porque ha venido un jefe de la Guardia Civil de España que va a firmar un acuerdo con el calzado, por lo que pidieron que reservara un sitio donde no entrara nadie", dijo el camarero al agente de Asuntos Internos como quedó reflejado en un informe. La factura del banquete ascendió a 1.417 euros.

La Fiscalía Anticorrupción en julio de ese año ordenó detener a cinco agentes y a cerca de una decena de empresarios, entre ellos dos directivos de El Corte Inglés. En casa de uno encontraron un excel que se actualizaba de forma anual en época navideña bajo el epígrafe "atenciones sociales". Figuraban regalos enviados a los domicilios personales, y no a las dependencias oficiales, de Martín Altube y otros dos guardias civiles. Similar fue la hoja de cálculo hallada posteriormente a los trabajadores de G-3 Sport 08 y Robusta S.L. En las celdas se leía "Jamón" por valor de 195 euros, "Lomo + vino" por valor de casi 70, "Puros" por 150 o "D. Periñón" por unos 100 euros, al lado de los nombres de los guardias civiles.

Pero además de estos obsequios, los investigadores creen que la red de desvíos de fondos públicos podía funcionar a través de un porcentaje de los contratos. Las empresas, supuestamente, inflaban los precios y luego los empresarios daban una pequeña parte del dinero obtenido de las adjudicaciones a los agentes que habían sido corrompidos. Asuntos Internos encontró en el registro a la empresa de Manufacturas Aura S.A. un cuadro en el que había una columna con el precio del producto y otra en la que se leía un porcentaje de un 1% de cada prenda. Iban a fabricar por valor de 23.468 por lo que ese tanto porciento significaban unos 2.933 euros.

“El rol de [un empresario] por cuantos además de reflejar cantidades que se corresponden con un porcentaje de los importes facturados, también podrían de manifiesto la entrega de dinero en fechas concretas; particularmente para satisfacer el presunto tratado de favor por parte de Martín Altube y Aranda Martín", apuntala un informe de la Guardia Civil aportado en la causa.

"Igualmente se aprecia en las citadas anotaciones la utilización de un lenguaje velado para referirse a los funcionarios, asignándole alguno de ellos alias como Gordo, Altu-Partagas, Amoroso, etc”, dicen los agentes. En todos los documentos incautados en las entradas y registros resaltan notas manuscritas como “Tricornios (ALM. GORDO) (20.000)” .

Después de los rastreos en los ordenadores y el volcado de los correos oficiales, las pesquisas reflejan que este proceder podría haberse perpetuado desde, al menos, 1997. "Tales agasajos lo serían más a título particular que institucional y con el aparente objetivo de ganarse la confianza de los funcionarios públicos, influir en sus decisiones y obtener un mayor volumen comercial; como así se refleja en algunos documentos intervenidos”, esgrimen.

Tarjetas de El Corte Inglés

Entre los miles de folios del sumario, se rebela cómo en casa de Martín Altube encontraron distintas tarjetas regalo de El Corte Inglés. Lo mismo que en casa de uno de los directivos a los que detuvieron (que ya no trabaja en la mercantil) Eduardo Vélez Narváez en cuya vivienda hallaron un documento de abril de 2013 con un total de 11 tipos distintos de tarjetas de regalos que suman un total de 182 tarjetas por valor total 11.948 euros.

El propio El Corte Inglés está investigado como persona jurídica y en el registro que hicieron los agentes encontraron tarjetas a nombre de "alberto", a quien los investigadores apuntan "más que probable alusión al Teniente Coronel Alberto Martín Altube" con un saldo de 300.000 euros.

Viaje a La Rioja y monterías

La investigación agrega que Martín Altube tenía una relación "fuera del contexto profesional" con muchos de los empresarios, habida cuenta de que llevaba muchos años destinado en el SABAS. Por ejemplo, con los representantes de la mercantil Fal Calzados de Seguridad SA, quienes en octubre de 2014 le envían un correo invitándole a visitar la fábrica de calzado. "Te comento cuál sería el plan de visita a Arnedo", se lee en un mail, "llegada a Balneario, registro y faltaría evaluar si os quedáis, cenáis solos y os relajáis en balneario o nos vamos a cenar todos juntos. Según acuerdo", sigue.

En la causa, el juez autorizó la invervención del móvil del coronel Maroto Gil y las conversaciones recogidas por los investigadores evidencian que él también participaba de actividades con los empresarios. "Espero no tener que compartir habitación", le dijo a su esposa en una llamada de teléfono cuando fue invitado a una montería en Molina de Aragón (Guadalajara) por uno de los jefes de las mercantiles investigadas.

En su móvil se encontraron también imágenes tomadas en la costa de Vigo, en el municipio de Baiona y en las islas Cíes que, dice el sumario, "reflejan actividades lúdicas a bordo de una embarcación de recreo" con los administradores de la empresa textil Sagres S.L.

Real Madrid

"El aeropuerto es Gatwick?", preguntó Martín Altube en 2017 sobre el viaje que le estaba preparando uno de los empresarios. El destino final era Cardiff (Reino Unido) y la travesía se hacía para ir a ver la final de la Champions League. En otra de las conversaciones intervenida aparece Maroto Gil a quien el empresario le pide nombre completo, DNI, fechas de nacimiento y segundo apellido suyo y de su hijo. Los gastos del viaje a Cardiff, según consta en la documentación, ascendieron a 2.150 euros.

De la documentación de la causa se desprenden igualmente otros viajes ese mes de agosto para ver la final de la Supercopa de fútbol entre el Real Madrid y el FC Barcelona.

Contabilidad paralela

La tesis del cobro de las comisiones cogió peso cuando en el registro en la vivienda de Maroto Gil fue localizada una "contabilidad doméstica". Asuntos Internos destaca cómo bajo los conceptos de "sobre" apuntaba cantidades, en su mayoría exactas, de unos mil euros varias veces al mes. Hallaron también una bolsa de tela con dinero en efectivo que fue fotografiada y agregada al sumario. Además, el coronel atesoraba una trituradora de papel en su despacho que los agentes creen se había quedado de las dependencias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Por su parte, en la vivienda de Martín Altube fue encontrada una caja de seguridad de BBVA contratada por el teniente coronel y su esposa en 2007. En el interior albergaba 68 billetes de 100 dólares sumando en total 6.800 dólares.

Esto llamó mucho la atención de los investigadores porque la Agencia Tributaria no había encontrado cuentas en el exterior del guardia civil como para tener guardado ese dinero en una moneda que no fuera el euro. “Resultando significativo el hecho de que se tratase de moneda extranjera, toda vez que la investigación patrimonial no ha desvelado por el momento vínculos que justifiquen la posesión de dicha cantidad con países extranjeros", dejaron por escrito.