José Luis Ábalos llegó al Tribunal Supremo con la intención de no declarar. Sus argumentos eran dos: que no tenía todos los dispositivos que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil se llevó de su casa y que se encontraba anímicamente en una situación muy complicada, con su casa vandalizada. "No puedo establecer un relato coherente", anunció al juez Leopoldo Puente al inicio de la cita, según la declaración judicial a la que ha tenido acceso este medio. Pidió al magistrado tiempo, "unos días". Luego, terminó declarando, aunque no mucho y para negarlo todo.

Para entender qué hay detrás de esto hay que explicar un fin de semana frenético. Primero, los antecedentes. El lunes anterior, el PSOE decidió expulsar al exministro de Transportes y exsecretario de Organización de la formación tras 16 meses con un expediente congelado. Esto provocó el enfado y el sentimiento de total escisión de Ábalos con respecto a los que habían sido sus compañeros de partido. En este punto, comenzó a emerger la idea de hablar con la Fiscalía Anticorrupción.

El pasado jueves, el letrado del exministro trasladó al fiscal jefe de esta Fiscalía especial, Alejandro Luzón, la intención de Ábalos de declarar. La idea, tal y como avanzó 'El Mundo', era organizar de manera exhaustiva un relato en el que se pudiera hablar de asuntos como el rescate de Air Europa, el viaje de Delcy Rodríguez a España o el conocimiento de Pedro Sánchez de algunos de los asuntos de fondo del entramado corrupto que presuntamente encabezaba Santos Cerdán.

El mensaje de esta nueva actitud de Ábalos había llegado también al Tribunal Supremo. Quizás, por eso, tanto Fiscalía como juez tenían milimétricamente preparado un interrogatorio dividido en tres bloques de preguntas: uno sobre Claudia Montes, la mujer que fue Miss Asturias 2017 y que fue colocada en una empresa pública; otro de la compañía aérea y las supuestas prebendas a cambio de rescatarla; y un tercero sobre los amaños de contratos de obra pública en el Ministerio.

Sin embargo, el plan nunca llega a amarrarse. El fin de semana, algo cambió. La noticia de que el actual diputado del Grupo Mixto estaba dispuesto a pactar con el Ministerio Público había corrido ya por los mentideros judiciales. El propio Ábalos, de hecho, llega a deslizarlo en una entrevista radiofónica: estaba abierto, dijo, a "todos los escenarios judiciales". La frase anticipa la que iba a ser su línea de defensa. Se sentía traicionado, el "gilipollas" de la trama, alguien "maltratado" por el partido y engañado por su propio asesor, que le había grabado durante años.

Muy al contrario, lo que transmitía el entorno de Koldo García era una férrea disposición a guardar silencio a riesgo, incluso, de acabar en prisión provisional. Este fue el motivo, indican voces jurídicas, del cambio de abogado en mitad de la semana, a cuatro días de su cita en el alto tribunal.

Por eso, cuando las cámaras de 'La Sexta' captaron al exministro y a García a última hora de este domingo entrando en el despacho del abogado José Aníbal Álvarez, ubicado en una céntrica calle de Madrid, muchos comenzaron a entender que el tablero se estaba moviendo. En el momento de perfilar al máximo las estrategias, a menos de 24 horas de acudir al Supremo, la imagen televisiva revelaba que el político y su exasesor, lejos de romper, estaban acercando posturas. Lo que allí dentro se habló solo lo saben ellos, pero lo cierto es que, al salir, la defensa de Ábalos transmitió a la Fiscalía que al día siguiente no habría confesión.

Este lunes, el exministro se ha sentado ante al juez Puente, ha explicado que está "desubicado" y "destrozado", y ha dicho que, aunque el Ministerio Fiscal sabía de su intención de colaborar, necesitaba algunos días más. No obstante, ofreció al magistrado que, si quería hacer alguna pregunta concreta, estaba dispuesto a contestar.

Esto valió al togado para empezar con su interrogatorio, pero Ábalos negó cualquier irregularidad una y otra vez, y tras hora y media, cuando el fiscal Luzón estaba siendo más incisivo con el asunto de las adjudicaciones de obras en Transportes, advirtió de que no quería declarar más y se acogía a su derecho a no hacerlo. Desde la Fiscalía señalan que, del interrogatorio de este lunes, trasluce "cero colaboración" y advierten de que esto complica y mucho las posibilidades de una petición favorable de penas de cara a un procesamiento. Es decir, las posibilidades de un pacto se diluyen.

Fuentes del entorno de Ábalos hablan de que es "incontrolable". Otras fuentes jurídicas leen en la actitud de los últimos días un pacto 'in extremis' con Koldo García con algún motivo que todavía no alcanzan a entender.

"Parece que habla para los medios"

La defensa de Ábalos este lunes se asemejó más a la que parece que va a llevar Santos Cerdán, negando incluso la veracidad de las grabaciones, que a la mantenida por el empresario Víctor de Aldama, que ha señalado a ministros y miembros del actual Gobierno de España por el cobro de mordidas llegando, incluso, a incriminarse a sí mismo en nuevos delitos.

El juez Puente le preguntó que si había escuchado los audios, a lo que el exministro contestó que le costaba "mucho" reconocerse en ellos, que "ininteligible" se repetía demasiado y que le costaba pensar que le hubieran podido grabar. "Pero es evidente que le han grabado", refutó el magistrado. Él continuó en la línea de no reconocer siquiera su voz, y aseguró que había conversaciones que ahí se trataban que no podían haber sido mantenidas por él. Reflejó, además, que el informe de la UCO ponía el acento en lo que le incriminaba. "Esto es una declaración judicial, y estas quejas están fuera de lugar", le corrigió el juez.

El fiscal Luzón, en su turno, quiso incidir en el tema de los audios y saber si Ábalos directamente negaba su voz. "No me reconozco, no quiero entrar en ellas [en las grabaciones] hasta que no tenga el convencimiento de que son fieles", concluyó.

Ábalos fue tajante en los tres bloques: a Claudia Montes la conoció por Instagram, pero no la enchufó en ningún trabajo, concurrió para trabajar en Logirail (una empresa pública) por los cauces legales; sobre la nota de prensa en la que el Gobierno anunciaba el rescate millonario de Air Europa, no tiene ni idea de por qué terminó en manos de Víctor de Aldama antes de que se publicara: sería cosa del secretario de Estado, adujo. Y nada de que a cambio de eso le regalaran unas vacaciones en Marbella. El chalé, aseguró, lo pagó él en parte, y si se puso a nombre de la mujer de Koldo García era por tener "intimidad". De amaños de contratos en el Ministerio nunca supo nada, y nunca cobró nada ilegal.

En algunas cuestiones el juez Puente llegó a pensar que Ábalos se iba por las ramas. "No es lo que se le pregunta, parece que habla para los medios de comunicación".