Alrededor del PSOE se ha tejido durante los últimos años una red de influencias a la que podría denominarse como PSOE S.A. El fenómeno se entiende bien si se piensa en dos círculos concéntricos y se sitúa en el interior el núcleo político del partido y, en el exterior, el empresarial, que se surte del primero y, a la vez, lo engorda. Dentro de ese sistema, hay una figura clave, más allá de Pedro Sánchez. Es la de José Luis Rodríguez Zapatero.
No es casualidad que José Luis Ábalos -que no da puntada sin hilo- señalara a uno de sus hombres clave el pasado lunes a José Blanco ante el juez Leopoldo Puente. "Me propuso a la presidenta de ADIF", Isabel Pardo de Vera. "Mucha gente me dio propuestas. Yo quería conservar incluso a cargos del PP, pero me dijeron que no".
Unos minutos después de que trascendiera este mensaje, Blanco escribió el siguiente tuit: "Ábalos dice la verdad, yo le sugerí varios nombres, entre ellos el de Isabel Pardo de Vera (persona con la que no tenía relación, pero sí buenas referencias profesionales). Las sugerencias no las hice para interferir en sus nombramientos y decisiones, han sido a petición suya, el día que lo nombraron ministro". Unas horas después, lo eliminó.
Los mismos pasillos
Blanco comparte dos nexos con Ábalos que no son una cuestión menor: ambos fueron ministros de Fomento y ambos ostentaron la Secretaría de Organización del PSOE, de la cual, por cierto, fue desahuciado Santos Cerdán hace unas semanas. Cuando sus sucesores recorrieron por primera vez aquellos pasillos, Blanco los tenía ya bien estudiados. Por eso sabía quién era Pardo de Vera, a cuya casa, por cierto, entró la UCO el pasado miércoles, en busca de documentación sobre las adjudicaciones presuntamente amañadas de la trama que salpica a los socialistas.
Blanco es un hombre de Rodríguez Zapatero. Su cima política la alcanzó durante su Gobierno. A finales de la década anterior, se enroló en el proyecto de Acento Public Affairs, una empresa especializada en asuntos públicos que se constituyó a principios de 2019, con Pedro Sánchez en Moncloa, y con socios capitalistas que, en algún caso, todavía intentan guardar el anonimato, pero los cuales tienen intereses en Europa y Asia.
La consultora ha acaparado decenas de titulares en los últimos años por la vinculación que han adquirido con ella exaltos cargos del PSOE y del PP -Alfonso Alonso-. José Blanco incluso quiso reclutar a Alberto Garzón al poco tiempo de abandonar el ministerio. Fuentes conocedoras de las conversaciones explican que el exministro de Consumo aceptó, en principio, pero finalmente se echó para atrás ante la polémica que generó este movimiento dentro y fuera de Sumar.
José Blanco no dispone de estudios superiores, pero ejerce de consejero delegado de una empresa que vivió en 2024 su año más próspero, con 9,58 millones de euros de recaudación y 2 millones de beneficio. Sus cuentas están firmadas por Alfonso Alonso y por su director general, Guillermo Martín Suárez, afiliado al PSOE y a UGT desde los 18 años y exconsejero de Presidencia del Gobierno de Asturias.
Acento cuenta en su plantilla con el exministro de Industria (2006-2008) Joan Clos, así como con expolíticos como Elena Valenciano, Valeriano Gómez o José María Lasalle. Entre los nombres que figuran en su equipo se encuentra el de Esteban González, el hijo de Esteban González Pons.
Desde su oficina en Bruselas, ha realizado lobby para empresas como Mediapro, ISDIN o Lilly, así como para LaLiga o el Colegio de Ingenieros. Con la Embajada de Marruecos llegó a rubricar un contrato de entre 500.000 y 600.000 euros para defender su postura sobre la política de cooperación en el Mediterráneo. Con Huawei -empresa implicada en un presunto caso de corrupción en el Parlamento Europeo- también llegó a un lucrativo acuerdo de entre 200.000 y 300.000 euros anuales.
Alrededor de Huawei
El Partido Popular registró varias preguntas en el Congreso de los Diputados a este último respecto el pasado septiembre, cuando un antiguo efectivo de Acento, Antonio Hernando fue designado como secretario de Estado de Telecomunicaciones a las órdenes del ministro Óscar López.
Llamó la atención su salto de la consultora que hacía lobby por Huawei en Bruselas -donde existe la voluntad de vetar el acceso a las redes de 5G a esta empresa china- al puesto más relevante en esta materia dentro del Gobierno de España. No es el único nexo en este sentido del que se tiene constancia. Therese Jamaa, la pareja del ministro José Manuel Albares fue vicepresidenta de Huawei España. Hace un año, el Gobierno la colocaba en el Consejo de Administración de Hispasat, empresa de satélites con relevancia estratégica y militar.
Existen algunos nexos a este respecto que afectan directamente a Rodríguez Zapatero, quien ha mantenido contacto fluido con personalidades del Gobierno chino durante los últimos años. Según reveló El Confidencial, Fangyoung Du patrocina el think tank madrileño Gate Center, especializado en esparcir la dialéctica sobre el Sur Global que se defiende desde Pekín y del que también forma parte Daniel Romero, responsable de la empresa de relaciones públicas Thinking Heads y amigo personal de zapatero.
Fangyoung Du habría recomendado a Víctor de Aldama para que fuera contratado por Huawei como asesor en España, en mitad de la batalla geopolítica y económica del 5G. Todavía hay más. Las dos hijas de Rodríguez Zapatero regentan una empresa llamada What the Fav. En su lista de clientes figuraba la multinacional china de las telecomunicaciones. También El Plural, por cierto, el diario que hasta hace unos meses estuvo dirigido por Angélica Rubio, otrora asesora de Zapatero en Moncloa, hoy consejera de RTVE, a más de 100.000 sueldos al año.
Todo este razonamiento comenzó con Acento. Hace unos días, Andrea, la exnovia de José Luis Ábalos, aseguró a un medio de comunicación que Santos Cerdán ofreció al exministro, a cambio de su silencio, un cargo en una exconsultora, vinculada al PSOE, así como la posibilidad de firmar columnas de opinión en algún medio amigo y sentarse en mesas de tertulias televisivas para obtener algunos ingresos.
La consultora pudo ser Acento, pero también Zaño, propiedad de Gaspar Zarrías y en la que trabajó Leire Díez mientras realizaba sus trabajos de 'fontanería' a las órdenes de Santos Cerdán. Esta empresa, sita en la calle del doctor Esquerdo, madrileña, facturó en 2022 un total de 1,2 millones de euros, frente a los 0,8 millones de 2023.
Zarrías fue secretario de Estado, dentro de una dependencia encabezada por Manuel Chaves. Ambos fueron condenados dentro del caso ERE. En el caso de Zarrías, por prevaricación continuada. El Tribunal Constitucional obligó en 2024 a la Audiencia de Sevilla a recalcular su pena, al considerar que se había producido una vulneración de los derechos fundamentales durante el procedimiento.
La tela de araña del zapaterismo
Resulta inviable intentar componer un texto sobre la influencia del zapaterismo en la España actual sin abrumar al lector. Porque las derivadas son tantas que incluso podría citarse a Miguel Sebastián, hoy consejero de Indra, pero, a la vez, padrino de Carlos Ocaña, vicepresidente de Telefónica desde hace unos meses. Incluso podría citarse a José Montilla, consejero independiente de Enagás, donde también comparte espacio con José Blanco, al que tampoco se le conoce especialidad en el sector gasista.
Aun así, si se sigue la malla de influencias citada anteriormente, se puede apreciar que Daniel Romero fue accionista de Prisa, al igual que José Miguel Contreras, el empresario mediático más relevante del zapaterismo de ayer y hoy. En Moncloa se cocinó entre 2004 y 2006 un plan de restructuración del panorama mediático por el que se impulsó a empresarios como Contreras y Jaume Roures para intentar buscar un contrapunto a Prisa, al que Zapatero y Miguel Barroso -exsecretario de Estado de Comunicación- asociaban al 'viejo PSOE'.
De ahí surgió la licencia de LaSexta, de la que Contreras fue el primer consejero delegado. El proyecto perdió decenas y decenas de millones de euros en unos pocos años y no declaró la bancarrota porque Antena 3 necesitaba completar una fusión empresarial para no quedar en inferioridad de condiciones, en el mercado publicitario, con Mediaset, que había absorbido Cuatro, a la que Juan Luis Cebrián también condujo al borde de la ruina.
Contreras fundó en 2018 LACOproductora y comenzó a recuperar, a la sombra del PSOE, la influencia política que había perdido durante la etapa de Mariano Rajoy, en la que, por cierto, vendió por una cantidad millonaria su participación en Globomedia.
En pocos meses, se convirtió en el responsable editorial de Prisa y en el muñidor de movimientos que tuvieron gran relevancia. Dentro de RTVE son conscientes de su influencia para situar a Elena Sánchez como presidenta provisional -mientras LACOproductora ingresaba contratos, hasta 30 millones de euros-, así como para apartarla de su puesto, en 2024. Fuentes del anterior Consejo de Administración de la corporación expresan que Elena Sánchez recibió una llamada telefónica de Zapatero -con quien le unía una amistad- para dar un paso atrás, en marzo de ese año.
Contreras fue despedido hace unos meses de Prisa, después de participar en una maniobra para montar un canal de televisión dentro del grupo que su propio presidente, Joseph Oughourlian, rechazó. Ahora, trabaja junto a Adolfo Utor -Balearia- y Andrés Varela Entrecanales -The Pool- para reunir el dinero necesario para presentar una oferta por el Grupo Prisa mientras suceden fenómenos singulares a su alrededor.
Zapatero y Telefónica
Uno de los más llamativos sucedió hace unas semanas en Telefónica, donde Jorge Pezzi -quien fuera su socio en LACOproductora- se convirtió en el nuevo responsable de ficción de Movistar Plus, una empresa, por cierto, que depende de Telefónica Audiovisual S.A., presidida por Javier de Paz, amigo personal de Zapatero y exsecretario general de Juventudes Socialistas. Cuenta una fuente del sector audiovisual que el cambio de cromos causó tanta sorpresa en el sector que incluso Pedro Almodóvar llamó a Movistar para interesarse por el motivo.
Eso sucede a este lado del Atlántico. En el otro, allá en tierras caribeñas, de vez en cuando aparece José Luis Rodríguez Zapatero -miembro del Grupo de Puebla- para auxiliar a Nicolás Maduro o a "su amiga" Delcy Rodríguez, sin que se conozcan exactamente los detalles de la relación entre ambos.
Víctor de Aldama quizás sepa algo. Hace 10 días, apareció en el programa Horizonte, de Iker Jiménez, para lamentar que Zapatero haya hablado tan mal de él, en cuanto a que hasta hace un tiempo mantenían cierta relación. "Que explique qué hacía conmigo en mi avión privado de Caracas a Santo Domingo", explicó.
Esta semana, Zapatero reaparecía en público para, al igual que en la campaña electoral de julio de 2023, volver a auxiliar a un líder en problemas. El expresidente ha adoptado un tono mesiánico, con un discurso simbólico y metafórico que puede generar cierta confusión en el oyente más incauto. Una vez más, volvía a hablar de los derechos que el PSOE había garantizado a los españoles durante las últimas décadas. También criticó a la Conferencia Episcopal.
Unos días antes, había criticado el incremento al 5% del PIB que había propuesto la OTAN, algo que resulta del agrado de algunos socios de investidura de Pedro Sánchez; y de algunos de los países a los que ha viajado en los últimos años, que se encuentran en la trinchera geopolítica contraria a la de la alianza atlántica.
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